Marzorati, Pierluigi (1952-VVVV).
Jugador de baloncesto italiano nacido el 12 de septiembre de 1952 en Figino Serenza, Como. Santo y seña del baloncesto italiano, fue uno de los bases más carismáticos y extraordinarios que ha dado el baloncesto europeo en toda su historia. Su fidelidad a los colores verdiblancos del equipo de Cantú, al que dedicó toda su vida deportiva, le reportó numerosos títulos, entre los que destacan dos Copas de Europa (1982 y 83), cuatro Recopas (1977, 78, 79 y 81), cuatro Copas Korac (1973, 74, 75 y 91) y dos campeonatos Intercontinentales (1975 y 1982). Con la selección azzurri fue 278 veces internacional, con la que consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y el oro en el Europeo de Nantes de 1983, entre otros muchos logros.
Marzorati pertenece a la estirpe, ya en vías de extinción, de jugadores legendarios, fieles a unos colores y a una concepción del baloncesto no exenta de romanticismo. Sus inicios, con apenas 16 años, ya auguraban un futuro lleno de triunfos cuando se proclamó campeón escolar de Italia con el Oranso. Ya en las filas del Pallacanestro Cantú (equipo que ha sufrido mutaciones constantes en su nombre según el patrocinador de turno: Forst, Gabetti, Squibb, Ford, Jolly etc.), ocupó el puesto de base y le asignaron la camiseta con el número 14 a la espalda, que el base transalpino se encargaría de mitificar con una carrera gloriosa.
Durante las 22 temporadas disputadas en la máxima competición italiana (la serie A del pallacanestro) destacó por su magistral dirección del juego y por un absoluto control del ritmo más favorable a sus intereses. Era un jugador cerebral e inteligente, de piernas potentes que le permitían mantener una gran tensión defensiva durante todo el encuentro y que sabía leer los partidos mejor que nadie. De fuerte personalidad, era un consumado especialista en el arte de asistir a sus compañeros aprovechando las transiciones y los rápidos contraataques. Jugadores como el genial Riva, Rossini o el americano Mannion se beneficiaron de la enorme capacidad de Marzorati para pasar el balón. Si bien no destacó por su capacidad anotadora, su tiro mejoró ostensiblemente temporada a temporada.
Por encima de su abrumador palmarés, tanto en su club como en la selección italiana, Marzorati ha pasado a la historia como un ejemplo a seguir, tanto por su fidelidad a su club de siempre como por su actitud sobre el parqué, y se ha convertido en un símbolo del baloncesto italiano. Su brillante personalidad ha trascendido el mundo del deporte, ya que ha ocupado el cargo de embajador europeo de UNICEF. En 1991 se retiró del baloncesto activo tras conseguir la Copa Korac ante el Real Madrid en un emotivo partido que sirvió de espléndido colofón a una trayectoria ejemplar. Posteriormente contrajo matrimonio con la hija de Aldo Allievi, propietario del Cantú y ocupó el cargo de vicepresidente, que aún desempeña en la actualidad.
