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PeriodismoLiteraturaBiografía

Jurado, Ramón H. (1922-1978).

Narrador, ensayista y periodista panameño, nacido en Pocrí (en la provincia de Coclé) el 29 de mayo de 1922, y fallecido a bordo de un avión, en pleno vuelo, el día 3 de noviembre de 1978, víctima de una fulminante afección cardíaca. Autor de una espléndida producción novelesca que evoluciona desde el realismo social hasta el existencialismo y las grandes innovaciones de la prosa de vanguardia, está considerado como uno de los máximos exponentes de la narrativa panameña contemporánea. Fue uno de los miembros más destacados de la denominada "Generación del 44", en la que figuran otros autores tan relevantes como Joaquín Beleño C. y Tristán Solarte.

Volcado desde su temprana juventud hacia los saberes humanísticos, cursó con brillantez sus estudios secundarios en el Instituto Nacional de la ciudad de Panamá, de donde egresó con el grado de Bachiller en Letras y con el firme deseo de convertirse en un escritor renombrado. Comenzó, entonces, a dar a conocer algunos de sus relatos primerizos, obras que, firmadas bajo el modesto pseudónimo de "Javier", apenas contribuyeron a cambiar esa imagen de joven tímido, callado y provinciano que arrastraba desde su llegada a la capital, donde hasta entonces no había logrado hacerse un hueco en los foros y cenáculos literarios. Sin embargo, a mediados de los años cuarenta su nombre saltó a las primeras planas de los medios de comunicación nacionales tras haber obtenido, con tan sólo veintidós años de edad, el primer premio de un certamen de narrativa convocado por el Ministerio de Educación, premio que recayó en su novela titulada San Cristóbal (1944). De repente, merced a esta reveladora opera prima, Ramón H. Jurado se convirtió en una de las grandes revelaciones de la narrativa centroamericana contemporánea, al tiempo que quedaba integrado en los colectivos literarios más prestigiosos de su país (entre ellos, la citada "Generación del 44").

Una de las señas de identidad de esta promoción de escritores panameños que se dio conocer a mediados de los años cuarenta radicaba en su firme compromiso patriótico, tendente tanto a consolidar la unidad territorial de los panameños como a subrayar los rasgos culturales comunes que ponían de relieve su especificidad como nación. Esta inquietud sociopolítica quedaba bien patente en San Cristóbal, un brillante testimonio de denuncia en el que, desde las coordenadas estéticas e ideológicas del realismo social (bien es verdad que un tanto rudimentario), Ramón H. Jurado presentaba una airada visión crítica de las vejaciones a las que quedaba sometida la población rural en las grandes explotaciones azucareras. Con todos los lastres propios de su manifiesta adscripción a ese género de denuncia, y con todos los defectos inherentes a una novela primeriza, San Cristóbal mostraba también un buen puñado de logros artísticos que, de inmediato, centraron la atención de la crítica especializada en la figura prometedora de Ramón H. Jurado, quien a partir de entonces fue uno de los personajes destacados no sólo de la actualidad literaria de Panamá, sino también de la vida cultural y política de la pequeña república centroamericana.

En efecto, el escritor de Pocrí brilló también a gran altura por sus artículos periodísticos, y ocupó diferentes cargos políticos en la vida pública de su nación; pero ninguna de estas actividades le impidió seguir desplegando una fructífera y deslumbrante producción novelesca que, cuando había transcurrido un lustro desde la aparición de su primera narración extensa, se enriqueció notablemente con la salida a la calle de su segunda novela, publicada bajo el título de Desertores (1949). Centrada en los acontecimientos históricos de la denominada "Guerra de los Mil Días" (1900-1903) -una sangrienta confrontación civil en Colombia que, entre otras consecuencias, propició la definitiva independencia de Panamá-, esta segunda entrega narrativa de Ramón H. Jurado puede encuadrarse, en virtud de su argumento, dentro de la modalidad genérica de la novela histórica, aunque la trabajada armazón estructural que construyó el autor revela también nuevas preocupaciones estéticas (más pendientes de modelos innovadores) y, sobre todo, la adquisición personal de una evidente maestría en el manejo de las técnicas narrativas contemporáneas.

Con Desertores, pues, Ramón H. Jurado dio un considerable paso en su trayectoria literaria, aunque la que habría de pasar a la historia de las Letras panameñas como su obra maestra aún estaba por llegar. Se trata de El desván (1954), una espléndida novela de corte existencialista y psicológico en la que, siguiendo unos patrones narrativos de indudable procedencia kafkiana, el escritor de Pocrí abordó -por vez primera en la literatura panameña- las inquietudes temáticas propias de la vasta corriente existencialista, con lo que situó la narrativa nacional en la órbita recorrida por aquel entonces por los autores más reputados de todo el mundo. Al mismo tiempo, y dentro de su singular progresión como escritor, esta tercera novela de Ramón H. Jurado dejaba bien patente el grado de perfección que el autor había alcanzado dentro del arte de la narración.

Cabe recordar, antes de clausurar esta breve semblanza bio-bibliográfica, la faceta de Jurado como cultivador de relatos breves, género en el que se inició como escritor -con unos cuentos de hondo arraigo telúrico- y al que aportó algún volumen recopilatorio tan interesante como el titulado Un tiempo y todos los tiempos. También demostró gran soltura y brillantez en el cultivo del ensayo, al que se asomó para tratar algunos temas literarios como los recogidos entre las páginas de Itinerario y rumbo de la novela panameña, su obra más sobresaliente en este campo. Otras obras suyas no citadas en parágrafos anteriores son las tituladas En la cima se mueren los suicidas (1950) y Con la muerte en la mano (1967).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.