Martín Rodríguez, José Luis (1936-2004).
Historiador y catedrático de Historia de la Edad Media, nacido en Monlera, (Salamanca) el 22 de diciembre de 1936 y muerto en Salamanca el 17 de octubre de 2004.
Estudió magisterio en la Escuela Normal de Salamanca. Fue profesor de Educación General Básica por oposición. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca y Barcelona. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Barcelona, en 1962, y se doctoró por la misma Universidad tres años más tarde.
En octubre de 1966 consiguió la cátedra de Historia de la Edad Media, Universal y de España de la Universidad de Salamanca. Fue director del departamento de Historia Medieval de la Facultad de Historia y, posteriormente, secretario y decano de dicha Facultad. De la cátedra de la Universidad de Salamanca pasó a ocupar el mismo puesto en la Universidad Complutense de Madrid. Posteriormente volvió a Salamanca y finalmente fue nombrado catedrático de Historia Medieval de la UNED. Su labor docente le convirtió en maestro de toda una generación de medievalistas tanto en Madrid como en su Salamanca natal.
En 1988 fue nombrado presidente de la Comisión Organizadora del Primer Congreso de Historia de Salamanca. En la década de 1990 estuvo al frente del Centro de Estudios Salmantinos, al tiempo que dirigió la edición de Historia de Salamanca, obra que vio la luz en 2002.
Su labor divulgativa, complementaria de la docente, se inició con la publicación en 1974 de su tesis doctoral, titulada Orígenes de la Orden Militar de Santiago. En 1976 editó La Península en la Edad Media y Evolución económica de la Península Ibérica. En 1981 publicó Propiedades del Cabildo Segoviano. En 1983 fue editada su obra Economía y sociedad en los reinos hispánicos de la Baja Edad Media. Posteriormente publicó: Los documentos del Archivo de la Catedral de Zamora, s. XII-XIII hasta 1261. En 1988 fue publicada su obra Religión y sociedad Medieval. El catecismo de Pedro de Cuéllar, 1325, realizado en colaboración con Antonio Linage Conde, y por la que fueron nominados candidatos para el Premio Nacional de Historia. Tras estas publicaciones, centró sus investigaciones en torno a las Cortes, así publicó: Las Cortes catalanas en la guerra de los dos Pedros, Las Cortes durante el gobierno de Pedro el Ceremonioso, Cortes de Castilla y León y Cortes de Portugal, Las Cortes Medievales. En la última etapa de su vida sus publicaciones se centraron más en los temas políticos, en este sentido publicó Castellano y libre: mito y realidad. Sus últimos trabajos estuvieron dedicadas a Isabel la Católica, con motivo del 550º aniversario de la reina.
Además de su labor divulgativa y docente, José Luis Martín fue un intelectual comprometido social y políticamente. A los 29 años, cuando obtuvo la cátedra de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca, llevaba años trabajando como profesor en pueblos de la provincia y su militancia antifranquista ya era conocida. En la década de 1960, como miembro del claustro de la Facultad de Filosofía y Letras, se implicó en actividades contrarias al régimen dictatorial y participó en diversas actividades clandestinas en pos de la libertad. Fue uno de los firmantes del manifiesto de protesta que en 1971 algunos profesores de Salamanca publicaron en contra de la Ley de Orden Público, la cual trató de limitar la autonomía universitaria. En estas mismas fechas, muy involucrado en los incipientes movimientos de izquierdas que surgían en Salamanca, José Luis Martín se puso al frente de la protesta contra la instalación de una central nuclear en la localidad de Juzbado. Fue promotor de la Junta Democrática de Salamanca, desde donde entabló relación con otros grupos de oposición.
Participó activamente en la I Reunión de Intelectuales, Profesionales y Artistas, al tiempo que se integró en grupos que defendían el regionalismo de Castilla y León. Fue el impulsor del Instituto Regional Castellano-Leonés y en las elecciones de 1979, fue presentado por esta organización como candidato al Senado. Ya en la etapa democrática, José Luis Martín se acercó a las posturas del PSOE, partido con el que fue gobernador civil de Salamanca en 1982. Dimitió como gobernador civil para no firmar la instalación de la central nuclear contra la que años atrás se había manifestado. Esta dimisión marcó su alejamiento de la vida política.
