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LiteraturaBiografía

Martin du Gard, Roger (1881-1958).

Narrador y dramaturgo francés, nacido en Neuilly-sur-Seine (París) el 23 de marzo de 1881 y fallecido en Bellême (Orne) el 23 de agosto 1958. Autor de una notable producción narrativa en la que, por medio de una prosa adusta y concisa, analiza la crisis de valores morales de la sociedad burguesa y aborda los conflictos entre la fe y la razón (para acabar decantándose por un humanismo ateo en el que la ciencia parece sustituir a las creencias religiosas), está considerado como una de las voces más destacadas de las Letras francesas contemporáneas. En 1937, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura, por "la artística energía y veracidad con que ha reflejado tanto los conflictos humanos generales, como algunos aspectos fundamentales de la vida moderna en su ciclo de novelas Los Thibault".

Vida

Nacido en el seno de una familia acomodada perteneciente a la alta burguesía católica, cursó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, donde no logró aprobar el curso preparatorio para realizar la carrera de Letras. Impulsado, ya desde aquella etapa juvenil, por su acusada vocación humanística, en 1899 ingresó en la École des Chartes, en la que obtuvo el diploma de archivero especializado en documentos paleográficos. La disciplina analítica, el rigor científico y el gusto por la descripción paciente y minuciosa inherentes a esta profesión se habrían de hacer notar en su posterior producción literaria.

Desde niño, Roger Martin du Gard había manifestado un vivo interés por los conocimientos literarios, a los que accedió de forma autodidacta por medio de la consulta de diversas fuentes enciclopédicas. En su correspondencia juvenil siguió dejando patente su firme voluntad de dedicarse profesionalmente al cultivo de la creación literaria, mientras continuaba enfrascado en copiosas lecturas que le iban introduciendo poco a poco en los secretos del oficio. A comienzos de 1906, tras haber contraído matrimonio con la joven católica Héléne Foucault, hija de un prestigioso abogado parisino, se instaló en París y empezó a redactar una primera novela que pensaba titular Una vie de saint; pero al año siguiente, coincidiendo con el nacimiento de su única hija, abandonó la escritura de esta obra debido a las malas críticas que recibía de todos aquellos a los que había entregado algún borrador.

Lejos de desanimarse por estos titubeantes inicios de su trayectoria literaria, emprendió la redacción de una nueva narración extensa que consiguió dar a la imprenta bajo el título de Devenir (1908). En ella, Martin du Gard ofrecía una interesante semblanza de un artista frustrado, adobada con algunas pinceladas satíricas contra la clase burguesa que, pese a su voluntad de denuncia, aún estaban lejos de alcanzar esa profundidad de análisis la historia, la política y la sociedad que habría de caracterizar su obra de madurez. Un año después, inició la redacción de otra novela, Marise, que también dejó inconclusa ante las opiniones desfavorables de quienes iban leyendo el manuscrito; sin embargo, antes de deshacerse de esta segunda novela fallida Martin du Gard conservó un fragmento que le parecía digno de ser publicado, y que acabó saliendo a la luz como novela corta bajo el título de L'une de nous (1909). La aparición de esta obra demostró el acierto de quienes habían desaconsejado su publicación, ya que en sus páginas se hacía aún visible la inmadurez creativa del escritor de Neuilly-sur-Seine, demasiado anclado todavía en el sentimentalismo tardo-romántico y en los tópicos desgastados del naturalismo.

Mientras se entregaba a la escritura de estas obras, Roger Martin du Gard cursaba con provecho una serie de estudios sociológicos que luego habrían de enriquecer su producción narrativa de mayor calado. Asfixiado por la intensa vida social y cultural de la capital francesa, en 1910 se retiró a la pequeña población de Verger d'Augny, en donde halló el sosiego necesario para escribir su primera narración notable, Jean Barois (1913), una magnífica reconstrucción de la Francia de finales del siglo XIX, convulsionada por la polémica del caso Dreyfus. Esta novela, que había sido rechazada por varios editores hasta que el prestigioso sello Gallimard aceptó su publicación, recibió grandes alabanzas por parte de algunos destacados intelectuales del momento -como el poeta y ensayista Charles Péguy (1873-1914) y el historiador de la literatura Lanson-, que la celebraron como la mejor obra de ficción que, hasta entonces, se había escrito acerca de ese turbio episodio de la reciente historia de Francia. Martin du Gard había sorprendido con una narración eminentemente dialogada, en la que se cruzaban otras modalidades de escritura (como las descripciones, las epístolas intercambiadas entre los personajes o los documentos históricos referidos al caso Dreyfus) que favorecían el progreso de la trama argumental y reflejaban con maestría y eficacia la evolución espiritual del protagonista, un librepensador convertido, a la postre, al catolicismo.

