Francisco Laso (1823-1869): El pintor peruano que fusionó el academicismo con la identidad nacional

Francisco Laso (1823-1869), pintor peruano nacido en Tacna, es una de las figuras más representativas de la pintura académica peruana del siglo XIX. Su obra, influenciada por los grandes maestros europeos, se caracterizó por la incorporación de elementos autóctonos, anticipando lo que más tarde se conocería como indigenismo. A lo largo de su carrera, Laso no solo se destacó como artista, sino también como una figura pública involucrada en la vida política y social de su país, hasta su prematura muerte a los 46 años.

Orígenes y contexto histórico

Francisco Laso nació en Tacna, una ciudad situada en el sur del Perú, en 1823. Era hijo de Benito Laso, un prócer de la independencia peruana. A una edad temprana, su familia se trasladó a Arequipa y más tarde a Lima, lo que le permitió acceder a una educación artística formal en la capital. Fue en Lima donde Laso ingresó a la Academia de Dibujo y Pintura, una institución dirigida por el pintor quiteño Javier Cortés. Fue en esta academia donde Laso comenzó a forjar su camino artístico, con la orientación de grandes maestros como Ignacio Merino, quien también desempeñó un papel fundamental en su formación.

Logros y contribuciones

En 1842, Laso recibió una beca para estudiar en Europa, un paso decisivo en su carrera. Viajaría primero a París, donde ingresó al taller del pintor francés Delaroche. Más tarde, pasó a formar parte del taller de Charles Gleyre, quien fue su maestro durante cuatro años. La formación académica en París fue esencial para el desarrollo del estilo de Laso, pero fue en Italia, donde tuvo la oportunidad de estudiar de cerca a los grandes maestros del Renacimiento, como Verones y Tiziano, cuyas obras lo impactaron profundamente. Laso dedicó gran parte de su tiempo en Italia a copiar las obras de estos pintores, un ejercicio que le permitió comprender las técnicas de la pintura renacentista y que posteriormente aplicaría en sus propios trabajos.

A su regreso a Perú en 1849, Laso no solo trajo consigo las técnicas europeas, sino que también se inspiró en los paisajes andinos y la vida de las comunidades indígenas, lo que marcó el inicio de su acercamiento al indigenismo. En 1851, gracias a una nueva beca, Laso regresó a Europa, donde continuó su formación y participó en la Exposición Universal de París en 1855, con una de sus obras más emblemáticas, El habitante de la Cordillera, también conocida como El indio alfarero.

Momentos clave en su carrera

Los años posteriores a su primer viaje a Europa fueron cruciales para Laso. Durante su estancia en París, continuó desarrollando una obra que fusionaba la tradición académica europea con su propia visión de la realidad peruana. Uno de los momentos más destacados de su carrera fue la creación de El entierro de Cristo y las cuatro grandes pinturas de los Evangelistas para la Catedral de Arequipa en 1857, que le aseguraron una reputación sólida en el ámbito religioso y artístico.

En la etapa final de su vida, Laso comenzó a mostrar una fuerte inclinación hacia temas religiosos, especialmente en su serie de pinturas que reflejaban la devoción hacia figuras como Santa Rosa de Lima. La obra Santa Rosa de Lima en gesto de oración se destaca entre sus creaciones más conocidas, mostrando a la santa con una figura alargada y un gesto místico, que evoca tanto lo religioso como lo sensual. Esta obra representa uno de los momentos de madurez artística de Laso, influenciado por las ideas de la Hermandad de los prerrafaelistas, un grupo de pintores ingleses que siguieron un estilo cercano al de las primeras etapas del Renacimiento.

En 1863, Laso emprendió su tercer viaje a Europa, acompañado por su esposa, Manuela Henríquez. Durante este período, realizó varias obras que reflejaban su evolución estilística y temática, con énfasis en la religión y la espiritualidad. El entierro del mal cura (Manchaypuito) es una de las obras más representativas de esta etapa, en la que Laso mostró su capacidad para retratar las tensiones sociales y políticas de su época a través de la pintura.

Relevancia actual

La relevancia de Francisco Laso en la historia del arte peruano y latinoamericano sigue siendo indiscutible. Su obra marcó el paso de la pintura académica hacia una mayor búsqueda de identidad nacional, anticipando los movimientos de indigenismo que se desarrollarían a finales del siglo XIX y principios del XX. Laso fue uno de los primeros artistas peruanos en integrar elementos autóctonos en su trabajo, fusionando el estilo europeo con los paisajes y personajes de los Andes.

Además de su carrera artística, Laso tuvo una participación activa en la vida política y social de su país. Fue elegido diputado por Lima al Congreso Constituyente de 1867, aunque su timidez y carácter reservado le impidieron sobresalir en el ámbito político. Sin embargo, su contribución intelectual no se limitó a la pintura, ya que publicó artículos en la Revista de Lima y en el folletín El Aguinaldo, donde abordó temas costumbristas y políticos.

Laso también tuvo un papel importante en la defensa del Perú durante el conflicto con España, al colaborar como jefe de la compañía municipal de bomberos. Su compromiso con la sociedad fue más allá del arte, ya que también se inscribió en la Cruz Roja durante la epidemia de fiebre amarilla de 1868. Trágicamente, fue durante esta labor humanitaria que contrajo la enfermedad que finalmente le costó la vida a principios de 1869, cuando se encontraba siendo trasladado a la sierra central.

Obras destacadas de Francisco Laso

A lo largo de su carrera, Laso dejó una serie de obras que hoy son fundamentales en la historia del arte peruano. Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

  • El entierro de Cristo (1857)

  • Las cuatro grandes pinturas de los Evangelistas (1857)

  • Santa Rosa de Lima en gesto de oración (1863)

  • El entierro del mal cura (Manchaypuito) (1863-1866)

  • La Pascana (en el Club Nacional de Lima)

  • El Hararicu

Su habilidad para capturar tanto la esencia de los paisajes peruanos como la profundidad de la espiritualidad religiosa lo coloca como un pionero del arte moderno en el país.

Conclusión

Francisco Laso fue un artista cuyo trabajo logró fusionar las influencias del academicismo europeo con una visión profundamente conectada con las tradiciones y paisajes peruanos. A través de su obra, Laso contribuyó a la creación de una identidad artística propia en el Perú, anticipando el indigenismo que caracterizaría la pintura peruana en el siglo XX. Aunque su vida fue breve, su legado sigue siendo fundamental para comprender la evolución del arte en el Perú y en América Latina.

Bibliografía

  • BASADRE, Jorge: Peruanos del siglo XIX. Lima, Rickchay Perú, 1981.

  • STASTNY, Francisco: Exposición conmemorativa de Francisco Laso. Centenario (1869-1969). Lima, Museo de Arte, Patronato de las Artes, 1969.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Francisco Laso (1823-1869): El pintor peruano que fusionó el academicismo con la identidad nacional". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/laso-francisco [consulta: 17 de octubre de 2025].