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PolíticaLiteraturaBiografía

Mañé, Teresa, o "Soledad Gustavo" (1866-1939).

Escritora, educadora, traductora, periodista y activista libertaria española, nacida en Barcelona en 1866, y fallecida en Perpiñán (Francia) el 2 de febrero de 1939. Fue una de las mujeres más inteligentes y progresistas de su época, en la que se significó por sus preocupaciones sociales y su lucha constante en favor de la enseñanza laica, la promoción de la mujer, la mejora de las condiciones obreras, la censura de la moral establecida y otras causas implícitas en su firme condición de librepensadora.

Su interés por aplicar su sentido de la igualdad y la justicia en los métodos de enseñanza convirtió a Teresa Mañé en una de las pioneras de las escuelas laicas españolas, una de las cuales fundó en la localidad barcelonesa de Vilanova i la Geltrú, merced al apoyo del mecenas librepensador Gabarró, quien había emprendido una campaña para levantar escuelas racionalistas. Introducida, así, en los principales círculos progresistas catalanes, entabló relaciones con el brioso activista libertario Juan Montseny, con quien contrajo matrimonio civil el 19 de febrero de 1891. De esta unión nacería, en 1905, la futura escritora y ministra anarquista Federica Montseny, en cuya sólida orientación política fue decisivo el talante libertario de la educación que le impartieron sus padres.

Juan Montseny compartía con su mujer esa preocupación por las reformas en materia de educación, por lo que ambos fundaron en Reus una escuela laica mixta. Pero, tras un corto período de tiempo dedicado a esta actividad docente, Juan Montseny fue detenido por haber tomado parte en una manifestación en protesta por el asesinato de los llamados "Mártires de Chicago", lo que le supuso ser incluido en el Proceso de Montjuic. De dicha vista salió deportado a Inglaterra, donde se afincó durante algún tiempo en compañía de su joven esposa.

Sin embargo, el fuerte compromiso social que animaba a ambos esposos les forzó a abandonar la tranquilidad del retiro británico para regresar a España amparados en dos identidades falsas. Así, y durante muchos años, Juan Montseny pasó a llamarse Federico Urales, y Teresa Mañé adoptó el alias de Soledad Gustavo, nombre con el que también firmó algunos de sus escritos literarios y periodísticos. Por aquel entonces, uno y otra ya eran de sobra conocidos en los periódicos y revistas españoles de sesgo liberal, en los que publicaban con frecuencia sus artículos; de ahí que ambos emprendieran una ruidosa campaña en el diario El Progreso (de ideología republicana), tendente a conseguir una revisión del famoso proceso que tan injustamente había condenado a Juan Montseny y a sus correligionarios. Entretanto, y como medio de subsistencia, el matrimonio se dedicaba al cultivo de la tierra, ocupación que ambos cónyuges alternaban con la redacción de folletos, conferencias y colaboraciones periodísticas.

La presencia e integración de ambos en los círculos periodísticos llegó a cobrar tal asentamiento que, en 1898, Juan Montseny fundó La Revista Blanca, donde Teresa Mañé (Soledad Gustavo) publicó la mayor parte de sus artículos. Entre ellos, pueden citarse los titulados "De la Moral", "Influencia del arte en la moral", "Páginas sueltas (de un libro inédito)", "Camino del bien", "¿Utópicos?", "Del amor", "Madama Roland", "Revista de revistas", "De libros", "Recuerdos de antaño", "Para Blasco Ibáñez", "Víctor Hugo", "Salvoechea", "La sociedad futura", "El divorcio", "El trabajo de la mujer en España", "Luis Blanc", "Cero... y van mil", "Fermín Salvoechea", "La tragedia de Chicago", "De la enseñanza" y "Hablemos de la mujer". Antes de colaborar tan asiduamente en La Revista Blanca, Teresa Mañé ya había dado a conocer algunos escritos periodísticos en La Ilustración Ibérica (de Barcelona), como los titulados "Realidad del idealismo" (6 de octubre de 1849) y "El Romanticismo" (10 de noviembre de 1894).

