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PinturaBiografía

López Portaña, Vicente (1772-1850)

Pintor español; nació en Valencia y murió en Madrid. Llevó a cabo una obra amplia que fue mejorando con el transcurso de los años hasta el de su propia muerte en una carrera constantemente ascendente. Manejó con soltura todas las técnicas del momento, tanto el óleo y el pastel como el fresco, en el que destacan sus trabajos en algunas de las bóvedas del Palacio Real de Madrid, en especial la del Salón de Carlos III, otrora dormitorio de dicho rey y salón oficial desde Fernando VII, para la que López pintó la Institución de la Orden de Calos III. No han llegado a nuestros días los frescos con los que decoró el Casino de la Reina o el Palacio de Vista Alegre.

Durante su juventud, antes de su venida a Madrid, recibió numerosos encargos de pintura religiosa, así el Nacimiento de San Vicente Ferrer para la catedral de su ciudad natal, un San Agustín y un San Rufo para la de Tortosa. Posteriormente, siguió cultivando dicha temática en obras encargadas por templos de Madrid (Virgen de los Desamparados) o el de Santo Tomé de Toledo (La duda de Santo Tomás). En estos cuadros, así como en los de tema cortesano, la técnica de López es tan perfecta que resulta anticuada para su época y, pasando por encima de Goya, enlaza diractamente con la pintura del alemán Antón Rafael Mengs, que había sido pìntor de cámara de Carlos III antes que el de Fuendotodos. Excelente ejemplo de esta mirada atrás, tan acorde, por otro lado con el reinado de Fernando VII, es su Familia de Carlos IV, encargada por la Universidad de Valenciay posterior a la de Goya aunque mucho menos novedosa que ésta. No olvidemos que López pintaba todavía en Valencia y que, además, el cuadro de Goya no fue del agrado de los reyes por su excesivo realismo en la pintura de tan poco agraciada familia como era en aquel momento la española. Con todo, es en este tipo de pintura donde más claro se muestra el aspecto que más se ha criticado a López: un excesivo apego a la técnica a costa de la espontaneidad de pincelada y tema que hacen que algunos de sus bocetos resulten más interesantes que los cuadros acabados.
Trató también López los temas históricos y mitológicos, bien que, tal y como acabamos de ver con la pintura cortesana, al modo de del XVIII. De esta faceta destacaremos cuadros como Los Reyes Católicos recibiendo la embajada del rey de Fez.
Con todo, lo mejor y los más abundante de la obra de Vicente López son los retratos, en los que detaca por la búsqueda de calidades visuales y tactiles hasta el extremo de que, a veces, los detalles hacen perder importancia al rostro del retratado. Es el caso de retratos tan suntuosos como el de la reina María Cristina de Borbón. Por esta causa, se han alabado sobre todo aquellos retratos en los que la vestidura del retratado es sobria (así el del Marqués de la Remisa) o en el que el formato de medio cuerpo permiten dar mayor expresión al rostro (así el llamado Médico de Fernando VII). Con todo, los años irán compatibilizando el gusto de pintor por los detalles con el retrato en sí, lo que se muestra de forma especialmente brillante en el gran retrato del general Narváez, firmado sólo unos días antes de su muerte, que hoy se conserva en el Museo de Pinturas del Palacio Real de Madrid. Es digno de destacarse también el Retrato de Goya, probablemente la imagen más conocida del pintor de Fuendetodos junto con el Autorretrato, del que resulta complementario por lo acabado del cuadro y por la certeza con la que está captado el fuerte carácter de Goya. A partir de copias, tenemos noticia de varios retratos como el del Duque de Bailén o el de Pedro González Vallejo, ambos en el Palacio del Senado.

V. López: Alejandro Mon. Museo del Prado.

V. López: Dª. María Cristina de Borbón. Museo del Prado.

V. López: Retrato de Fernando VII. Museo del Prado.

GFS.

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  • GFSE