Las buenas críticas recibidas por Jean Barois alentaron la vocación literaria de Martin du Gard, quien decidió probar fortuna en el género teatral con la farsa Le testament du pére Leleu, estrenada en 1914. El estallido de la Primera Guerra Mundial provocó que esta primera incursión del escritor de Neuilly-sur-Seine en los dominios de Talía pasara prácticamente inadvertida en la cartelera parisina, mientras su autor era movilizado para que se incorporase a la Intendencia del Primer Cuerpo de Caballería, destino al que permaneció ligado durante toda la contienda bélica internacional. Acabada la guerra, volvió a afincarse en París y, todavía ilusionado en sus viejos proyectos teatrales, colaboró activamente con el gran actor y director Jacques Copeau (1879-1949) en su lucha por la reapertura de célebre teatro Vieux Colombier. Por aquel tiempo, Martin du Gard comenzó a escribir las primeras páginas de su famoso Journal (Diario), en el que trabajó ininterrumpidamente hasta 1949.

Pero un proyecto literario mucho más ambicioso se estaba gestando ya en su inquieta imaginación creativa. A comienzos de los años veinte, Roger Martin du Gard había concebido un vasto universo de ficción que, acotado por límites temporales concretos (desde 1870 hasta el estallido de la I Guerra Mundial), habría de abarcar y reflejar los vaivenes políticos, sociales, espirituales e ideológicos de aquella clase burguesa a la que pertenecía el propio escritor, sometida -a lo largo de dicho período- a una constante sucesión de innovaciones que habían obrado en ella substanciosas transformaciones. Fruto de este interés por novelar no sólo la historia reciente, sino también los profundos cambios ideológicos que la habían presidido, fue el monumental ciclo de narraciones Los Thibault (1922-1940), integrado por ocho novelas que Martin du Gard fue redactando, paciente y minuciosamente, durante casi veinte años. El valor literario y el interés histórico y sociológico de este ciclo novelesco no pasaron inadvertidos en las esferas más altas del ámbito cultural europeo, hasta el extremo de que, en 1937, cuando la Academia Sueca concedió el Premio Nobel a Martin du Gard, se hizo constar la importancia decisiva, a la hora de valorar los méritos de su candidatura, de esta serie de novelas que, por aquel entonces, aún no estaba cerrada.

Los protagonistas del ciclo Los Thibault son los hermanos Antoine y Jacques, miembros de una familia burguesa acomodada y, a la postre, magníficos representantes de la quiebra de los valores espirituales de su clase (especialmente, de ese espíritu religioso que ha ido dejando paso a la ciencia y la razón). En el transcurso del casi medio siglo en que se desarrolla la acción del ciclo, los hermanos Thibault asisten también a la desilusión generada por el fracaso de los movimientos socialistas. Los títulos de las novelas que conforman este vasto monumento en prosa -inspirado, en parte, en la obra de Stendhal (1783-1842) y en Guerra y paz, de Tolstoi (1828-1910), dos de los autores recurrentes en las lecturas autodidactas del joven Martin du Gard- son los siguientes: Le cahiers gris (1922), Le pénitencier (1922), La belle saison (1923), La consultation (1928), La sorellina (1928), La mort du père (1929), L'été 1914 (1936) y Épilogue (1940).

