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HistoriaPolíticaBiografía

Lizana y Beaumont, Francisco Javier de (1750-1811).

Arzobispo español, virrey de Nueva España, nacido en Arnedo (Logroño) el 3 de diciembre de 1750, y muerto en México, el 6 de marzo de 1811.

Estudió leyes y cánones en Zaragoza, y alcanzó el título de doctor en ambas disciplinas. Con tan sólo veinticinco años escribió Canonica responsa de Matrimonii Dissolutione offert. Al Titulum VII (Zaragoza, 1775), y obtuvo luego la Cátedra de concilios de la Universidad de Alcalá. Fue penitenciario de Zamora, canónigo de Toledo, obispo auxiliar de la diócesis toledana y obispo de Teruel. Se le deben la Carta pastoral que el obispo de Teruel dirige a sus diocesanos con ocasión de las aflicciones y plagas de la peste de Andalucía (editada en Valencia, por Salvador Faulí, en 1801) y la Carta pastoral que dirige a sus eclesiásticos sobre la dignidad y grandeza del estado sacerdotal (Valencia, 1801; México, 1803).

Nombrado arzobispo de México en 1802, no tomó posesión hasta el 30 de enero de 1803. Varón virtuoso, de carácter apacible y generoso, sus prendas como jefe de la Iglesia mexicana eran universalmente reconocidas. Su primer acto como virrey fue ceder el sueldo que le correspondía para los gastos de la guerra en España. La proclama que dirigió a los habitantes de Nueva España, más que un documento político parecía una pastoral.

Sus contactos con americanos y criollos determinaron sus decisiones y su preocupación respecto de los oidores y demás miembros del llamado “partido español”. No pidió la opinión del Acuerdo sino en cuestiones de menor importancia, lo que provocó la enemistad de los oidores. Por decreto de 21 de diciembre de 1809, el tribunal de infidencias se transformó en Junta de Seguridad y Buen Orden, por lo que quedaban bajo su jurisdicción todos cuantos tratasen de alterar la paz y fidelidad o manifestasen su adhesión al partido francés.

Envió numerosas remesas de fondos a la Península y, de acuerdo con las instrucciones de la Junta Suprema Central, embargó los bienes del marqués de Branciforte, por haberse pasado al servicio del rey José, y los del duque de Terranova, que se encontraba a las órdenes de Murat, rey de Nápoles.

Sus desavenencias con la Audiencia se fueron haciendo cada vez mayores. Lizana se opuso al libelista Juan López Cancelada, editor de La Gaceta de México, enfrentado con Iturrigaray y con el alcalde de Corte don Jacobo Villaurrutia. Detenido y condenado por la Junta de seguridad y buen orden, Cancelada fue enviado a España, donde en Cádiz publicó el Telégrafo americano.

Temeroso el obispo y sus asesores de una posible rebelión de oficiales criollos, llevó a cabo una reforma militar consistente en reducir la concentración de los efectivos en cada plaza, al distribuir por zonas más amplias las unidades militares en pequeños grupos. A pesar de ello, Lizana tuvo que enfrentarse a la primera insurrección abierta, que tuvo lugar en Valladolid en diciembre de 1809.

Sus organizadores, que pretendían levantarse en nombre de Fernando VII pero contra el dominio de los españoles, fueron José María Obeso, capitán de la milicia; José Mariano Michelena, también militar y años más tarde destacado político y, entre otras personas, el franciscano fray Vicente de Santa María. Se enviaron correos a la zona de Guanajuato y se estableció contacto con Ignacio José de Allende y con el capitán José Mariano Abásolo. La fecha prevista era el 21 de diciembre de 1809 pero las autoridades, a través del teniente criollo don Agustín de Iturbide que estaba de servicio en Valladolid, se enteraron de los planes de la conspiración y ésta se abortó. Michelena, más tarde, escribiría una relación de estos sucesos.

En enero y abril de 1810 publicó dos proclamas “a los fieles vasallos de Fernando VII” y “contra los engaños pérfidos de los Bonaparte”, en las que demostraba su adhesión a la figura del rey y su rechazo total a las pretensiones de José I y de la corte afrancesada establecida en Madrid. Estaba decidido a premiar a quienes delatasen o entregaran a los espías, seductores o introductores de los “libelos afrancesados”, que empezaban a circular clandestinamente.

La política conciliadora de Lizana con los españoles americanos le granjeó el disgusto de los peninsulares que exigieron su sustitución en febrero de 1810. A comienzos de año el obispo electo de Michoacan, el español Manuel Abad y Queipo, había escrito una carta a la Junta Central en la que advertía del debilitamiento de las defensas de la colonia, como consecuencia de la política del virrey, y exigía que se enviara a Nueva España a una persona que tuviera probada experiencia y capacidad militar.

