López Hernández, Julio (1930-2018).
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- Julio López Hernández.
Escultor español. Nace en Madrid en 1930. Se inicia muy tempranamente en la práctica del arte en el taller de orfebrería de su padre y más tarde acude ala Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Entre 1949 y 1954 estudia en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando donde entabla gran amistad con Lucio Muñoz y Antonio López.
En 1955 realiza su primera exposición individual y recibe un accésit en el Concurso para el Monumento a Calvo Sotelo en Madrid. En este mismo año comienza su dedicación al arte de la medalla. En 1958 recibe un accésit en los Concursos Nacionales y gracias a las becas que le conceden el Instituto Francés y la Fundación Juan March, viaja por Francia e Italia.
En 1960 recibe una beca del Comité Francés de Escritores y Artistas. En 1962, contrae matrimonio con la pintora Esperanza Parada. En 1963 recibe la Pensión de Bellas Artes, otorgada por la Fundación Juan March de Madrid.
En 1970 es nombrado, por oposición, profesor de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. En 1975 recibe el Premio Nacional de Medallas Tomás Francisco Prieto, otorgado por la Casa de la Moneda y Timbre y en 1980 le es otorgado el Premio Nacional de Artes Plásticas. Se celebra en este mismo año una gran exposición en la Palacio de Cristal de Madrid, y recibe el Premio Cáceres de Escultura. En el Concurso Internacional de escultura Kotaro Takamura Grand Prix, organizado por Hakone Open Air Museum (Japón), en 1984, obtiene el premio especial.
Trabaja en monumentos y esculturas públicas, y obtiene en concurso el realizado a Jorge Manrique en Paredes de Nava. Tras este trabajo, recibe el encargo del Excmo. Ayuntamiento de Madrid, del Monumento a García Lorca para el Teatro Español: esculpe el homenaje al Estudiante desconocido, ubicado en los jardines del Museo del Prado, así como los de Andrés Segovia y Antonio Machado para Sevilla. En 1988 el Ministerio de Asuntos Exteriores le encarga el retrato del Rey Juan Carlos I para figurar en todas las Embajadas de España.
En 1986 es nombrado Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1988 ingresa en ella con el discurso titulado La medalla, territorio de la lectura.
Son sus obras espectros, seres reales, envueltos en un aura poética que les confiere una intemporalidad desdramatizada por su propia existencia.
