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PolíticaLiteraturaBiografía

Loveira y Chirino, Carlos (1882-1928).

Narrador, ensayista y político cubano, nacido en El Santo en 1881 y fallecido en La Habana en 1928. Autor de una rica y audaz producción novelística en la que, desde la libérrima expresión de sus ideas anarcosindicalistas, fustigó sin piedad a los estamentos sociales más reaccionarios de su país, está considerado como uno de los mejores exponentes de la narrativa naturalista hispanoamericana del primer tercio del siglo XX.

Nacido en el seno de una familia de escasos recursos económicos, su viva curiosidad y sus grandes dotes intelectuales le impulsaron desde niño a forjarse una sólida formación cultural autodidáctica, al tiempo que se veía forzado a desempeñar los más diversos oficios para asegurarse su propia subsistencia. Así, trabajó principalmente en el sector ferroviario de Cuba, donde entró en contacto con las fuerzas políticas sindicales del socialismo militante; pero también tuvo necesidad de viajar a otros países de Hispanoamérica en procura de trabajo y recursos económicos, y así se labró una sólida posición en la vida pública de México, en donde llegó a colaborar estrechamente con el presidente de la República Venustiano Carranza. Ya consagrado como uno de los grandes escritores e intelectuales de su tiempo, de regreso a Cuba puso al servicio de sus compatriotas sus conocimientos políticos, sindicales y laborales para prestar sus servicios como asesor de la Organización Internacional del Trabajo.

En su faceta de escritor, Carlos Loveira y Chirino partió de los planteamientos éticos y estéticos del naturalismo para crear una sólida producción narrativa en la que estudió la relación del hombre de su tiempo con el medio social en que se desenvolvía, al tiempo que arremetía con acerada acritud contra los valores morales y los convencionalismos sociales que impedían al ser humano desarrollar plenamente su propia identidad. En esta línea brillante y agresiva, Loveira se distinguió sobre todo por hacer gala de un anticlericalismo radical que aprovechó cualquier circunstancia histórica o cualquier pretexto literario para criticar los férreos principios religiosos que lastraban el libre desenvolvimiento del espíritu, fundamentalmente en el caso de la mujer, a la que el escritor e ideólogo cubano consideraba la víctima principal de las fuerzas reaccionarias (encarnadas, en muchas de sus novelas, en el machismo brutal y posesivo). Lógicamente, sus ansias reformistas chocaron bruscamente con el empecinamiento cerril de una masa social que, dominada por el conservadurismo, no evolucionaba moral e ideológicamente con tanta rapidez como deseaba Carlos Loveira, lo que sumió al valiente escritor en un hondo estado de pesimismo y frustración que se acentuó en sus últimas obras narrativas. Sin embargo, supo evadirse de este abatimiento por medio de un sutil sentido del humor que, ínsito en la mejor tradición literaria del denominado choteo cubano, consiguió que sus obras gozaran de gran aceptación entre sus compatriotas. Tanto es así, que en la actualidad sigue considerado como uno de los narradores más representativos de la identidad nacional cubana.

En lo que atañe al proceso constructivo de todas sus novelas -muy próximo a los métodos narrativos impuestos por el naturalista francés Émile Zola-, cabe reseñar como principal seña autorial de Carlos Loveira la elección de un espacio y un tiempo cercanos al propio escritor, en los que se proyectan algunos elementos autobiográficos que, a la postre, permiten ofrecer un ácido -pero bien conocido y documentado- reflejo de las estructuras sociales de su época, con especial predilección por la censura y la fustigación de los estamentos privilegiados (fundamentalmente, la aristocracia y el clero).

Tras su irrupción en el panorama literario cubano con un interesante ensayo socio-político titulado De los 26 a los 35. Lecciones de la experiencia en la lucha obrera (1908-1917) (Washington: The Law Reporter Printing Company, 1917), Carlos Loveira y Chirino sorprendió gratamente a críticos y lectores con una deslumbrante novela titulada Los inmorales (La Habana: Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1919), obra a la que siguieron otras cuatro entregas narrativas de gran interés: Generales y doctores (La Habana: Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1920), Los ciegos (La Habana: Imprenta El Siglo XX, 1922), La última lección (La Habana: Imprenta y Papelería de Rambla y Bouza, 1924) y Juan Criollo (1927). Por el conjunto de esta brillante producción novelesca, Carlos Loveira gozó de múltiples reconocimientos y distinciones en su país natal, donde fue elegido miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, así como académico correspondiente de la Española de la Lengua.

Bibliografía

  • - BARRIO TOVAR, Adis. "Los cuentos de Carlos Loveira", en Anuario L/L (La Habana), 17 (1986), págs. 109-129.

- GONZÁLEZ, Manuel Pedro. "Carlos Loveira", en Revista de Estudios Hispánicos (Puerto Rico), 2, 2 (1929), págs. 177-192.

- MARTÍNEZ, Miguel Ángel. "Causa, tesis y tema de la novela de Carlos Loveira", en Hispania (Wichita [Kansas, U.S.A.]), 54, 1 (1971), págs. 73-79.

- MONTORI, Arturo. "Las novelas de Carlos Loveira", en Cuba Contemporánea (La Habana, 1922).

- TOLEDO SANDE, Luis. "Carlos Loveira y la frustración del optimismo", en Tres narradores agonizantes (La Habana: Ed. Letras Cubanas, 1980), págs. 131-222.

J. R. Fernández de Cano.

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