Al iniciar la redacción de este ambicioso trabajo, Roger Martin du Gard volvió a abandonar el tráfago parisino y se refugió, primero, en Clermont (en el departamento de Oise), de donde pasó a Tertre y, posteriormente, a Cassis. Afincado luego en Niza, mientras seguía escribiendo su monumental novela-río viajó por varias capitales europeas (entre ellas Roma y Estocolmo, ciudad, esta última, a la que acudió en 1937 para recoger el Premio Nobel) y, a finales de la década de los años treinta, realizó un prolongado viaje por los Estados Unidos de América, al regreso del cual, ya instalado nuevamente en Francia, dio a la imprenta la última entrega de Los Thibault. Poco después, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Francia por parte de las tropas alemanas, volvió a fijar su residencia en Niza, donde tuvo noticias de que los nazis le consideraban como un peligroso enemigo; así las cosas, buscó su seguridad en una tranquila localidad del departamento de Lot, en la que vivía su hija, y allí permaneció hasta 1944, año en el que volvió a afincarse en Niza. Desde entonces hasta el momento de la muerte de su esposa (1949), vivió a caballo entre la bella ciudad mediterránea y la capital del país.

A mediados del siglo XX, ya casi septuagenario, Roger Martin du Gard experimentó una poderosa fascinación por el nuevo arte de dicha centuria y sintió la necesidad de trabajar para el cine. En colaboración con Pierre Herbart, escribió un guión cinematográfico que no era sino una adaptación libre de dos novelas suyas, Le cahier gris (1921) y Le penitencier (1922), las dos primeras entregas del ciclo Los Thibault. Ya por aquel entonces estaba consagrado como uno de los grandes patriarcas de las Letras francesas contemporáneas, en las que ocupaba diferentes cargos que testimoniaban el aprecio que le profesaban otros escritores (como el de Presidente de Honor de la "Societé des Amis de León Blum"). Durante aquellos años de vejez, fue gran amigo y compañero habitual de André Gide (1869-1951), al que asistió en sus postreros días de existencia; fruto de esta íntima relación entre ambos autores ancianos fue un interesante libro de Martin du Gard Notes sur André Gide (1951), publicado el mismo año en que había muerto su amigo. Además de Gide, dentro del mundo de las Letras mantuvo una espléndida relación de amistad con el ya citado Jacques Copeau y con Valéry Larbaud (1881-1957).

Siempre pendiente de las circunstancias sociales y políticas que le rodeaban, tras el estallido de la Guerra de Argelia (1954-1962) Roger Martin du Gard fue uno de los intelectuales que levantó su voz para protestar airadamente contra la detención de Henri Alleg, autor del polémico libro La question. Poco después, retirado en su casa rural del departamento de Orne, perdió la vida el autor de Los Thibault, dejando inconclusa la novela que por aquel entonces estaba redactando, Le lieutenant-colonel de Maumort (El teniente-coronel de Maumort), manuscrito incompleto que no vio la luz hasta 1983.

En líneas generales, su prosa de ficción -con Jean Boris y las novelas del ciclo de Los Thibault a la cabeza- constituye una de las crónicas más documentadas de las grandes crisis que afectaron a Francia -y, en general, a toda Europa- desde finales del siglo XIX hasta la I Guerra Mundial. La crítica especializada ha hablado de "suprahistoricidad" al referirse al rigor con que Martin du Gard anota los acontecimientos del pasado reciente y los convierte en material literario, sin que por ello pierdan un ápice de su valor testimonial o documental; antes bien, resultan aún más elocuentes y fidedignos que si estuvieran expuestos en un vulgar tratado de Historia, ya que la perfecta reconstrucción de los ambientes en que se produjeron -faceta en la que Martin du Gard se reveló también como un consumado maestro- contribuye a fijar su recuerdo en la memoria del lector.

Al margen de los títulos ya mencionados en parágrafos anteriores, en la producción impresa de Roger Martin du Gard figuran otras obras como L'Abbaey de Jumièges: Étude archéologique des ruines (1909), Témoignage (9121), La Gonfle (1928), Noize-Monts-les-Vierges (1928), Dialogue (1930), Confidence africaine (1931), Un taciturne (1931), Vielle France (1933) y Souvenirs autobiographiques et littéraires (1955). Tres años antes de su desaparición vieron la luz sus Oeuvres complètes (Obras completas, 1955), y con carácter póstumo fue editada su abundante y valiosa correspondencia -Correspondance (1968) y Correspondance Générale (1980)-, de extraordinaria utilidad para el conocimiento de la historia y la literatura francesas de la primera mitad del siglo XX.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.