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BotánicaQuímicaLiteraturaBiografía

Martí y Franqués, Antonio (1750-1832).

Científico español nacido en Altafulla, Tarragona, en 1750 y muerto también en Tarragona en 1832. Nació en el seno de una noble y acomodada familia catalana, que tenía repartidos sus intereses en diversas comarcas próximas a Tarragona. Realizó sus primeros estudios en su propia casa, hasta que, a los catorce años, ingresó en la universidad de Cervera, siguiendo la costumbre de sus antepasados; si bien está documentada la estancia de Martí en dicha universidad, nada se sabe acerca de por cuánto tiempo se prolongó, aunque parece poder asegurarse que no llegó a obtener título alguno.

Una faceta bien conocida de su formación es su profundo conocimiento del latín, griego, francés, alemán, inglés e italiano, idiomas que le permitieron tanto el cultivo de los clásicos como la continua puesta al día en los temas científicos de su época. El catálogo de los restos de su biblioteca impresiona por la presencia de cuantos autores destacaron en las disciplinas que él cultivara y por las colecciones de revistas científicas que llegó a acumular.

En 1800, cuando ya era un científico conocido, hizo un viaje hasta finales del siguiente año, durante el cual visitó instituciones científicas de París, Londres, La Haya, Amsterdam, Bruselas y otras importantes ciudades europeas. Fue éste un hecho excepcional, por cuanto Martí apenas abandonaba sus fincas de Tarragona, ocupado como estaba en sus investigaciones, en la administración de sus haciendas y en los negocios de exportación.

Martí es conocido principalmente por la precisión de sus estudios sobre la composición del aire, pero su interés fundamental se centró en la botánica y muy especialmente en la fisiología vegetal; en realidad, sus estudios sobre los gases tenían para él un carácter complementario a su actividad central.

Cronológicamente, la primera de sus memorias que se conserva es la que con el título "Sobre algunas producciones que resultan de la combinación de varias sustancias aeriformes" presentara en 1787 en la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona. Sin duda, Martí se interesó por estos temas al reproducir las experiencias de Jan Ingen-Housz sobre los aires desprendidos por las plantas. La memoria constituye una puesta al día sobre las investigaciones en torno a los gases, con especial referencia a la composición y descomposición del agua. Frente a la opinión de Joseph Priestley, Martí se muestra de acuerdo con Lavoisier en cuanto a la inexistencia del flogisto. Esta memoria es la que menos aportaciones personales presenta, pero queda en ella constancia de la sólida preparación de Martí y de su capacidad para plantear y resolver sus experiencias, desarrolladas en el bien dotado laboratorio que había montado al efecto. En el mismo año presentó Martí una nueva memoria en la academia citada, bajo el título "El aire vital de las plantas y particularmente de la pita", de la que sólo se conserva el resumen manuscrito del autor. Se exponen en él los métodos de Priestley e Ingen-Housz para recoger y valorar el oxígeno desprendido por las plantas y las experiencias de Martí; entre los resultados obtenidos destaca que las hojas de las plantas sumergidas en agua y expuestas al sol desprenden oxígeno en cualquier época del año, que la pita se distingue por su elevada producción de oxígeno y que la velocidad de desprendimiento es función de la intensidad de la luz.

La memoria que consagró a Martí como químico es la titulada "Sobre la cantidad de aire vital que se halla en el aire atmosférico y sobre varios métodos de conocerla", leída en la repetida academia en 1790 y reproducida total o parcialmente en diversas publicaciones españolas y extranjeras; por cierto, la mutilación de algunos pasajes y la deficiente traducción de otros, impidió una correcta valoración de Martí en algunos ambientes europeos, como puso de manifiesto Jean-Baptiste Biot, después de tratar personalmente a Martí, en una conocida carta a Claude Louis Berthollet. En la citada memoria, Martí mostró de manera irrefutable que el contenido en oxígeno de la atmósfera es de 21 por ciento, sin llegar nunca a 22; por las mismas fechas, Lavoisier sostenía que existía un 27 por ciento de oxígeno.

