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LiteraturaBiografía

Lowell, James Russell (1819-1891).

Poeta americano, crítico, ensayista, editor y diplomático, cuya importancia mayor probablemente reside en el interés por la literatura que él ayudó a fomentar en los Estados Unidos. Nació el 22 de febrero de 1819 en Cambridge, Massachusetts, y murió el 12 de agosto de 1891 en esta misma ciudad. Lowell fue un hombre de letras muy influyente en su tiempo, aunque su reputación decayó en el siglo XX.

Miembro de una distinguida familia de Nueva Inglaterra, Lowell se graduó en Harvard en 1838 y en 1840 se doctoró en Leyes, aunque su carrera académica había sido poco brillante y nunca se planteó el Derecho como su profesión. En 1844 se casó con la prometedora poetisa María White, que había inspirado sus poemas del libro titulado La vida de un año (1841) y que le ayudaría a encauzar sus energias de modo fructífero.

En 1845 Lowell publicó las Conversaciones sobre algunos de los poetas clásicos, una colección de ensayos críticos que incluyen ruegos a favor de la abolición de la esclavitud. Desde 1845 a 1850 escribió aproximadamente 50 artículos antiesclavistas para varias revistas y algunos poemas como “La crisis actual”, “Sobre la captura de esclavos fugitivos cerca de Washington”... Aún más directos y efectivos fueron Los escritos de Biglow, que empezó a publicar de forma continuada el 17 de junio de 1846, cuya Primera Serie fue recogida en un libro en 1848 (la Segunda Serie abarca desde 1848-66). Pretendiendo estar compuesto por los poemas de Hosea Biglow, un granjero yanqui de la aldea ficticia de Jaalam, que se opone vehementemente a la guerra contra México, y los comentarios en prosa del reverendo Homer Wilbur, quintaesencia de lo que Holmes iba a denominar más tarde "la casta de los brahmanes de Nueva Inglaterra", el libro constituye una maravillosa mezcla de voces y estados de ánimo, de prosa y verso, de inglés clásico, de habla yanqui y de un latín destrozado. Jaalam, la aldea inventada por Lowell, con su párroco anticuario, sus granjeros prósperos y llenos de sentido común, sus reuniones comunales y su asistencia a la iglesia, tiene la perfección de un cuadro, y es eminentemente apropiada para emitir un juicio “sobre aquellos estados esclavizadores de negros”. Algunos de los escritos de este libro están anticuados, cosa normal en obras de carácter satírico puntual, pero en su mayor parte son atemporales, universales en su descripción de la sin par venalidad humana. Aun con todo, el libro constituye un agresivo alegato esperanzado y modestamente reservado en defensa de la capacidad del hombre para controlar sus sueños y su destino. En estos versos satíricos, Lowell utiliza una variedad dialectal humorística y original de Nueva Inglaterra, para expresar su oposición a la contienda de México, vista como una aventura del Sur, un intento de conseguir territorio y poder para extender el área de esclavitud.

El año 1848 también vio la publicación de las otras dos obras más importantes escritas por Lowell: La visión de Sir Launfal, un extenso poema enormemente popular que exalta la hermandad de los hombres, y Una fábula para los críticos, una ingeniosa y jovial evaluación en verso de los autores americanos contemporáneos. Estos libros, junto con la publicación ese mismo año de la segunda serie de sus Poemas, hicieron de Lowell la nueva figura más popular en la literatura americana.

En 1853 murieron tres de los hijos de Lowell y su esposa. De aquí en adelante, su producción literaria comprende principalmente ensayos prosaicos acerca de ciertos temas de literatura, historia y política. En 1855 sus conferencias sobre los poetas ingleses en el Instituto Lowell le hicieron ganar un puesto como profesor de Lenguas Modernas en Harvard, ocupando la vacante que había dejado Henry Wadsworth Longfellow. Conservó este puesto durante los siguientes 20 años, con la excepción de un viaje de estudios de un año a Italia y Alemania en 1855-56. En 1857 se casó con Frances Dunlap, que se había ocupado de cuidar a la única hija que le había quedado, Mabel; y fue también entonces cuando empezó su actividad como director durante cuatro años del Athlantic Monthly, donde consiguió que escribieran los principales autores de Nueva Inglaterra. Lowell escribió una segunda serie de Los escritos de Biglow para el Atlantic Monthly, que se dedicó al Unionismo y fue recogida en un libro en 1867. Después de la Guerra Civil americana expresó vivamente su fidelidad a la causa de la Unión en cuatro odas conmemorativas, la mejor de las cuales es Oda recitada en memoria de Harvard (1865). Sus ensayos, como E Pluribus Unum y Lavanderas de la Mortaja (1862), también reflejan su modo de pensar en aquella época.

Desilusionado por la corrupción política evidente en las dos administraciones del Presidente Ulysses S. Grant (1869-77), Lowell intentó proporcionar modelos de heroísmo e idealismo a sus compañeros americanos a través de la literatura. Editor junto a Charles Eliot Norton de la Revista de Norte América desde 1864 a 1872, durante este tiempo apareció su serie de ensayos críticos sobre las principales figuras literarias, como Dante, Chaucer, Edmund Spenser, John Milton, William Shakespeare, John Dryden, William Wordsworth y John Keats. Estos y otros ensayos críticos fueron recopilados en las dos entregas de Entre mis libros (1870, 1876). Su poesía tardía incluye La Catedral (1870), un largo y ambicioso poema, solo en parte exitoso, que trata de las contradicciones existentes entre la religión y la ciencia moderna.

El Presidente Rutherford B. Hayes premió el apoyo de Lowell a la convención Republicana en 1876 enviándole primero como Ministro a España (1877-80) y después como Embajador a Gran Bretaña (1880-85). Lowell ganó gran popularidad en los círculos literarios y políticos de Inglaterra y fue presidente de la Sociedad Wordsworth, sucediendo a Matthew Arnold. Después de que su segunda esposa muriera en 1885, Lowell se retiró de la vida pública.

Lowell era el arquetipo del hombre de letras de Nueva Inglaterra, notable por su cultura y encanto, su profundo conocimiento y sus diversos talentos literarios. Escribió sus trabajos de más calidad antes de cumplir los 30 años; sin embargo, la mayoría de sus trabajos en adelante adolecen de falta de vitalidad. La totalidad de su obra, aunque en parte brillante, en definitiva sufre una falta de enfoque y una incapacidad para seguir en la línea de sus primeros éxitos. Las deficiencias que caracterizaron su obra de juventud jamás están enteramente ausentes de sus realizaciones más maduras: desafortunadas deficiencias técnicas e irregularidades, didactismo, confusión y una excesiva literariedad. Tan consciente de sus limitaciones como lo fueron sus críticos, expresó frecuentemente a sus amigos sus propias dudas. Pero como poeta público –ya en sus odas pindáricas, ya en sus versos satíricos— Lowell tiene pocos iguales en la literatura norteamericana.

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