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ReligiónBiografía

Martínez Compañón y Bujanda, Baltazar Jaime (1738-1797).

Religioso y político español, nacido en Cabredo (Navarra) el 10 de enero de 1737 y muerto en Santafé de Bogotá el 17 de agosto de 1797. Fue hijo de Matías Martínez Compañón y de María Teresa Bujanda y Pérez de Villaspre. Aprendió sus primeras letras y el latín en su ciudad natal y, posteriormente, filosofía en el convento mercedario de Calatayud. Cursó estudios de Derecho y Cánones en la Universidad de Huesca y Zaragoza. En 1759 se licenció y doctoró en Cánones en la Universidad de Zaragoza. Regentó las cátedras de Instituta y Prima de Leyes en el colegio de Sancti Spiritus de la Universidad de Oñate, de la que fue rector entre 1763 y 1765. En 1761 fue ordenado sacerdote por el obispo de Calahorra, monseñor Andrés de Porras. Obtuvo en 1763 la canonjía doctoral en la iglesia de Santo Domingo de la Calzada. Pasó a ejercer en 1765 el cargo de capellán en el colegio de San Bartolomé de la Universidad de Salamanca, optó allí el grado de Doctor en Leyes. Ese mismo año fue incorporado a la canonjía doctoral en la iglesia de Santander, designado como juez sinodal del obispado. Poco después se trasladó a Madrid para representar a su cabildo ante el Consejo de Castilla. En este lugar ejerció en 1766 el cargo de consultor de la Inquisición.

Por designación expresa de Carlos III fue nombrado en 1767 Chantre de la iglesia metropolitana de Lima. Partió hacia su nuevo destino el 4 de octubre. Al tomar posesión de su cargo, el 17 de julio de 1768, el gobierno virreinal lo nombró visitador de obras pías, juez ordinario de diezmos y subdelegado apostólico del Tribunal de la Santa Cruzada. En 1770, obtuvo el cargo de rector del seminario de Santo Toribio que iba a mantener hasta 1779. Concurrió al VI Concilio Limense en 1772, en el que se desempeñó como secretario, consultor y canonista del mismo. Como resultado de su destacada labor en dicho evento, el 25 de febrero de 1778, el virrey lo propuso como obispo de Trujillo, ciudad ubicada en la costa norte del Perú. El arzobispo de Lima, Diego Antonio Parada, lo confirmó en dicho cargo el 25 de marzo de 1779; tomó posesión de la sede trujillana el 13 de mayo.

Luego de proveer los curatos vacantes de eclesiásticos entre septiembre de 1779 y enero de 1780, el 4 de abril puso en marcha una visita general a su Obispado. Ésta se dividió en dos etapas. La primera, entre 1780 y 1782, fue dedicada íntegramente a la ciudad de Trujillo, que supuso la visita de la catedral, parroquias y conventos de la ciudad. La segunda, entre 1782 y 1785, se concentró en el recorrido de las provincias adscritas a su diócesis, Piura, Lambayeque, Cajamarca y Chachapoyas. Como acto previo a esta visita general, el obispo remitió dos cuestionarios a los curas de parroquia; éstos debían responder, en el primero, acerca del estado de las doctrinas, parroquias, capellanías, censos, caminos y fiestas; y, en el segundo, sobre las costumbres, supersticiones, producción y comercio. Los objetivos de la visita, en palabras del propio Obispo, consistieron en lograr la revitalización del cristianismo, hacer más útil a la población mediante la educación, crear pueblos de indígenas, fomentar la agricultura y minería, así como, aumentar el comercio exterior e interior. La comitiva de Martínez Compañón estuvo integrada por un misionero, un capellán, un fiscal, un notario y un amanuense. Además se hizo acompañar de varios dibujantes a quienes encomendó la recopilación gráfica de todos los testimonios humanos y materiales de los poblados visitados. Fruto de esta empresa fueron impresas más de 1.300 láminas, compuestas por planos de ciudades y pueblos, retratos de personalidades, representaciones de la historia natural (la flora y la fauna) o de la vida cotidiana (costumbres, danzas, juegos) y reproducciones de restos monumentales prehispánicos. Una de las piezas pictóricas más importantes fue la confección del mapa de la diócesis de Trujillo, obsequiado a Carlos III en 1786. El conjunto de la obra pictórica fue reunida en nueve tomos, y se embarcó a España en dos envíos, uno en 1788 y el otro en 1790, acompañados de una colección de objetos y muestras antiguas, cuyo destino final era el Gabinete de Historia Natural que proyectaba establecer la Corte en Madrid.

