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Juan de Aragón (1301-1334).

Infante de Aragón, hijo de Jaime II y de la reina doña Blanca, nacido en 1301 y fallecido en Pobo, cerca de Daroca (Zaragoza), el 19 de agosto de 1334.

Desde su infancia fue destinado por su padre hacia los oficios eclesiásticos, como lo prueba la concesión de una canonjía en León y el ingreso en la cartuja de Scala Dei, donde recibió la educación y obtuvo las órdenes menores, confirmadas en 1310 con la obtención de la tonsura. En 1316, con ocasión de la muerte del arzobispo de Tarragona, Guillem de Rocaberti, Jaime II quiso que la dignidad recayese en su hijo, tal como solicitó al cabildo catedralicio. La reunión de los prelados concedió el deseo a su rey, pero no así el papa Juan XXII, que se negó a validar la decisión del cabildo basándose en la escasa edad del candidato, aunque, como es lógico suponer, en realidad a lo que se negaba era a que una diócesis tan importante fuese controlada por el rey a través de su hijo adolescente. Finalmente, en una solución a tres bandas un tanto extraña, Ximeno de Luna, arzobispo de Zaragoza, obtuvo la dignidad tarraconense, mientras que la diócesis aragonesa pasó a manos de Pedro López de Luna, abad de Montearagón, que fue precisamente la prebenda que, por disposición papal en deferencia a Jaime II, ocupó don Juan de Aragón en 1318.

En 1320, tras tomar posesión de su abadengo, también fue elegido prior del monasterio de Montserrat (Barcelona), lugar en el que fue ordenado sacerdote. Con todo, el aldabonazo más espectacular a su carrera religiosa tuvo lugar a finales de ese mismo año, cuando fue nombrado arzobispo de Toledo. La ceremonia tuvo lugar en la monumental Seu de Lleida, y en ella ofició la misa don Ximeno de Luna, con la presencia del citado Pedro López de Luna. A pesar de ello, muy pronto comenzaron los problemas entre los citados prelados de la familia Luna y don Juan de Aragón, dado el carácter independiente de este último; de hecho, los Luna, con su aprobación para el nombramiento de don Juan como primado toledano, pretendían apartarlo de los asuntos religiosos de la Corona de Aragón, cosa que no consiguieron. Las disputas finalizaron con la prohibición al arzobispo de Toledo de ejercer como miembro de la jerarquía aragonesa en sus diócesis.

Dentro del reino de Castilla, las cosas tampoco le fueron mejor, pues enseguida se enfrentó con el infante don Juan Manuel, marido de su hermana, doña Constanza de Aragón, y uno de los hombres fuertes del reinado de Fernando IV. De hecho, a partir de 1322, con la muerte de Fernando IV y la subida al trono del heredero menor de edad (Alfonso XI), Juan de Aragón se vio envuelto en las luchas internas por el poder del reino, al intentar preservar los intereses de su hermana doña Constanza en la pugna constante que comenzó entre la reina regente, María de Molina, y la facción nobiliaria encabezada por el infante don Juan Manuel. La enemistad entre éste y el prelado fue tan grave que por primera vez el arzobispo de Toledo, oficio que desempeñaba Juan de Aragón, no obtuvo el grado de Canciller Mayor del reino de Castilla, cargo que estaba prácticamente aparejado a la sede toledana. Aunque celebró varios concilios provinciales, tanto en Toledo como en Alcalá de Henares, durante el obispado de Juan de Aragón los asuntos fueron manejados por Vicente de Arévalo, arcediano de aquella población abulense y hombre de confianza del arzobispo, que lo nombró su vicario general para poder dedicarse a los problemas políticos con que le tocó convivir.

Tal vez escarmentado por las desavenencias políticas, y tras el triunfo de la regente María de Molina, Juan de Aragón regresó a su tierra natal, ofreciendo una permuta por el arzobispado de Tarragona que fue aceptada. El 1 de septiembre de 1327, después de haber adquirido también el rango de Patriarca de Alejandría, Juan de Aragón se hizo cargo de la diócesis tarraconense. En ella celebró tres concilios provinciales entre 1329 y 1334, pero su mayor tiempo lo dedicó a ampliar y dotar de medios al monasterio cartujo de Scala Dei, en el Priorat tarraconés, tanto en las edificaciones arquitectónicas como en la compra de libros para su conservación. En la biblioteca de Scala Dei se conservaba una Biblia manuscrita con comentarios glosados del propio Juan de Aragón.

Además de la atención a la diócesis tarraconense y al monasterio cartujo, Juan de Aragón realizó una importante visita a Zaragoza en 1327, a la muerte de su padre, el rey Jaime II. Juan figuró en el testamento paterno como albacea, por lo que su hermano primogénito, Alfonso IV, necesitaba la conformidad del arzobispo de Tarragona. Tras ello, regresó a Tarragona, donde continuó dedicándose a ensalzar la Cartuja de Scala Dei hasta su muerte, ocurrida el 19 de agosto de 1334 en Pobo (Zaragoza), donde se encontraba de visita pastoral. Su cadáver fue sepultado en la catedral de Tarragona, en un sepulcro de mármol con una inscripción latina que todavía hoy puede observarse.

Bibliografía

  • LATASSA Y ORTÍN, F.: Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccionario bibliográfico-biográfico por don Miguel Gómez Uriel. (Zaragoza: Imprenta de Calisto Ariño, 1884-1886, 3 vols.).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez