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Ocio y entretenimientoBiografía

Martins Vizeu, Diamantino Francisco (1925-VVVV).

Matador de toros portugués, nacido en Lisboa el 21 de julio de 1925. En el planeta de los toros es conocido como Diamantino Vizeu.

Tras abrirse un hueco como novillero en los cosos de su patria, comprendió que sólo podía convertirse en figura del toreo si emprendía en España su carrera taurina. Y así, durante las campañas de 1944 y 1945 recorrió varias plazas españolas, tratando de darse a conocer entre una afición más versada que la portuguesa en los secretos del Arte de Cúchares.

En la temporada de 1946, en el transcurso de la Feria de Abril hispalense, Diamantino Vizeu consiguió la oportunidad que tanto deseaba. Y a fe que no defraudó las expectativas de la afición sevillana, que comentó ampliamente el triunfo cosechado por el animoso novillero luso. Los ecos de este éxito llegaron pronto a Madrid, donde Diamantino Vizeu fue muy bien recibido el día 29 de agosto de aquel mismo año.

Animado por el apoyo que le brindaba la afición de la vieja piel de toro, el joven novillero lisboeta se decidió a convertirse en el primer matador de toros portugués que tomaba la alternativa a la usanza española. Para ello, el día 23 de marzo de 1947 compareció con ilusión y ganas en el ruedo de la plaza de Barcelona, apadrinado por el afamado diestro sevillano Rafael Vega de los Reyes (“Gitanillo de Triana”), quien le cedió los trastos con los que había de acometer la lidia y muerte a estoque del toro Comerciante, perteneciente a la vacada de Escudero Calvo. Aquella histórica tarde actuaron en calidad de testigos dos coletudos no menos afamados que el padrino calé del toricantano: el espada madrileño -pero nacido en Caracas- Antonio Mejías Jiménez (“Antonio Bienvenida”), y el matador madrileño Agustín Parra Dueñas (“Parrita”).

Para completar su doctorado en tauromaquia en las severas “aulas” de los ruedos hispánicos, Diamantino Vizeu compareció el día 15 de junio de 1947 ante la severa y rigurosa afición de la plaza Monuental de Las Ventas (Madrid), dispuesto a confirmar esa alternativa recibida unos meses antes en la Ciudad Condal. Venía a la sazón apadrinado por el espada madrileño José Mejías Jiménez (“Pepe -o Pepote- Bienvenida”), quien le facultó para dar lidia y muerte a estoque a un toro que había pastado en las dehesas de don Anastasio Fernández. Aquella memorable tarde hizo las veces de testigo el coletudo talaverano Emiliano de la Casa García (“Morenito de Talavera”).

Autor

  • JR.