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HistoriaPolíticaBiografía

Juan I, Rey de Portugal (1357-1433).

Rey de Portugal nacido en Lisboa el 11 de abril de 1357 y muerto en la misma ciudad el 14 de agosto de 1433, era hijo natural del rey Pedro I y de doña Teresa Lorenço, dama de la nobleza gallega. Fue el fundador de la dinastía de Avís y recibió los sobrenombres de el Grande, el Padre de la Patria y el Rey de buena memoria.

Debido a su condición de hijo natural del rey no tenía derechos sucesorios sobre el trono de Portugal, los cuales recaían en el primogénito de Pedro I, Fernando I. Por ello pasó los primeros años de su vida alejado de la Corte, no obstante desde su adolescencia ocupó importantes cargos en la corte y en la sociedad portuguesa. Siendo un niño fue entregado al maestre de la Orden de Cristo, Nuno Freire de Andrade, para que fuese educado. En 1364, cuando contaba con apenas siete años de edad, fue nombrado caballero e investido con la dignidad de gran maestre de la orden de Avís.

En 1367 falleció Pedro I por lo que la corono pasó a su hijo, Fernando I, mientras que su hermanastro Juan proseguía como gran maestre de Avís, al tiempo que se le atribuyen nuevas funciones en la Corte. Debido a un fuerte enfrentamiento entre don Juan y su cuñada, doña Leonor Téllez de Meneses, el maestre de Avís acabó en prisión en 1382.

Cuando el 22 de octubre de 1383 falleció el rey Fernando I estalló una importante crisis dinástica, debido a la no existencia de heredero varón. El trono correspondía por derecho a la infanta Beatriz de Borgoña, hija del difunto rey, pero esta posibilidad contaba con fuertes opositores, ya que Beatriz se había casado con Juan I rey de Castilla, por lo que de heredar la corona portuguesa, el rey castellano se convertiría en monarca de Portugal, lo que supondría la sumisión de Portugal a Castilla y la pérdida de la independencia.

Según el tratado de Salvaterra do Magos, el heredero del trono debía ser el primogénito del matrimonio entre Juan I de Castilla y doña Beatriz de Borgoña. Pero cuando Leonor Téllez, en un intento de retener el poder en su persona a través de su hija, decidió proclamar a doña Beatriz como reina de Portugal, se produjo la sublevación de los descontentos, entre los que se encontraba el maestre de Avís. La facción que se oponía a doña Leonor Téllez eligió al maestro de Avis como líder; dicha facción estaba compuesta por miembros de la pequeña nobleza y burgueses adinerados, que contaban con el apoyo mayoritario del pueblo de Lisboa. El alto clero y la nobleza apoyaban los intereses de la regente y del rey de Castilla. A esta complicada situación había que unir la escandalosa conducta de la reina viuda, doña Leonor Téllez de Meneses, la cual había sido nombrada regente a la muerte de su esposo, pero que había escandalizado al reino debido a que apenas unos días después de la muerte de Fernando I, el amante de la reina, el conde de Ourem, se había instalado en el palacio de la regente. Esta escandalosa conducta provocó las iras del pueblo portugués contra la Casa de Borgoña.

El descontento popular fue hábilmente aprovechado y canalizado por el maestre de Avís en su propio beneficio, así, decidió dar un golpe de Estado con el fin de vengar la memoria de su hermano, al tiempo que lograba controlar en su propio beneficio la cólera del pueblo. Con éste fin, el 6 de diciembre de 1383, asaltó el palacio de la regente y asesinó a su amante. Pocos días después, el 16 de diciembre, se presentó triunfal ante el pueblo que le aclamó como regente y defensor del reino. Detrás del levantamiento del maestre Juan se encontraba la facción nobiliaria contraria a la creciente influencia en la corte del bando castellano, lo cual fue, en última instancia, el motivo de dicho levantamiento. La proclamación de Juan como regente de Portugal suponía de hecho una declaración de guerra a Castilla, ya que como dijimos anteriormente el rey castellano defendía los derechos de su esposa, la infanta Beatriz, y por ende los suyos propios a la corona lusa.

