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HistoriaPolíticaBiografía

Joviano, Flavio Claudio. Emperador de Roma (331-364)

Emperador romano (363-364 d.C.), nacido en el año 331 en Singidunum (Moesia superior) y fallecido el 17 de febrero de 364, en Dadastana (Bythinia).

Miembro de una ilustre familia de origen panonio. Su padre, Verroniano, había sido comes domesticorum bajo Constancio II, carrera que continuó Joviano hasta alcanzar el rango de protector domesticus y primicerius domesticorum durante el reinado de Juliano. Joviano continuó su carrera militar sin otra acción digna de mención hasta que participó junto al emperador Juliano en la campaña contra los persas de Sapor I. La inesperada muerte del apóstata en junio del año 363 supuso un duro revés para las tropas romanas, que estaban desunidas y desmoralizadas ante las dificultades para aprovisionarse. Para evitar mayores enfrentamientos entre los grupos internos del ejército, los principales jefes eligieron emperador al prefecto del Pretorio de oriente, Saturnino Salutio Segundo, que dada su avanzada edad y condición civil, no provocaba recelos entre las tropas. Éstas fueron las razones que esgrimió para rechazar el nombramiento y proponer a Joviano en su lugar, ya que sus orígenes panonios y fuertes creencias religiosas le hacían un candidato idóneo.

La primera medida de gobierno de Joviano (363-364 d.C.) fue firmar la paz con los persas. Las condiciones de la paz no se consideraron muy favorables para Roma, ya que se renunció al territorio conquistado al este del Tigris (las llamadas cinco regiones transtigranae), así como a quince ciudades fortificadas entre las que se incluían Singara (la actual Sinjar en Iraq) o Níbisi (hoy la ciudad turca de Nusaybin). Tales acuerdos le valieron numerosas y duras críticas por parte de la población y el ejército romano, que lo veían como una verdadera deshonra para el Imperio. Tras la firma de los acuerdos, Joviano emprendió rápidamente la marcha a Constantinopla, donde su nombramiento debía ser ratificado por el Senado. Para neutralizar el peligro que suponían los ejércitos del Rin y la Galia, fieles aún al recuerdo de Juliano, envió a su suegro y magister militum, Luciliano y al futuro emperador Valentiniano, para que asegurasen el reconocimiento en aquella región. Un rumor, llegado a la Galia, que aseguraba que Juliano continuaba aún con vida, provocó el estallido de una rebelión en la provincia que le costó la vida al mismo Luciliano en su intento por contenerla. Valentiniano pudo restituir la situación sólo después de grandes esfuerzos.

Joviano mantuvo una postura de gran moderación en su política religiosa. Devolvió a la Iglesia católica privilegios, exenciones y asignaciones económicas suprimidas por Juliano y revocó la prohibición de enseñar que recaía sobre los cristianos desde el reinado anterior; sin embargo, no prohibió el culto de los templos paganos. Sólo se vetó la práctica de la magia y la superstición. Joviano no pudo emprender ninguna medida más ya que, en el camino de regreso a Constantinopla, el 17 de febrero de 364, le sobrevino la muerte en Dadastana (Bythinia), asfixiado en su tienda por los gases de un brasero. Fue enterrado en la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla, siendo el último emperador romano al que se le tributó una apoteosis. Le sucedió Valentiniano I.

Bibliografía

  • BROWN, P.: The world of late Antiquity: from Marcus Aurelius to Muhamad. London: Thames & Hudson, 1971.

  • MAIER, F.G.: Las transformaciones del mundo Mediterráneo, s III-VIII. Madrid: Siglo XXI, 1972.

  • PFLAUM, H.G. [et. al.]: Roma. El mundo romano 2. Madrid: Espasa-Calpe, 1985.

  • TEJA, R.: La época de los Valentinianos y Teodosio. Madrid: Akal, 1990.

Autor

  • Rosa Mª Santos Ruiz