En enero de 1810 cesó la Junta Central y se instaló un Consejo de Regencia refugiado en Cádiz, al que tanto el virrey como las autoridades mexicanas prestaron juramento de obediencia y fidelidad. Poco después, el 7 de mayo se publicó en México el decreto de la Regencia que disponía la eleccción de diputados a las Cortes constituyentes, éste fue el último acto gubernativo de Lizana.

El mismo día 7 de mayo se recibió un oficio de la Regencia en el que se comunicaba que, en atención a su avanzada edad y a sus enfermedades, se le relevaba del cargo de virrey y que debía entregar el gobierno a la Audiencia. Lizana volvió al arzobispado, recibió la Cruz de Carlos III como recompensa a sus servicios y murió en la ciudad de México el 6 de mayo de 1811.

Del 8 de mayo al 13 de septiembre de 1810 gobernó México la Audiencia Gobernadora. La convocatoria a Cortes constituyentes se publicó en el virreinato el 18 de mayo de 1810 y las elecciones se celebraron en el curso del verano. Fue un periodo de inestabilidad y agitación, en un momento de instituciones debilitadas por problemas internos y de transición hasta la llegada del nuevo virrey. La Audiencia, que actuaba con todos los poderes, convocó las elecciones y éstas tuvieron lugar entre junio y julio.

Además de los escritos mencionados, Lizana es también autor de otros tantos relacionados con sus tareas arzobispales, que elaboró, sobre todo, en el tiempo en que todavía no había sido designado virrey. Entre estos escritos se encuentran los siguientes: Carta pastoral a las Madres Superioras y Súbditas de los conventos de Religiosas (México, 1803), Exhortación a los individuos del Seminario (México, 1803), Carta pastoral sobre las grandezas de nuestra Santa Religión (México, 1803), Sentimientos religiosos con que desea instruir a sus diocesanos (México, 1803), Carta pastoral en la que instruye a sus súbditos sobre los desengaños y frutos que han debido sacar de los ejercicios espirituales (México, 1804), Carta pastoral que dirige a sus diocesanos con el fin de prepararlos para unos ejercicios espirituales públicos (México, 1804), Carta pastoral en la que instruye a los fieles de su Arzobispado sobre el juego y desarreglos que en él se hallan (México, 1804), Carta pastoral que dirige a las religiosas de su Arzobispado (México, 1805), Epístolas familiares (México, 1805), Carta pastoral que dirige a su clero sobre la santidad del estado sacerdotal (México, 1807), Carta pastoral que dirige a sus diocesanos sobre la santidad de nuestra Religión (México, 1807), Sentimientos religiosos, con los que [...] desea instruir a sus amados diocesanos. En la Semana Santa, visitas y estaciones que en ella se practican en las iglesias (México, 1808), Sermón en las rogativas, implorando el auxilio divino en las actuales ocurrencias de la Monarquía española (México, 1808), Exhortación que dirige a los conventos de religiosos de su filiación, sobre algunas preocupaciones opuestas a la puntual observancia de sus deberes (México, 1808), Instrucción pastoral sobre la costumbre de llevar las señoras el pecho y brazos desnudos (México, 1808), Carta que dirige a sus diocesanos sobre la Cuaresma (México, 1809), Proclama a los habitantes de Nueva España (México, 1809), Exhortación a los fieles y demás habitantes del reino (México, 1809), Carta pastoral que [...] dirige a sus diocesanos sobre el modo de santificar el tiempo de cuaresma (México, 1809), Reglamento para el gobierno y dirección de las tiendas de pulpería, formado en cumplimiento de lo resuelto por la Junta Superior de Real Hacienda, de 4 de Septiembre de 1804 (México, 1809) y Edicto dando cuenta de un Real decreto estableciendo el Consejo de la Regencia (México, 1809).

Bibliografía

  • PÁEZ RÍOS, E. Iconografía hispánica, 5 vols., Madrid, 1966.

  • PALAU Y DULCET, A. Manual del librero hispano-americano, 2ª edición, Barcelona, 1948-1977.

  • TORRE VILLAR, E. de la. La Independencia de México, Madrid, Maphre, 1992.

  • ZÁRATE, J. Guerra de Independencia, Tomo III de México a través de los siglos, México, 1951.

  • Redactor general de España, Cádiz, 23 de junio de 1811.

A. GIL NOVALES. / M. Ortuño

Autor

  • Gil Novales. / 0106 M. Ortuño