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HistoriaBiografía

Labib, Rey de la taifa de Tortosa (¿-1038).

Rey de la taifa de Tortosa nacido en fecha desconocida y muerto en 1038. Gobernó desde 1009 hasta su muerte. De origen eslavo fue el primero en declararse independiente en la zona de levante.

Antiguo fatá ('general') de Almanzor, participó en las acciones que el caudillo emprendió contra los reinos cristianos del norte de la península ibérica. Estas operaciones militares le permitieron mantener una posición privilegiada, no sólo por su cargo, sino por los repartos de botín que se realizaban al final de cada guerra.

Labib se declaró independiente aprovechando el tremendo descontento que produjo en eslavos y bereberes la llegada al califato en 1009 de uno de los bisnietos de Abd al-Rahman III, que subió al poder con el nombre de Muhammad II al-Madhi; éste, incapaz de consolidar su poder, empeoró la situación de por sí inestable, ya que sus actuaciones hicieron más patentes las diferencias entre bereberes, eslavos y árabes. Las terribles persecuciones que llevo a cabo propiciaron la salida masiva de eslavos hacia el levante peninsular, sobre todo de los generales que habían estado al servicio de Almanzor.

Según las crónicas, no le costó mucho a Labib llegar al poder, aunque al comienzo de su reinado, en 1009, se vio en dificultades por el ataque del rey de la taifa de Zaragoza Mundir I que consiguió expulsarle de sus dominios. Inmediatamente después de su destierro, solicitó la ayuda de los dirigentes eslavos del vecino reino de Valencia, que acudieron en su auxilio logrando que fuera restablecido en el poder, aproximadamente en 1010. La solidaridad entre los dirigentes eslavos fue en general muy grande, puesto que además de compartir un pasado común y las dificultades para mantenerse en el poder en una época de gran inestabilidad política, carecían de lazos de unión con las poblaciones sobre las que ejercían su dominio. Faltos en general de un poder militar fuerte, como único medio para legitimarse a sí mismos tuvieron que aferrarse a una teórica legalidad, basada en el pasado reciente del califato. Fue frecuente por tanto, que estos dirigentes reconocieran de inmediato a los nuevos califas que se instalaban en el gobierno de Córdoba que pertenecían a la familia Omeya o a los descendientes de Almanzor.
Una vez recuperado su reino Labib se asentó de nuevo en el poder de forma indiscutible. Contó con nuevos apoyos en el interior de Tortosa y con la colaboración de los amiríes instalados en la frontera, esto tuvo como consecuencia un aumento de la capacidad defensiva del reino y permitió tener mayores posibilidades para movilizar recursos materiales y humanos, en caso de necesitarlos en futuros enfrentamientos con Mundir I de Zaragoza.

Para el futuro de Labib, fueron muy importantes las buenas relaciones mantenidas con la taifa de Valencia a principios de su reinado. Valencia se había mantenido fiel al poder central hasta la muerte de Hisham II, momento en el cual pasó a manos de Muyahid. Contra él, se alzaron dos esclavos, posiblemente de raza negra, llamados Mubarak y Muzzaffar, ambos eran los encargados de la administración de los regadíos del reino y llegaron a encumbrarse hasta el gobierno hacia 1010-1011. A la muerte de estos en 1016-1017, parece que los valencianos decidieron ofrecer el poder a Labib, quien asociándose a Muyahid, aceptó la responsabilidad. Una vez en el poder, comenzaron los roces con la población debido a que actuó de forma parecida a sus dos antecesores, ejerció una presión fiscal muy elevada y gobernó de forma autoritaria. La situación se fue haciendo cada vez más peligrosa y las protestas se convirtieron en una sublevación popular. Incapaz de controlar el curso de los acontecimientos, Labib pidió ayuda al señor de Barcelona, lo cual indignó más todavía a sus súbditos, que recurrieron al rey de la taifa de Lérida, Ibn Hud para derrocarle del poder. En 1021 Labib regresó a su reino, ya sin ningún poder sobre Valencia, por esas fechas también se cortaron sus relaciones con Muyahid, con lo que el rey de Tortosa perdió un importante aliado.

De nuevo en Tortosa, ya sin contar con los importantes apoyos del exterior, Labib se vio obligado a reconocer al falso Hisham II como califa. Como tantos otros reyes eslavos, no tuvo descendientes y a su muerte, ocupó su puesto otro dirigente de su misma condición, que también había sido general de Almanzor, llamado Muqatil.

Bibliografía

  • DOZY, R. Historie des Musulmanes d'Espagne juste la conquete de l'Andalus pas les Almoravides. Paris, 1932.

  • JOVER ZAMORA, J.M. (dir). "Los reinos Taifas de al-Andalus en el siglo XI", en Historia de España. Menéndez Pidal, vol. VIII-I. Madrid, Espasa Calpe, 1994.

  • GUICHARD, P. "Los nuevos musulmanes", en Historia de España. Antonio Domínguez Ortiz, vol III. Barcelona, Planeta, 1989.

  • MARTÍN, J.L. "La España medieval", en Manual de Historia de España. José Luis Martín, vol II. Madrid, Historia 16.

Autor

  • CGS