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HistoriaBiografía

Martí, José Joaquín (1770-?).

Militar español nacido en Palma de Mallorca en 1770. Se desconoce la fecha de su fallecimiento.

Su padre era militar, quien, al poco de nacer José Joaquín, fue destinado a México, por lo que encargó la educación de su hijo a sus abuelos paternos, residentes en Bilbao. Martí estudió las primeras letras en un Colegio de Francia y posteriormente en el Seminario de Nobles de Madrid. A los 16 años ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Mallorca, iniciando la carrera militar a la que se dedica toda su vida.

Los primeros destinos los desempeña en Galicia y Cataluña. Durante la Guerra de la Convención (1793-1795) actúa con el grado de coronel en la campaña del Rosellón y, en 1801, toma parte, como brigadier, en la Guerra de las Naranjas en Portugal. Al año siguiente fue promovido para ser mariscal de campo y poco después general. En calidad de tal actúa en Cataluña como organizador de tropas y servicios militares, y fue nombrado en 1807 inspector general de la Infantería ligera. Tras el motín de Aranjuez, Fernando VII le encarga el mando de las tropas del Real Sitio, si bien Martí desempeñó este cargo durante algunas semanas, trasladándose pronto a Madrid, donde continuó como inspector de Infantería al tiempo que era nombrado consejero de guerra. Declarada la guerra a Napoleón, en 1808, Martí reconoce a Murat, lo que no le impidió trabajar en Madrid por encargo del Consejo de Castilla en la organización de cuerpos militares, hasta que en noviembre de ese año la Junta Central, "sin motivar la disposición -escribe Martí en sus memorias- me despojó de la inspección general de Infantería, destinándome en clase de mariscal de campo al ejército de Cataluña".

En diciembre 1808 vuelve a jurar a José I, pero lo abandona por segunda vez. En su nuevo destino trabaja a las órdenes de Reding como comandante general de los tercios de migueletes, de cuya organización se ocupa desde noviembre hasta febrero de 1809. En esta fecha de nuevo la Central le cambió de destino, sin explicación alguna, enviándolo en espera de órdenes y sin cometido alguno a Granada. Martí permanece ocioso en Granada hasta la llegada de las tropas de José I, en 1810. "Desde ese momento -reconocerá más tarde, en carta al ministro francés del ejército- preferí someterme al nuevo rey, reconocido por la casi totalidad de la nación española, antes que seguir la bandera de la anarquía en que veía sumergido el resto de mi patria, agotada, sin gobierno y sin medios para sostener una lucha desigual". Hasta el fin de la guerra Martí quedó integrado en el ejército de Andalucía, mandado por Soult, quien de inmediato le confirió el grado de teniente general, encargándole la inspección general de su ejército.

En labores de intendencia y de organización de tropas estuvo ocupado durante la guerra, hasta que el 26 de junio de 1813 pasó la frontera, siempre como miembro del ejército de Soult. José I había reconocido los servicios de Martí nombrándolo caballero y comendador de la Orden de España y concediéndole, en 1811, la Legión de Honor. En Francia sufrió durante los primeros años de exilio los típicos cambios de domicilio y dificultades de los refugiados españoles, hasta que en febrero de 1815 Luis XVIII le encarga la organización de un Regimiento colonial extranjero, integrándolo en la 13 división militar francesa de Lorient. Ello le permitió gozar de sueldo militar, aunque en marzo, con la vuelta de Napoleón, fue privado del sueldo. En julio lo recupera, tras el restablecimiento en el trono de Luis XVIII, si bien no recibe encargo militar expreso.

En diciembre de 1817 su nombre desapareció de las listas de oficiales con derecho a sueldo, y desde este momento comenzaron las dificultades para Martí. Aunque recurrió múltiples veces a las autoridades francesas y logró informes favorables de Soult y otros militares, no consiguió que se le considerara militar francés y, en consecuencia, perdió los emolumentos. Las dificultades materiales fueron acuciantes para Martí, considerado únicamente como un refugiado español. Junto a las dificultades de la tesorería francesa para dar satisfacción a las solicitudes económicas, queda explicada la desgracia de Martí por un cambio de consideración hacia él en los medios militares de la Francia de la Restauración. En ellos no se consideraba a Martí un buen realista, pues durante el Imperio de los Cien Días había solicitado empleo militar a Napoleón. En unas memorias que escribió en París, y que fecha en 25 de junio de 1816, Martí explicó con detalle los motivos de su afrancesamiento y su trayectoria vital. De acuerdo con ello, apareció como el típico militar, obsesionado siempre por el orden y la obediencia a sus superiores.

No adoptó una actitud política definida en toda su vida y, aunque sirvió a distintos regímenes políticos, siempre lo hizo con el propósito del cumplidor del deber militar. En consecuencia, Martí es un personaje situado siempre en un término medio, un tanto anodino, aunque profesionalmente manifestó notables cualidades y competencia. Su obsesión, sobre todo durante el exilio en Francia, fue la de obtener un empleo como militar. La última noticia que sobre él se conoce es una carta dirigida al ministro francés del ejército el 1 de marzo de 1820, solicitando su reconocimiento como militar del ejército francés. Debió morir en Francia, pero nada se sabe de las circunstancias concretas.

A. GIL NOVALES.

Autor

  • Gil Novales.