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HistoriaPolíticaBiografía

Juan I de Luxemburgo, Rey de Bohemia (1296-1346).

Rey de Bohemia, llamado el Ciego, cuyo nombre en checo era Jan Lucemburský. Nacido el 10 de agosto de 1296 en Luxemburgo y muerto el 26 de agosto de 1346 en Crécy (Picardía, Francia). Reinó desde 1310 hasta su muerte. Fue el fundador de la dinastía germano-checa de los Luxemburgo y uno de los guerreros más afamados de su tiempo.

Era hijo del conde Enrique de Luxemburgo (desde 1308, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y de Margarita de Brabante. Fue educado entre las posesiones de los Luxemburgo y Francia, a cuya corte estuvo muy vinculado desde niño. Su acceso a la corona checa se produjo tras la guerra de sucesión que siguió al asesinato del rey Wenceslao III (1306), último monarca de la dinastía Premyslida, fundadora del estado bohemio. Dicha guerra tuvo como principales contendientes al emperador Alberto I de Habsburgo y al conde Enrique de Carintia, casado con una hermana de Wenceslao III. En 1308, a la muerte de Alberto I, Enrique de Luxemburgo fue nombrado Rey de Romanos (heredero del trono imperial) y entró en la liza por la corona de Bohemia. Con el apoyo de Peter de Aspelt, arzobispo de Basilea que había sido canciller de Wenceslao II, y de la Orden Cisterciense de Bohemia, Enrique pactó la boda de Juan con Isabel (Eliszka) Premyslovna (1292-1330), hermana y heredera legítima de Wenceslao III. La boda tuvo lugar en Spira (Alemania) el 30 de agosto de 1310. Poco después, la pareja partió hacia Bohemia acompañada por un ejército germano-checo que tomó Praga el 19 de diciembre y expulsó a Enrique de Carintia. Juan (que ese mismo año había recibido de su padre el título de conde de Luxemburgo) fue coronado solemnemente en la capital checa el 7 de febrero del año siguiente.

Durante la guerra sucesoria, la alta nobleza checa se había fortalecido notablemente, en detrimento del poder monárquico. Juan, que a su llegada al trono tenía apenas catorce años, se encontró maniatado frente al poder de los grandes nobles, liderados por Enrique de Lipá. Sin embargo, la reina Isabel, más madura y políticamente más preparada que su joven esposo, convenció a éste para que ordenara el encarcelamiento de Enrique de Lipá y tomara las riendas del estado. Ello provocó una rebelión nobiliaria que agudizó el debilitamiento de la monarquía. Enrique de Lipá fue liberado, recuperó sus cargos en la corte y manejó los hilos del poder durante los primeros años del reinado, pese a la vigorosa oposición de Isabel Premyslovna.

Juan I carecía de vocación política. Era, ante todo, un hombre de guerra obsesionado con los ideales de la caballería (en 1319 intentó organizar un gran torneo internacional en Praga, pero nunca consiguió llevar a cabo este proyecto). La reina trató de educarlo en las artes de la política, sin ningún resultado. Su matrimonio, por otra parte, fue desgraciado desde el principio. En 1319, el rey, convencido de que su esposa tramaba un complot para derrocarlo y poner en el trono a su hijo Wenceslao (rebautizado luego como Carlos, nacido 1316), ordenó su encarcelamiento. Ello provocó las iras del pueblo de Praga, que adoraba a la reina Isabel, última representante de la dinastía nacional checa de los Premyslidas. Juan se vio forzado a liberar a la reina, a la que en 1323 envió al exilio a Baviera, donde moriría siete años después. Ese mismo año, Juan mandó a su hijo a la corte de Francia para que fuera educado allí.

