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Artes industrialesBiografía

Lanvin, Jeanne (1867-1946).

Diseñadora de modas francesa, nacida en 1867 en Bretaña y fallecida en julio de 1946 en París. Considerada una de las grandes damas de la alta costura francesa, su estilo se caracterizó por su sencillez y por el empleo de suaves colores matizados, lo que dota a sus creaciones de una suerte de intemporalidad, y permite que estén, aún en nuestros días, en plena vigencia.

Vida

Jeanne Lanvin, que fue la mayor de otros diez hermanos, comenzó a trabajar con sólo trece años de edad como chica de los recados de una sombrerera cuyos encargos llevaba por las calles. En 1883 entró en un taller de modista, donde pronto fue ascendida del grado de aprendiza al de primera oficiala para adornar sombreros; dos años más tarde, considerando que había reunido ya la experiencia necesaria, instaló su propia sombrerería en una pequeña habitación que, en pocos meses, se le quedó pequeña para atender sus múltiples pedidos, así que se trasladó a la calle Saint-Honoré, y luego a la calle de Mathurins, con el lujo incluido de una bicicleta para repartir sus encargos, reparto que efectuaba ella misma. Cuatro años más tarde, con una sólida reputación y una clientela fija, pasó su taller a la calle Boissy-d'Anglas.

Poco después contrajo matrimonio con el conde italiano Emilio Di Pietro, un caballero elegante que se dedicaba a apostar en las carreras de caballos, del cual se divorció poco después. De esta unión quedó una hija, Marguerite, que contaba a la sazón seis años, y fue gracias a ella cuando se puede decir que comenzó realmente la carrera de Jeanne Lanvin en la alta costura. pues sus clientas, fascinadas ante los bellos vestidos que llevaba la pequeña "Ririte", empezaron a reclamar similares prendas para sus hijos, de manera que Jeanne, volcada en el trabajo desde su fracaso matrimonial, se convirtió sin quererlo en creadora de moda infantil. Sus modelos, sueltos y de alegres colores, eran diametralmente opuestos a las miniaturas para adultos con que se vestía a los niños de la época, lo cual explica en parte el éxito obtenido.

Tantos fueron los encargos, que decidió abrir una casa de alta costura donde se vendían su línea infantil y conjuntos a juego para madres e hijas. Poco después, Lanvin creó una colección para jovencitas, que fue seguida de otra para mujeres, con lo que su oferta de moda abarcaba todas las edades. Seguía manteniendo la misma línea sencilla y depurada de sus primeros tiempos, con la que las mujeres conseguían un aspecto muy femenino. Siguiendo estos patrones creó, poco antes de la Primera Guerra Mundial, sus famosas robes de style, un tipo de vestido basado en modelos del siglo XVIII que se ha convertido en un clásico de la moda. En sí no era más que un vaporoso vestido tobillero, entallado y con falda ligeramente acampanada. El secreto de su permanencia -siguió llevándose hasta bien pasada la década de los años veinte- radica en que el concepto inicial supo adaptarse conforme transcurría el tiempos, claro exponente de lo cual es el hecho de que del recargamiento inicial de lazos y flores, propio de la belle époque, las robes de style se estamparan finalmente con motivos geométricos, merced a la influencia del cubismo. Siempre con un ojo puesto en el pasado, Lanvin se inspiró en la década victoriana para diseñar románticas prendas a las que, sin embargo, dio un toque de modernidad al dotarlas de bellos bordados (es de mencionar que su colección "Riviera", lanzada en el año 1921, incluía bordados aztecas, lo que fue absolutamente novedoso en la época). Otra de sus especialidades fueron los vestidos de noche de líneas orientales.

Mientras tanto, su pasión por el arte había ido haciendo de ella una experta en esta materia (de hecho, la pequeña "Ririte", convertida tras su matrimonio en condesa de Polignac, sería la famosa pianista Marie-Blanche), hasta el punto de que por esas fechas su amigo, el conocido actor Sacha Guitry, le hizo entrega de la Legión de Honor.

En 1907 se casó de nuevo, esta vez con Xavier Melet, un periodista que luego sería cónsul de Francia en el Reino Unido, con el cual Jeanne tuvo oportunidad de recorrer el mundo en numerosos viajes. En una de sus visitas a un museo italiano quedó extasiada ante el azul de una tela de Fra Angélico, y decidió convertir aquel tono en el color emblemático de su casa de modas, el "azul Lanvin". Al iniciarse la Primera Guerra Mundial creó un vestido camisero que marcará la línea de los años veinte, pues, en su sobriedad, se adecuaba perfectamente con el austero espíritu de posguerra. Otra de sus creaciones más famosas fue el conocido como "traje bretón de Lanvin", que consistía en una falda ligeramente fruncida y chaquetilla corta, con un gran cuello blanco sobre el que se abría un lazo rojo, todo ello completado con un sombrerito de paja.

A partir de 1925, Jeanne Lanvin se lanzó al diseño de moda masculina y a la creación de perfumes. En dos años nacieron catorce aromas, entre los cuales cabe destacar Irisé, Kara-Djenoun y Géranium d'Espagne (llamados así en recuerdo de sendos viajes a Egipto y a España), Chypre y Mon peché (Mi pecado). A pesar del éxito de público cosechado con estas creaciones, en buena medida debido al joven y talentoso perfumista André Fraysse, quien había ingresado en la Sociedad de Perfumes Lanvin en 1925, el mismo año que se lanzó Mi pecado, Jeanne no quedó demasiado satisfecha de los resultados; quería conseguir "una obra maestra" que pensaba dedicar a su hija. Así nació en 1927 Arpège (Arpegio), un sublime aroma floral de cuyo frasco se encargó el escultor Armand Rateau, quien creó la célebre bola negra de cristal que Paul Iribe decoró luego con oro, símbolo perfecto del Art déco, que fue otro de los emblemas de la casa Lanvin.

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