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PinturaBiografía

Lempicka, Tamara de (1889-1980).

Pintora polaca, nacida en Varsovia el 16 de mayo de 1889 como Tamara Gorska, y fallecida el 18 de marzo de 1980 en los Estados Unidos. Ignorada por los críticos durante décadas, hoy día está considerada una de las artistas con más personalidad del siglo XX, cuyo estilo se puede integrar dentro de los años dorados del Art Déco. Sus obras, sobre todo aquéllas realizadas entre las décadas de los años veinte y treinta, calificadas en ocasiones como pornografía blanda por su elevada sensualidad y hedonismo, se encuentran entre las más buscadas por los coleccionistas y se comparan a las de los maestros Picasso y Léger.

Vida

En líneas generales la vida de la pintora es un enigma, en gran medida por decisión suya, pues, en la intención de ocultar su edad, falseó sus documentos, lo que hace imposible saber a ciencia cierta su fecha y lugar de nacimiento. Sin embargo, los estudiosos de su obra se inclinan por la versión de que Tamara fue hija de Boris Gorski, un abogado que trabajaba para una firma francesa, y de Malvina Decler, quien le dio el nombre de la heroína de un poema ruso, y que nació entre medias de dos hermanos, un varón llamado Stanczyck, que murió en 1917 durante la Primera Guerra Mundial, y una hermana, Adrianna.

Su infancia transcurrió entre las ciudades de Varsovia, San Petersburgo, Karlsbad y Marienbad. Como era propio de una familia con una economía saneada, hizo numerosos viajes a Europa, entre los cuales fue especialmente importante el realizado en el invierno de 1911 con su abuela materna, Clementina Decler, al sur de Italia y a Montecarlo, durante el cual conoció a los clásicos italianos y tomó clases de pintura mientras su abuela jugaba a la ruleta en el casino. En 1914 se estableció en San Petersburgo con la hermana de su madre, su tía Stephanie Jansen, que estaba casada con un banquero. En esta ciudad llevó una vida de lujo, y, probablemente, entre fiesta y fiesta asistió a alguna escuela de pintura, donde continuó su formación. En uno de estos eventos se enamoró de un joven abogado llamado Tadeusz Lempicki, con el que se casó dos años más tarde en Petrogrado. El matrimonio tenía, no obstante, sus días contados, pues en 1917 estalló la Revolución de Octubre, y su marido, que era un activo militante de la contrarrevolución, fue detenido por la policía secreta bolchevique y estuvo seis meses encarcelado. Gracias a la intervención del cónsul de Suecia -amante suyo, según los rumores-, Tamara consiguió pasar a Finlandia y luego a Copenhagen, donde se reunió con su marido. Posteriormente, las familias Gorska, Jansen y Lempicki se establecieron en París.

La ciudad del Sena marcó para siempre su destino; allí nació su única hija, Kizette, en 1918, y empezó su carrera artística que, en principio, fue un medio de ganarse la vida. Al tiempo que frecuentaba los cafés y los salones literarios, donde su parecido con la actriz Greta Garbo despertaba no poca expectación, tomó clases de pintura con Maurice Denis y con André Lhote. En 1922 mostró por primera vez un retrato suyo en el Salón de Otoño parisino, y empezó a ganar dinero con la venta de sus cuadros. Dos años después abandonó su domicilio de la Place Wagram y se mudó a Montparnasse, centro de la vida bohemia, donde comenzó a frecuentar sórdidos ambientes, en los que no faltaban las drogas ni las aventuras sexuales (de hecho, la leyenda dice que antes de disponerse a pintar, Lempicka se acostaba con sus modelos).

Hacia 1925 Tamara marchó a Italia con su madre y su hija y aprovechó su estancia en Florencia para estudiar y copiar a los clásicos italianos, sobre todo a Botticelli y Pontormo. En 1927 se encontraba en Milán, donde contactó con Emanuele di Castelbarco, dueño de una galería, en la que expuso treinta pinturas; en esta ciudad se reencontró con el poeta Gabriele d'Annunzio, a quien había conocido el año anterior, quien expresó sus deseos de que fuera a visitarle en su residencia del lago de Garda, donde conoció a Benito Mussolini.

En 1928 conoció al barón Raoul Kuffner, coleccionista de sus pinturas, se divorció de Tadeusz, y se instaló junto a su amante en París. Comenzó a colaborar con la revista Die Dame, portada de la cual fue la obra Tamara en un Bugatti verde (1929), un autorretrato que refleja una independiente y voluptuosa mujer que parece volar -no conducir- un coche de color aguamarina. De esta época datan algunas de sus mejores pinturas, en las que Lempicka reflejó el ambiente nocturno que tan bien conocía, entre las que destacan el Retrato de hombre inacabado (1931), donde muestra al que había sido su marido con la mano izquierda (donde debería haber llevado el anillo de boda) sin terminar, o el antes mencionado Adán y Eva (1931), la obra que revalidó su obra en 1994 cuando se subastó entre otros objetos de la actriz y cantante Barbra Streisand.

Durante los años treinta continuó exponiendo en diversas galerías parisinas con notable éxito de público y crítica, hasta que, a finales de la década, tuvo que aceptar la evidencia de que el interés por su obra descendía sin remedio, en parte debido a que el hedonismo y la ostentación de que hacían gala sus pinturas estaba siendo sustituido por la angustia de la Generación Perdida, que reflejaba la inminencia de la guerra.

Entró entonces en una fase depresiva que se vio acrecentada por el temor que el imparable ascenso de Adolf Hitler al poder suscitaba en ella, debido a sus orígenes judíos, así que se mudó con Kuffner -con quien se había casado en 1933- a los Estados Unidos. El matrimonio se estableció en Nueva York, donde inició una intensa vida social que debía favorecer la fama de Tamara. Dispuesta a emprender la conquista de Manhattan, expuso en la galería Paul Reihnart obras como Músico viejo, Virgen santa, San Antonio, que no despertaron demasiado interés. Los Kuffner se marcharon entonces a Beverly Hills, pero ella ya se había convertido en "la esposa de un barón que pintaba", y no fue tomada en serio como artista.

En 1960 conoció el arte abstracto, se adscribió al surrealismo y dio un cambio radical a su estilo, pues empezó a utilizar la espátula. Sin embargo, cuando el barón Kuffner murió de un ataque al corazón dos años más tarde, Tamara dejó de pintar y se mudó a Houston con su hija y sus nietas.

Sus últimos años de vida los pasó en Cuernavaca (México), acompañada de su hija Kizette, que se había mudado con su madre al quedarse viuda. Tamara de Lempicka falleció un 18 de marzo de 1980, mientras dormía, a consecuencia de un enfisema pulmonar, desarrollado hacía tiempo a consecuencia de los muchos cigarrillos que fumaba. Fue incinerada y su hija, por expreso deseo suyo, esparció sus cenizas sobre el cráter del Popocatepetl.

En mayo de 2004 la Royal Academy of Art de Londres dedicó una amplia retrospectiva a la pintora polaca. En ella se incluyeron más de cincuenta cuadros de la artista vinculados al Art Déco.

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