El propio rey pasó la mayor parte de su vida entre Francia y las posesiones occidentales de los Luxemburgo, y se rodeó de consejeros franceses, como su secretario durante veinte años, el músico francés Guillaume de Machaut. Sintiéndose ajeno al reino eslavo de Bohemia (donde se le conocía como El Extranjero), tendió a desentenderse de los asuntos internos del estado y prefirió concentrarse en la consolidación internacional de los Luxemburgo, lo que le llevó a combatir por toda Europa, desde el sur de Francia hasta Polonia. En realidad, Juan sólo regresaba a Bohemia cuando necesitaba dinero para llevar adelante sus muchas y costosas campañas militares. En 1322 luchó en las filas del emperador Luis IV de Baviera contra el rival de éste, Federico de Habsburgo, en la batalla de Mühldorf, que entregó definitivamente el trono imperial al bávaro. A cambio, éste le concedió el señorío sobre la importante ciudad checa de Cheb, en calidad de feudo hereditario. Al mismo tiempo, Juan se mantuvo fiel a la alianza tradicional de los Luxemburgo con los reyes de Francia, con los que estaba relacionado por lazos de parentesco. Ello le llevó a romper con Luis IV de Baviera al estallar la Guerra de los Cien Años, pues el emperador tomó partido por Inglaterra a partir de 1338.

Sus campañas en el este aumentaron considerablemente las posesiones de la corona bohemia mediante la anexión de la Alta y la Baja Lusacia (1320-1329) y de Silesia (1327-1330). Pero Juan también combatió a menudo en la Europa occidental, a veces al servicio de los intereses de Francia (como en Cassel en 1328, cuando estuvo junto a Felipe IV en la batalla en la que fueron aplastadas las milicias urbanas de Flandes) y, a veces, en pro de los intereses de su dinastía frente a los de los Habsburgo, en Austria y el Tirol, en Lombardía (de la que se apoderó de forma efímera en sus campañas de 1330-1333), o en Hungría. Asimismo, combatió a lituanos y a rusos y colaboró activamente con la Orden Teutónica en su expansión por tierras polacas.

Pero los inmensos gastos que generaron estas campañas, la fuerte presión fiscal que impuso el rey sobre Bohemia y sus incesantes ausencias le granjearon la hostilidad del reino, cuyo gobierno quedó de hecho en manos de la alta nobleza. En 1333, ante esta situación, Juan encomendó el gobierno de Bohemia a su hijo Carlos, al que al tiempo nombró margrave de Moravia. Éste se esforzó por restablecer el poder monárquico y consiguió algunos logros significativos que, sin embargo, despertaron los recelos de su padre, quien dos años después le depuso de sus cargos y procuró mantenerle alejado de Bohemia encomendándole diversas misiones diplomáticas. No obstante, con el tiempo, Carlos se fue convirtiendo en el principal colaborador político de Juan I. La dependencia política del rey respecto a su hijo se agudizó desde 1339-1340, cuando Juan se quedó completamente ciego (había perdido un ojo durante una de sus campañas en Polonia, y al poco tiempo se le manifestó una enfermedad irreversible en el otro). En 1343, el rey volvió a encomendar a Carlos la regencia de Bohemia.
A pesar de su ceguera, Juan se mantuvo activo, incluso en la guerra, hasta el final de sus días. Sus continuas desavenencias con el emperador le llevaron a aliarse con el papado, con el que mantuvo una relación privilegiada. En 1344, el papa Clemente VI elevó el obispado de Praga a arzobispado y sede primada y, tras citar a Juan y a su hijo Carlos en Aviñón, anunció que apoyaría la candidatura de éste último al trono imperial. Dos años después, el papa depuso formalmente a Luis IV y apoyó la elección de Carlos como Rey de Romanos en julio de ese año. Poco después de estos acontecimientos, Juan y Carlos partieron en auxilio del rey Felipe VI de Francia para combatir a las huestes inglesas mandadas por el Príncipe Negro. El rey de Bohemia murió en el campo de batalla de Crécy el 26 de agosto de 1346. El cronista Jean Froissart nos ha dejado un colorido relato de sus últimos momentos:

