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LiteraturaBiografía

Jérica o Xérica y Corta, Pablo de (1781-1840).

Escritor español nacido en Vitoria el 15 de enero de 1781 y muerto en 1840.

De familia acomodada, realizó los estudios llamados entonces de filosofía, preparatorios para la carrera mayor, en el convento de dominicos de su ciudad natal y, más tarde, cursó Leyes en la Universidad de Oñate.

Las noticias que poseemos sobre sus primeros años nos lo presentan desde un principio -según un esquema consabido- tan descontento de los estudios jurídicos como enamorado de las musas hasta que al fin, valiéndose de su condición de primogénito precisado a tomar las riendas de los negocios familiares, consigue abandonar una carrera hacia la que no se sentía llamado. Publicó Cuentos jocosos en diferentes versos castellanos (Valencia, 1804).
Decisivo en el sesgo ulterior de su vida fue su traslado a Cádiz en 1804, primer emporio español de la época, donde el cuidado de los asuntos comerciales de que dependía su fortuna no le impidió una dedicación asidua a las letras, su sueño dorado. Aunque por aquellos días la tristemente famosa peste de 1800 dejaba sentir todavía sus efectos en la ciudad y otro género de reveses, culminados en Trafalgar, frenaba el desarrollo gaditano, con todo, la vivacidad del ambiente y su apertura cultural sedujeron al joven alavés, que aparece, al poco, introducido en los corrillos literarios para encontrar en el naciente periodismo ocupación congenial.

El florecimiento de la prensa patriótica a partir de 1808 concedería el espaldarazo definitivo a una vocación mucho más ágil y comprometida que los primeros pinitos hechos en su tierra alavesa, cuando las traducciones de los clásicos ocupaban todavía el primer lugar. Su ingenio festivo y desenfadado encontró buena ocasión de manifestarse en las escaramuzas de la prensa política, donde colaboró ampliamente con artículos de actualidad, epigramas y fábulas en verso en los que agudeza y oportunidad van de la mano. El Redactor General y el Diario Mercantil, entre otros, se sirvieron con éxito de esa vena satírica para cubrir el flanco a la batalla que a favor de las nuevas conquistas liberales se iba librando paralelamente en las Cortes. El importante papel desempeñado por la poesía en los enfrentamientos políticos que inauguran la época contemporánea no se comprenderá ciertamente recordando sólo -como hace Cueto- la insignificancia artística de las composiciones de Jérica o su fallida imitación de la escuela salmantina, sino colocándolas más bien en un escenario nuevo y considerándolas en su verdadera función de instrumento de combate, destinado tanto a recrear los ánimos como a satisfacer necesidades informativas o a desmantelar fantasmagorías del pasado apelando a la risa como trasfondo liberador.
Los epitafios burlescos, los epigramas y apólogos estructurados con la concisión del aforismo de cuño popular y salpimentados con gracia chusca una poesía de dignidad estética más elevada. Encomendada al sonsonete pegadizo del consonante la misión educativa del mensaje político allí contenido alcanzaba su objetivo de manera fulminante, abriéndose paso entre unos consumidores de mensajes sociales y políticos de procedencia dispar pero a menudo desasistidos de cultura y, por lo mismo, más necesitados de guía por los tortuosos pasos de la deseada libertad. Cuando se recuerde el desideratum de los ilustrados españoles -jamás alcanzado en la plenitud del siglo XVIII- de producir una nueva poesía que proponer al pueblo, formativa y capaz de desbancar los romances al uso, ya fueran de guapezas desgarradas o de amoríos insípidos, se apreciará mejor no sólo la dignidad de la tarea sino el alcance y el éxito de escritores como Jérica, "menores" para nosotros y, sin embargo, tan apreciados del común de sus contemporáneos. La época actual, que suele relegarlos en el mejor de los casos a la categoría de curiosidades démodées si no a borrarlos por completo de la historia literaria deberá tener en cuenta su engagement so pena de condenarse a ignorar, junto con su obra, mecanismos fundamentales en la formación de una España moderna.

