Latcham Alfaro, Ricardo (1903-1965).
Narrador, ensayista, periodista, crítico literario, político y diplomático chileno, nacido La Serena (en la provincia de Coquimbo) en 1903 y fallecido en La Habana (Cuba) en 1965. Autor de una sólida producción literaria, ensayística y periodística, ha pasado principalmente a la historia de las Letras chilenas por la suma de sus escritos de crítica literaria, en los que, desde un rotundo conocimiento de la materia tratada, hace gala de una objetividad y una independencia que le sitúan entre las voces cimeras de la crítica hispanoamericana del siglo XX.
Alentado por una innata vocación humanística, recibió desde niño una esmerada formación cultural que le permitió publicar sus primeras colaboraciones periodísticas en el rotativo El Chileno, de su ciudad natal, cuando sólo contaba dieciséis años de edad. A partir de entonces, emprendió una brillante trayectoria periodística que le llevó a colaborar, a lo largo de su dilatada vida profesional, en más de treinta periódicos y revistas chilenos, entre los que cabe citar La Revista Católica (en la que, a partir de 1920, inició su fecunda andadura como crítico literario), La Nación y el Diario Ilustrado. Además, extendió su quehacer periodístico a otros medios de comunicación del ámbito hispanoamericano, como el cotidiano El Nacional, de Caracas, en donde publicó sus artículos durante un trienio (1955-1958).
El prestigio que le otorgaron sus primeras colaboraciones en calidad de crítico literario le animó a publicar, a los veintidós años de edad, un lúcido volumen de ensayos que, agrupados bajo el título de Escalpelo (Santiago de Chile: Imprenta de San José, 1925), ofrecían una interesante y amena disección de la obra literaria de algunos de los hitos más representativos de la historia de las Letras chilenas, como el corregidor barroco Pedro de Oña, el costumbrista decimonónico José Joaquín Vallejo (más conocido por su pseudónimo de Jotabeche), o el novelista contemporáneo Joaquín Edwards Bello. Además, Escalpelo incluía uno de los estudios más sugestivos entre los realizados hasta entonces acerca de La Araucana, de Alonso de Ercilla.
La excepcional acogida deparada a este libro de ensayos literarios no bastó para sujetar los impulsos creativos del joven Latcham, quien al año siguiente volvió a los anaqueles de las librerías con una narración breve titulada Vidas ardientes (1926). Sin embargo, pronto se decantó definitivamente por el género ensayístico, al que aportó, aquel mismo año, un estudio sobre el conflicto de la nacionalización de las minas de cobre más importantes del continente americano, publicado bajo el título de Chuquicamata, estado yankee (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1926).
En 1927, tras el irregular desembarco en la presidencia del gobierno chileno del coronel Carlos Ibáñez del Campo, Ricardo A. Latcham tomó el camino del exilio con dirección al continente europeo, para asentarse durante un largo período de tiempo en Madrid, donde cursó estudios de literatura española e historia medieval. Tras dos años de permanencia en la capital de España, en 1929 regresó a su país natal, donde continuó ejerciendo el periodismo como principal actividad profesional hasta que, en 1931, consiguió ingresar en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, institución en la que, con el paso del tiempo, acabaría ocupando el puesto de decano en su Facultad de Filosofía y Educación.
Por aquellos primeros años de la década de los treinta, Ricardo A. Latcham comenzó a interesarse vivamente por la vida pública de su patria. Así, en 1933 se convirtió en uno de los fundadores del Partido Socialista Chileno, desde cuyas filas se entregó plenamente a la actividad política hasta que consiguió ser elegido regidor y, posteriormente, diputado. Unos años después, relegó esta parcela pública de su vida para volver a zambullirse en su hábitat cultural, en el que de nuevo brilló tanto por sus escritos ensayísticos como por las continuas conferencias que, acerca de la literatura y la historia chilenas, dictó en diferentes lugares del mundo. Su pasión por los viajes y el conocimiento de otros países y culturas se vio reforzada, en 1959, con su nombramiento como embajador de Chile cerca de Montevideo, en donde se hallaba en 1965 cuando recibió una invitación para intervenir en La Habana, como miembro del jurado, en las deliberaciones del prestigioso premio de literatura hispanoamericana Casa de las Américas. Ya en la capital cubana, la muerte le sorprendió a los sesenta y dos años de edad, cuando aún mantenía elevado ese tono de voz rotundo e independiente, ajeno a cualquier compromiso político, estilo impuesto o moda pasajera que pudiera lastrar el análisis riguroso y objetivo que dominaba todo su quehacer crítico.
Al margen de los títulos ya citados en parágrafos anteriores, entre su producción impresa cabe recordar algunas obras como Itinerario de la inquietud (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1932), Estampas del Nuevo Extremo (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1941), 12 ensayos (Santiago de Chile: Ediciones La Semana Literaria, 1944), Antología del cuento hispanoamericano contemporáneo (Santiago de Chile: Ed. Zig-Zag, 1958), Carnet crítico (Montevideo: Ed. Alfa, 1962) y Antología. Crónica de varia lección (Santiago de Chile: Ed. Zig-Zag, 1965).
Bibliografía
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- DURÁN CERDA, Julio. "Ricardo Latcham en la crítica de América Hispánica", en RI (Pittsburgh), XXXI, 60 (1965), págs. 277-283.
- HERNÁNDEZ, Sergio. Don Ricardo A. Latcham (Santiago de Chile: Academia Chilena de la Lengua, 1985).
- Homenaje a Ricardo Latcham, en rev. Atenea (Concepción), XLII, 408 (1965). [Con artículos de Emilio Abreu Gómez, Héctor P. Agosti, Mario Benedetti, Juan Loveluck, Mariano Picón Salas, etc.].
- LINDO, Hugo, "Ricardo Latcham habla de historia y de crítica literaria", en rev. Cultura (San Salvador), 3 (1955), págs. 49-55.
J. R. Fernández de Cano.
