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PolíticaHistoriaBiografía

María II, Reina de Inglaterra (1662-1695).

Reina de Inglaterra desde el 11 de abril de 1689 hasta la fecha de su muerte. Nacida en Londres el 30 de abril de 1662 y muerta en el palacio de Kensinton el 7 de enero de 1695. En todo momento acató las decisiones políticas que adoptó su esposo, el monarca inglés Guillermo III de Orange.

Hija primogénita del monarca Jacobo II, en aquellos años duque de York, y de Ana Hyde, a pesar de que sus padres habían abrazado la fe católica, María fue educada por expreso deseo de su tío, el monarca Carlos II, siguiendo los preceptos que marcaba la Iglesia Anglicana, lo cual le convirtió en una defensora ferviente de esta religión desde su juventud. Recibió la princesa una educación esmerada junto con su hermana Ana en la Corte inglesa, siendo sus preceptores algunos de los intelectuales más prestigiosos del momento, como es el caso de Henry Compton.

Muy pronto las negociaciones para llevar a cabo el matrimonio de María se convirtieron en parte integrante de la política exterior de Carlos II, por lo que no es de extrañar que esta contrajera matrimonio cuando contaba con 15 años, en noviembre de 1677, con su primo Guillermo de Orange, el cual en aquellos años ocupaba el puesto de gobernador de Holanda y era considerado en toda Europa como uno de los principales defensores del protestantismo. La vida de María cambió profundamente con su matrimonio, ya que tras celebrarse la ceremonia abandonó su país natal para instalarse en Holanda, donde demostró su gran interés por los asuntos domésticos y dio muestras de ser poseedora de un notable buen gusto, por lo que dedicó gran parte de su tiempo a la decoración de interiores y sobre todo al diseño de jardines. Pero a pesar de que parecía feliz ocupándose de las mencionadas actividades, la vida matrimonial de la joven princesa fue muy desgraciada, puesto que fueron frecuentes las infidelidades de su esposo, el cual demostró sentir un escaso interés desde un principio por María. De este modo las relaciones extramatrimoniales que mantenía el statuder holandés fueron en aumento cuando quedó demostrado que la pareja era incapaz de tener descendencia, lo cual crispó más aun los ánimos de la princesa, que a pesar de las constantes humillaciones decidió apoyar incondicionalmente las decisiones políticas adoptadas por su esposo.

La muerte de Carlos II y la subida al poder de Jacobo II en el año 1685 marcó un antes y un después en las relaciones entre la Inglaterra y Holanda. De este modo no gustaron a Guillermo los intentos de su suegro por restaurar el catolicismo en Inglaterra y la situación empeoró notablemente en el año 1688, cuando este temió por los derechos de su esposa al trono inglés, puesto que el nacimiento de Jacobo, hijo del monarca y de su segunda esposa, María de Módena, dejaba a María fuera de la sucesión debido a su condición de mujer, ya que a pesar de que era la hija primogénita de Jacobo II y que desde el advenimiento al trono de éste había recibido el título de princesa de Gales, legalmente su hermanastro era quien recibía todos los derechos.

Todos estos acontecimientos impulsaron a Guillermo a levantarse en contra del monarca inglés y a organizar un gran movimiento de oposición, negociando con importantes nobles ingleses, con el fin de que una dinastía católica no lograra afianzarse en Inglaterra. María apoyó firmemente la decisión de su esposo y participó activamente en los preparativos para efectuar el desembarco de ambos en Inglaterra. Así ésta llegó a su país natal en noviembre de 1688 y en febrero del año siguiente se encontraba en Londres, donde siguiendo los dictados de su esposo consiguió que el Parlamento derogara las leyes que impedían a éste recibir la corona.

Finalmente el 11 de abril de 1689 María II consiguió su propósito y fue coronada junto con Guillermo III, oficialmente como reina de Inglaterra, pero a pesar de que ella podía haber ejercido el poder en solitario, renunció a hacerse cargo de los asuntos de Estado y se dedicó a llevar a cabo importantes obras benéficas, como es el caso de la fundación de un hospital para marinos inválidos de Greenwich. Pero que ésta abandonara sus responsabilidades en materia política, no significó que se desentendiera de los asuntos eclesiásticos, por este motivo María II decidió hacerse cargo de las obligaciones que le imponían su condición de jefe de la Iglesia Anglicana.

Durante los años siguientes María II fue una importante colaboradora de Guillermo III, así cuando éste abandonaba Inglaterra por largos periodos de tiempo, bien para hacerse cargo del gobierno de Holanda o para ocuparse de las campañas de conquista que emprendió en Irlanda, se convirtió en regente acatando a la perfección las órdenes que su marido le enviaba desde el exterior. De este modo aunque no se encontraba muy cómoda ejerciendo sus nuevas responsabilidades, en las temporadas en las que no debía ocuparse de la regencia, María emprendió notables reformas en las residencias reales, especialmente en el palacio de Kensintón, tanto en el exterior diseñando los jardines, como en el interior ocupándose de la decoración.

Considerada por sus contemporáneos como una mujer hermosa dotada de una elegancia natural, su muerte de forma prematura, cuando contaba con 32 años, el 7 de enero de 1895, conmocionó a la Corte. No pudieron hacer nada por la vida de la joven reina los mejores médicos de Inglaterra, así ésta falleció como consecuencia de la viruela, enfermedad que contrajo algunos meses antes de su muerte.

Bibliografía

  • VICENS VIVES, J. Historia general Moderna. Siglos XV-XVIII. (Barcelona, Vicens Vives, 1997).

CGS

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