Martí hizo sus comprobaciones en condiciones muy distintas y comprendió que las posibles variaciones del contenido en oxígeno del aire estarían por debajo de la precisión del método empleado, que alcanzaba a las centésimas. Acerca de dichas variaciones, estima que sólo podrán ser valoradas "cuando sean conocidos los medios de que se vale la Naturaleza para regenerar el oxígeno consumido constantemente por los procesos respiratorios y las combustiones". Toda esta memoria está plena de agudas observaciones y soluciones originales a los problemas experimentales; es de destacar un ingenioso artificio para reducir a condiciones normales las medidas de presión y temperatura de los gases. También es notable un sifón capilar de su invención para mantener constante la humedad de las macetas en que cultivaba sus plantas.

En 1790, Martí ingresó como socio libre en la Real Academia Médico-práctica de Barcelona, donde en 1791 dio lectura a sus "Experimentos y observaciones sobre los sexos y fecundación de las plantas". Inició Martí estas investigaciones cuando Lázaro Spallanzani publicó en 1785 un trabajo en el que pretendía haber demostrado que la teoría de Linneo de la sexualidad de las plantas no era aplicable a la totalidad de éstas.

Escogió Martí cuatro especies de las utilizadas (sandía, calabaza, espinaca y cáñamo) y logró mostrar que en ningún caso se podía alcanzar la fecundación sin el concurso de flores de ambos sexos, aventurando las formas en que la fecundación podría producirse en circunstancias poco evidentes. No existen más documentos publicados por Martí, aunque sí se dispone de muchas de sus anotaciones.

La destrucción de gran parte de sus aparatos y la pérdida de sus notas durante el saqueo francés de 1811 significó una dura pérdida para Martí, hombre ya maduro a la sazón, que no volvió a hallar una vena fructífera en sus posteriores investigaciones. En el campo de la botánica su interés se desplazó hacia la producción artificial de plantas, que creía posible por una reordenación de la materia inorgánica; algunas de sus observaciones se refieren también al fototropismo, con datos cuantitativos.

Martí estuvo muy interesado por otros aspectos de la ciencia, desde la arqueología hasta la meteorología y determinados temas de la física. Así, por ejemplo, estudió las variaciones que experimenta la temperatura de ebullición del agua en el vacío y también por la adición de ácido clorhídrico; comprendió asimismo la importancia de la temperatura del termómetro húmedo. En sus apuntes figuran cantidad de anotaciones de lecturas de los barómetros y termómetros que había instalado profusamente en sus haciendas.

Aparte de las sociedades científicas a que hemos hecho referencia, Martí estuvo entre los fundadores de la Sociedad Económica de Amigos del País de Tarragona (1787) y participó en la creación de la Academia de Artes de Tarragona (1801). Su vida retirada le impidió el contacto personal con el mundo científico, reducido a su amistad con Francisco Carbonell y Bravo, Agustín Yáñez y Girona, Francisco Sampots y Francisco Salvá y Campillo. Se ha apuntado la gran influencia que pudo tener Martí sobre la formación botánica de Mariano Lagasca Segura, con quien coincidió durante la estancia de éste en Tarragona.

Bibliografía.

Fuentes.

Las memorias que se han citado, fragmentos del diario de Martí y otros documentos importantes fueron impresos con ocasión del primer centenario de su muerte: Antoni de Martí i Franqués, Memòries originals. Estudi biogràfic i documental [Memòries de l'Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona], Barcelona: Sobrinos de López Robert, 1935.

Estudios.

MOLES ORMELLA, E.: Del momento científico español 1775-1825 [Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias], Madrid: C. Bermejo, 1934.
QUINTANA I MARI, A.: "Martí d'Ardenya, ciutadà i home de ciència", en Ciència (Revista Catalana de Ciència i Tecnologia), nº 7, 1932, pp. 100-111.
FONT I QUER, P.: "Martí Franquès, botànic", Ibid., pp. 112-114.
ESTALELLA, J.: "Martí Franqués, físic i meteoròleg", Ibid., pp. 115-118.
MOLES, E.: "La tasca d'En Martí en el camp de la química", Ibid., pp. 119-123.

Eugenio PORTELA MARCO

Autor

  • E. P. Piñero