La redacción de La Revista Blanca se constituyó en uno de los focos más luminosos de las Letras españolas de finales del siglo XIX y comienzos de la centuria siguiente, con algunas figuras tan descollantes -además de los susodichos Federico Urales y Soledad Gustavo- como José Martínez Ruiz (Azorín), Anselmo Lorenzo, Julio Camba, Ramiro de Maeztu, etc. Durante su primera etapa, esta importante publicación libertaria cubrió el período que fue desde 1898 hasta 1905, para desaparecer en este último año y permanecer cerrada hasta 1923, fecha en la que volvió a salir a la calle. Animado por la acogida que recibió esta revista, el matrimonio Montseny-Mañé fundó posteriormente el semanario barcelonés Tierra y Libertad, una publicación que, dirigida desde sus orígenes a las clases menos favorecidas, pronto habría de convertirse espontáneamente en uno de los principales órganos de difusión del pensamiento anarquista.

En el bienio de 1912-13 se produjo la salida de Madrid de Federico Urales y Soledad Gustavo, quienes hubieron de instalarse nuevamente en la Ciudad Condal debido a la pena de destierro que recayó sobre el esposo a raíz de un litigio que sostuvo contra los promotores de la Ciudad Lineal, cuyos turbios negocios habían sido denunciados por Juan Montseny. Tras un período de dificultades en su nuevo destino catalán, a partir de 1918 ambos cónyuges volvieron a recurrir a la agricultura para salir adelante, ahora afincados en un modesto terreno sito en el municipio barcelonés de Cerdanyola-Ripollet. Al cabo de un lustro volvieron a editar la desaparecida Tierra y Libertad, ahora con la colaboración de su hija Federica. Por aquel entonces, Teresa Mañé, sin abjurar de su ideario socio-político, se había centrado en el cultivo de las Letras, tanto en su faceta de traductora como en la de escritora de ficción. En las colecciones creadas por el propio matrimonio Montseny-Mañé (las célebres "La novela ideal" y "La novela libre"), la autora anarquista publicó algunas de sus narraciones originales, obras que no han pasado a la historia de la literatura española por su calidad literaria.

Sin embargo, como escritora ideológica Teresa Mañé tiene un lugar reservado dentro de la evolución del anarquismo hispánico. Su primer trabajo conocido, escrito en colaboración con su inseparable Juan Montseny, fue Las preocupaciones de los despreocupados (Barcelona: La Academia, 1891), obra que vio la luz el mismo año en que ambos activistas se unieron en matrimonio civil. Posteriormente, una conferencia dictada por Teresa Mañé salió también impresa en forma de folleto, bajo el título de La sociedad futura (Barcelona: Biblioteca de la Revista Blanca, 1933). Se trata de un texto leído por la escritora catalana el día 2 de abril de 1899, en el transcurso de unos actos organizados por la Agrupación Republicana "Germinal", de Madrid.

Otro trabajo suyo de similar enfoque genérico y temático vio la luz editado por Tierra y Libertad. Se trata del texto titulado El sindicalismo y la anarquía. Política y sociología, que al cabo de muchos años fue rescatado por Domelo Nieuwnhuis para incluirlo en el volumen colectivo La educación libertaria (Toulouse: Ediciones CNT, 1975).

Con todo, la parcela literaria en donde brilló con mayor fuerza y esplendor Teresa Mañé fue la de la traducción. En efecto, empezó vertiendo al castellano El infierno del soldado (Barcelona: Librería Esp. de A. López, [s.a.]), de Juan de la Hire, para ofrecer a continuación una versión española de El mundo nuevo (Barcelona: Vértice, [s.a.]), de Luisa Michel. Posteriormente, publicó sus traducciones de obras extranjeras pertenecientes a diferentes géneros, como las novelas El abate Julio (Valencia: F. Sempere y Cía, [s.a.]) y Las diosas de la vida (Barcelona: Centro Editorial Presa, 1909), del escritor francés Octave Mirbeau; las obras teóricas El porvenir de los sindicatos obreros y La ruina del mundo antiguo (Valencia: F. Sempere y C.ª, 1907), del filósofo francés Georges Sorel; y, en fin, otros títulos como Reforma y revolución social (Valencia: F. Sempere y C.ª, 1906), del italiano Antonio Labriola, o La moral del cura (Valencia: F. Sempere y C.ª, [s.a., 1907]), de P. Praycourt.

Con el estallido de la Guerra Civil, Teresa Mañé hubo de salir precipitadamente del país. Se instaló en Francia, en la ciudad de Perpiñán, en cuyo hospital perdió la vida el día 5 de febrero de 1939.

Bibliografía

  • LAMBERT, Renée. "Soledad Gustavo, sa place dans la pensée anarchiste", en Convivium, I-II, 1975, núm. 44-45, págs. 17-34.

  • SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid: Castalia, 1991).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • JR.