Con el tiempo, los objetos y muestras se perdieron, mientras que las láminas fueron depositadas definitivamente en el Palacio Real; éstas fueron editadas de modo fragmentario en 1936 y de forma completa entre 1986 y 1992. En ambos casos llevaron el título de Trujillo del Perú. Por otra parte, los apuntes inéditos que dejó la visita pastoral fueron utilizados por José Ignacio de Lecuanda para hacer sus descripciones sobre los partidos de Trujillo, publicados entre 1791 y 1792 en el periódico limeño Mercurio Peruano.

Cabe destacar, como logros adicionales de la gestión de Martínez Compañón en Trujillo: la reedificación de la catedral y su sagrario, el realce de las ceremonias de culto católico y el fomento de las obras del seminario de San Carlos y San Marcelo. También puso especial cuidado en la creación de seminarios en los pueblos destinados a los futuros evangelizadores de indígenas. Además fundó 20 pueblos indígenas y trasladó otros 17 pueblos con la intención de ejercer un mejor control de su educación y cristianización, financió cerca de 50 escuelas de primeras letras y 4 internados para niños y jóvenes indígenas. Su obra en el obispado peruano se completa con la creación de 41 curatos, la edificación de 39 iglesias, el trazado de 6 caminos de herradura para mejorar la comunicación entre las regiones de la costa, la sierra y la selva, y, por último, la construcción de 3 canales de riego para experimentar con el cultivo de la cascarilla, el cacao, el lino, el tabaco, el algodón y algunas variedades de frutales. Dejó también preparado un proyecto para incentivar la explotación de la mina de plata de Hualgayoc en Cajamarca. Fue promovido por el virrey a la archidiócesis de Santafé de Bogotá el 13 de septiembre de 1788, pero ante la tardanza de su sucesor, José Andrés Achurra, permaneció en Trujillo hasta el 6 de enero de 1791. Su entrada pública en Bogotá se produjo el 12 de marzo de 1791.

Entre sus aportaciones destacan, además, la cesión de las casas arzobispales para el ensanche de la Casa de la Moneda, la conclusión de la edificación de la catedral bogotana el 3 de junio de 1792, el mandato de la construcción de las iglesias de San José y de San Francisco y la financiación del Colegio de Educandas. Martínez Compañón mantuvo una estrecha amistad, no exenta de interés, con el sabio neogranadino José Celestino Mutis, a quien ayudó en la confección de su Flora de Bogotá. Asimismo protegió al patriota neogranadino Antonio Nariño e intercedió a favor de los sospechosos de haber participado en la confección de los pasquines sediciosos de 1795. Falleció en la ciudad de Bogotá a los sesenta años.

Bibliografía

  • VARGAS UGARTE, Rubén: Tres figuras señeras del episcopado americano. Lima, 1966

  • PÉREZ AYALA, José Manuel: Baltasar Jaime Martínez Compañón. Prelado español de Colombia y Perú (1737-1797). Bogotá, 1955

  • RESTREPO, Daniel: La Iglesia de Trujillo (Perú) bajo el episcopado de Baltazar Jaime Martínez Compañón (1780-1790). Vitoria-Gasteiz, 1992

Víctor Peralta.

Autor

  • VP