"El valiente y gentil rey de Bohemia (...) oyó de sus gentes que la batalla había comenzado. Aunque estuviera allí armado y con gran séquito, no veía gota y era ciego. Preguntó a sus compañeros que estaban junto a él, cómo se comportaban sus gentes. Éstos le contaron la verdad y le dijeron: "Las cosas van así. Los genoveses han sido derrotado y el rey de Francia ha ordenado matarlos a todos. De todos modos, entre nosotros y ellos hay una gran matanza, caen unos encima de otros y nos están obstaculizando mucho". "¡Ah!, respondió el rey de Bohemia, esto es un mal comienzo para nosotros". Entonces preguntó por su hijo el rey de Alemania y dijo: "¿Dónde está mi hijo mi señor Charles?". Le respondieron los que le oyeron: "Mi señor, no lo sabemos. Creemos que está en la otra parte combatiendo".
Entonces el valiente rey dijo a sus gentes una gran valentía: "Señores, vos sois mis hombres, mis amigos y mis compañeros. En el día de hoy os ruego muy especialmente que me conduzcáis delante para que pueda dar un golpe de espada". Y los que estaban junto a él y que amaban su honor e intrepidez, se lo acordaron (...). Para no perderlo en la pelea, ataron todos juntos los frenos de sus caballos y colocaron a su señor el rey delante a fin de que pudiera cumplir mejor su deseo.
(...) Allí estaba mi señor Charles de Bohemia, que se hacía llamar y escribir rey de Alemania y llevaba las armas, y llegó en gran orden hasta la batalla. Pero cuando vio que la cosa iba mal para ellos, se marchó, y no sé qué camino tomó.
Su padre el buen rey no actuó así para nada, pues marchó tan delante con sus hombres que dio un golpe de espada, tres, cuatro, y combatió con gran valor. Y lo mismo hicieron todos los que le acompañaban. Bien le sirvieron y tan delante atacaron a los ingleses que todos se quedaron allí. No salió ni uno y al día siguiente fueron encontrados en el lugar rodeando a su señor y a sus caballos atados todos juntos".

Froissart añade que, cuando el Príncipe Negro se enteró de la muerte del rey Juan, dijo: "La corona de la caballería ha caído hoy. Nunca hubo nadie igual al rey de Bohemia".

Pese a sus muchas ausencias y a su desinterés por los asuntos bohemios, el reinado de Juan fue fructífero para un reino cuya economía florecía gracias a la riqueza de las minas de plata de Kutná Hora. Desde 1325, Juan realizó una reforma monetario basada en la creación el florín de oro checo, que se convirtió en una de las divisas más sólidas de Europa. Esta época de florecimiento económico produjo un notable desarrollo urbano, al que Juan contribuyó con la concesión del fuero municipal a Praga (1338) y con el embellecimiento de la ciudad, que tuvo como principal inspirador a su hijo, Carlos.

Con Isabel Premyslovna, Juan I tuvo cuatro hijos: Bona de Bohemia (1315-1349), casada en 1332 con el rey Juan II de Francia; Carlos (1316-1378), su sucesor en el trono bohemio y emperador como Carlos IV; Juan Enrique de Luxemburgo (1322-1375), margrave de Moravia, casado en 1329 con Margarita de Carintia, condesa del Tirol; y Ana de Luxemburgo (1323-1338), casada con Otón de Habsburgo.

Bibliografía

  • BETTS, R.R. Essays in Czech History. Londres-Oxford, 1969.

  • HARRISON THOMSON, S. Czechoslovakia in European History. Princeton, 1953.

  • MACZAK, A., SAMSONOVICZ, H., BURKE, P. East-Central Europe in Transition. Fron the 14th to the 17th century. Londres, 1985.

Enlaces en Internet

http://scholar76.tripod.com/czech7.htm; (página dedica a la historia de Bohemia; en inglés).

Autor

  • Victoria Horrillo LedesmaTOÑI