En 1384 las tropas castellanas invadieron Portugal y pusieron sitio a Lisboa, el principal foco de resistencia a los intereses de Juan I de Castilla, pero el maestre Juan logró resistir durante los cinco meses que duró el asedio (de mayo a septiembre de 1384), hasta que los castellanos tuvieron que retirarse diezmados por la peste. Tras la retirada castellana, fueron convocadas Cortes en Coimbra, con el objeto de solucionar definitivamente el problema de la sucesión. Las Cortes declararon, en marzo de 1385, el trono vacante y eligieron al maestre de Avis como mejor candidato para ocuparlo. El 6 de abril de 1385 el maestre de Avís fue proclamado rey de Portugal como Juan I. Ante la aclamación del maestro de Avis, el ejército castellano entró de nuevo en Portugal en el verano de 1385.

Juan I de Castilla contó en esta ocasión con un imponente ejército, muy superior al de Juan I de Portugal. Las tropas portuguesas, dirigidas por el condestable Nuno Álvares Pereira, conscientes de su inferioridad, decidieron esperar a los castellanos en Aljubarrota, permitiendo que asolaran y conquistaran numerosas localidades a su paso. El 14 de agosto de 1385 los ejércitos portugueses y castellanos se encontraron en Aljubarrota, donde se libró la batalla decisiva entre ambos reyes. Dicha batalla se saldó con la aplastante victoria del rey portugués, hasta el punto de que éste invadió los territorios de Juan I de Castilla.

El rey de Portugal selló, en 1388, una importante alianza con Inglaterra por medio de su matrimonio con Felipa de Lancaster (1359-1415), hija de Blanca de Lancaster y de Juan de Gante, el poderoso duque de Lancaster, el cual desde ese momento apoyó al rey portugués contra el castellano. Felipa era a su vez hermana de Enrique IVde Inglaterra, por lo que la alianza era doblemente beneficiosa para Portugal. No fue hasta el 31 de octubre de 1411 cuando se firmó la paz definitiva entre ambos, después de varias treguas y de nuevos estallidos bélicos. Al año siguiente, su primogénito don Duarte I, fue declarado heredero legítimo y asociado al trono.

Del matrimonio de Juan I y Felipa de Lancaster nacieron un total de seis hijos y dos hijas, de los que llegaron a la edad adulta Duarte I, su sucesor en el trono de Portugal; Pedro, duque de Coimbra; el famoso Enrique el Navegante; Fernando el Príncipe Constante; e Isabel, que contrajo matrimonio con el duque de Borgoña, Felipe el Bueno.

La paz con Castilla permitió a Juan I de Portugal centrar sus esfuerzos en la expansión territorial en el norte de África. En 1415 a instancias de Felipa de Lancaster se realizó una expedición al norte de África, la cual supuso el inicio de la expansión del imperio marítimo portugués. Juan I puso unos doscientos barcos y más de cincuenta mil hombres, a disposición de su hijo Enrique, el cual apenas contaba más de 20 años de edad, no obstante lo cual, los portugueses llegaron al norte de África y lograron tomar la ciudad de Ceuta. Parece ser que Felipa logró convencer a su esposo de la necesidad y lo beneficioso que sería para Portugal, un país pequeño con una frontera demasiado grande, el hacerse con el control de un importante centro mercantil, rico en trigo y oro como Ceuta; por otro lado, otra importante razón para la expedición a Ceuta fue el deseo real de canalizar los ímpetus guerreros de la nobleza, que ocupada en la empresa ceutí no emplearía sus energías en sublevaciones internas ni conjuras.

Al año siguiente, 1416, dos de sus hijos, Enrique el Navegante y Pedro duque de Coimbra, fundaron la Academia Náutica de Cartografía y Técnicas de Navegación y Construcción Naval, que sería un instrumento de vital importancia en la expansión portuguesa por el Atlántico. Fruto de la labor de la Academia Náutica y de los desvelos de Enrique el Navegante, en 1418 los marineros Joâo Gonçalves Zarco y Tristâo Vaz Teixeira alcanzaron la isla de Porto Santo; al año siguiente Bartolomé Perestrello alcanzó Madeira; en 1427 Diego de Silves llegó a las Azores y Gonçalo Belho Cabral alcanzó las islas más orientales del archipiélago en 1431.

En lo que respecta a la política interior de Juan I, hay que destacar la impresionante labor legislativa que marcó todo su reinado. Fue el primer monarca en procurar a Portugal unas leyes de gobierno, las cuales fueron redactadas en lengua vulgar para que fueran comprendidas por todos; suprimió la costumbre de contar los años según la era de Julio César; construyó numerosos edificios públicos y religiosos. Juan I gozó de gran popularidad entre los portugueses, su reinado estuvo caracterizado por reformas de tipo administrativo, el florecimiento de la cultura portuguesa y de los ideales caballerescos.

Autor

  • Juan Antonio Castro Jiménez