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HistoriaBiografía

Junia Rústica (s. I).

Sacerdotisa hispanorromana, nacida en el municipio de Cartima (en el territorio ocupado actualmente por la localidad malagueña de Cártama) en el siglo I de la era cristiana y fallecida en fecha y lugar desconocidos. Considerada como la mujer que mayor prestigio alcanzó en las altas instancias religiosas de su ámbito local, logró también un considerable prestigio social merced a las magnas obras benefactoras que realizó entre los suyos.

El hecho de haber nacido en el seno de una familia acomodada que figuraba entre las más destacadas de la elite local -se cree que su padre fue Décimo Junio Melino, un caballero poseedor de un envidiable patrimonio- permitió a la joven acceder pronto a la profesión sacerdotal, única vía de promoción social de la mujer en el Imperio romano, ya que no estaba facultada para desempeñar ningún otro cargo político, jurídico o militar. Del elemento onomástico de "Rústica" se desprende también que la familia de la sacerdotisa podía hundir sus raíces en la población autóctona que ya habitaba la Bética mucho antes de su romanización, cuyas clases privilegiadas poseían grandes extensiones de terreno; en cualquier caso, cuando ella nació sus progenitores ya estaban plenamente integrados en la cultura y la sociedad romanas, hasta el extremo de que el citado Décimo Junio Melino, en su condición de ecuestre, ocupaba el segundo estamento en importancia dentro de la jerarquía del Imperio (después del rango de senador).

A muy temprana edad -como era frecuente entre las jóvenes romanas de su tiempo-, Junia Rústica contrajo nupcias con Cayo Fabio Fabiano, otro destacado miembro de las elites locales de la Bética, perteneciente a la poderosa e influyente familia de los Fabii Fabiani. De los frutos habidos del matrimonio entre ambos próceres sólo queda noticia del nacimiento de Cayo Fabio Juniano, quien, al haber optado en la formación de su nombre por la elección de elementos onomásticos de su familia paterna y materna, constituye un buen ejemplo de la destacada importancia de ambos clanes en esta provincia romana del sur de la Península Ibérica.

A raíz de la concesión de la ciudadanía romana a la localidad de Cartima (que entraba dentro del otorgamiento general concedido por Vespasiano a todos los habitantes de Hispania), Junia Rústica comenzó a comportarse entre sus conciudadanos como una de las benefactoras más comprometidas con el desarrollo de su entorno local. La adquisición del derecho de ciudadanía suponía, entre otras cosas, la suspensión de la obligatoriedad de contribuir a las arcas comunitarias del Estado romano, lo que a su vez implicaba que cada municipio debía correr con los gastos de su propia administración. Consagrada, por aquellos años, como la primera sacerdotisa pública de Cartima, Junia Rústica comenzó a mostrar su liberalidad -y, de paso, a hacer alarde de la riqueza de su familia, lo que constituía uno de los mayores signos de poder- por medio del sufragio de numerosas obras públicas que la convirtieron en una de las personas más alabadas y homenajeadas por sus paisanos. Así, entre las obras públicas que promovió desde su cargo de sacerdotisa perpetua, financió la reforma de los pórticos públicos de la ciudad, mandó construir pórticos nuevos, cedió tierras propias para la construcción de un estanque, donó la estatua de Cupido que hizo colocar en dicho espacio comunitario, y ordenó esculpir en bronce otra estatua que, dedicada a Marte, quedó emplazada en una céntrica plaza del foro de Cartima, como uno de los emblemas más representativos de la localidad.

Con todo, la mayor muestra de su munificencia quedó plasmada en la decisión que Junia Rústica adoptó con respecto a la deuda que mantenían sus conciudadanos con el erario público romano, deuda que era necesario abolir para acceder plenamente a los derechos de ciudadanía. La sacerdotisa, en una aplicación inusitada del denominado "sistema de evergetismo" (por medio del cual las clases poderosas contribuían, con sus subvenciones y donaciones, a limar las abruptas diferencias observables entre los modos de vida de los más ricos y los más menesterosos), asumió el pago de todos los impuestos atrasados y saldó, con su propio patrimonio, la deuda entre el municipio de Cartima y el Estado romano.

En agradecimiento a esta generosa ostentación de su preeminencia (en general, tanto los magistrados varones como las sacerdotisas femeninas venían obligados a justificar su honorabilidad con grandes desembolsos destinados a las obras públicas y a la diversión de la ciudadanía), el Senado local de Cartima rindió homenaje a Junia Rústica y a su hijo con un decreto que autorizaba la erección de sendas estatuas en memoria de ambos. La sacerdotisa corrió también con los gastos de este homenaje que le rendían sus paisanos, y añadió por su cuenta una tercera estatua destinada a perpetuar la figura de su esposo.

Bibliografía

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  • Corpus Inscriptionum Latinarum, II, 1956 (Berlín, 1871 [suplemento 1900]).

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  • SERRANO RAMOS, Encarnación: Inscripciones latinas del Museo de Málaga (Madrid: Ministerio de Cultura, 1981).

JR.

Autor

  • 0012 JR