Colaboró también en La Tertulia Patriótica de Cádiz, noviembre de 1810, con artículos doctrinales que limitan las prerrogativas del Rey y amplían las de las Cortes. Cultivó también el teatro: suya es la comedia Los Serviles, o el nuevo periódico, en un acto, propia para representarse en casa particular, por hombres solos, anunciada en Redactor, número 183, del 14 de diciembre de 1811.
Como tantos otros confinados por la guerra en la isla de Cádiz, aprovechó la progresiva recuperación del territorio nacional del poder de los franceses para desplazarse hacia el norte: a principios de 1813 arribaba a La Coruña tras haber tocado en Lisboa y, sin tardanza, ponía sus habilidades literarias al servicio de la buena causa en el periódico de ideas más avanzadas de la liberalísima Coruña, esto es, en El Ciudadano por la Constitución. Ya a partir del 17 de febrero de 1813 encontramos su firma -reducida aquí, como en los periódicos de Cádiz, a las iniciales P. J. y C.- al pie de artículos y poesías con una frecuencia proporcionada siempre a las exigencias de la polémica cotidiana con el adversario ideológico que desde mediados de 1813 no ocultaba una beligerancia présaga de la tormenta que se venía cerniendo. Son significativos los artículos contra el comportamiento anticonstitucional de varias autoridades locales y en particular del clero, escritos todos ellos de chunga y sin perdonar medio alguno de ridiculizar a sus miembros más batalladores como eran, por ejemplo, los redactores eclesiásticos del Exacto Correo y del Diario a la Aurora. Complemento de estos artículos son una serie de composiciones festivas sobre los mismos asuntos que parecen destinadas a remachar con la comicidad en metro los mismos conceptos tratados en prosa.
La poesía de Jérica se diría, en suma, un arte de memorizar los conceptos políticos fundamentales dirigido a una sociedad apenas alfabetizada. El conocimiento de varios idiomas le llevó a traducir y adaptar alguna obra dramática extranjera, como la comedia del parisién Picard Los títeres, publicada en Cádiz por Quintana en 1807, que se anunciaba a la venta en La Coruña en mayo de 1813. En esta ciudad, como antes en Cádiz, trabó conocimiento y amistad con personajes de probada fe liberal, unos refugiados como él -Valentín de Foronda, Marcelino Calero-, otros ligados a la profesión militar -el capitán de fragata José O'Connock, el coronel Gonzalo Mosquera, el auditor de Guerra Manuel Santurio García-Sala-, otros, en fin, arraigados en la vida local y fieles adeptos a la buena causa -comerciantes como Pedro de Llanos e intelectuales como Manuel Pardo de Andrade. La redacción de El Ciudadano por la Constitución y el Café de la Esperanza tanto como el domicilio de alguno de ellos eran lugar habitual de tertulia y reunión y allí hubieron de forjarse importantes proyectos de salvación nacional que la reacción impidió llevar a cabo.

En noviembre de 1813 ejerció las funciones de secretario interino de la Junta de Censura y protección de la libertad de imprenta y de su actuación queda constancia en algún documento del Archivo Municipal de La Coruña, así como en la reproducción de muchos de ellos que solía realizarse en El Ciudadano por la Constitución. Su estancia en La Coruña se concluye en los primeros meses de 1814 y su partida de la ciudad queda atestiguada en 9 de marzo de ese año por el soneto de despedida que le dedicaba Santurio en las páginas del Ciudadano.
La represión fernandina le sorprendió, pues, en su tierra natal. Su nombre consta en una lista de reos de estado que el gobierno español reclamaba al francés el 9 de agosto de 1814. Condenado a diez años de presidio en Melilla había esquivado la pena refugiándose en Francia, donde la libertad de que pudo gozar fue bien azarosa y perturbada por la persecución de la policía francesa. Una Liste de personnes qui se trouvent impliquées dans un projet de soulevement contre le gouvernement de S.M. Catholique, existente en el Archivo del Ministerio de Asuntos exteriores de París, incluye su nombre indicando su residencia en Bayona. Tal sucedía en 1817 y de ello derivó una serie de encarcelamientos sucesivos hasta que en Pau recobró su libertad por orden del prefecto.

Posteriormente y hasta 1820 residió en París y tras el triunfo liberal lo hallamos de nuevo en Vitoria donde participó en la nueva situación desempeñando varios cargos, desde el de comandante de los Voluntarios Constitucionales hasta el de miembro de la Junta de Censura y de la Diputación provincial de Álava para ocupar el de alcalde de su ciudad natal en 1823. La segunda represión le costó el arresto a la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, del que sólo una nueva emigración lo puso a salvo. Establecido en Dax y casado con una francesa, se naturalizó francés acabando así sus sinsabores. Una edición de sus Poesías apareció en Burdeos en 1831, y una traducción póstuma de sus Fables, por Hippolyte Topin, en Livourne en 1870.

Obra

Artículos en La Tertulia patriótica de Cádiz: "¿En qué consiste la autoridad de un Rey?", número 15, del 13 de noviembre de 1810, otro en el 17 de noviembre de 1810, sobre la necesidad de que las Cortes se ocupen de las reformas políticas, y según Riaño de la Iglesia puede ser suyo otro en el número 26, del 5 de diciembre de 1810, sobre el buen comportamiento del hospital de San Juan de Dios durante la epidemia; pero éste no lleva más firma que P.J.

Artículos en el Redactor: en el número 482, del 8 de octubre de 1812, "La Raposa ermitaña", apólogo, número 485, del 11 de octubre de 1812, "Epigrama" "Al Diarista de la Tarde", número 486, del 12 de octubre de 1812, número 491, del 17 de octubre de 1812, número 498, del 24 de octubre de 1812 y número 576, del 10 de enero de 1813, "Epitafio" (Yace aquí la inquisición), número 589, del 23 de enero de 1813, "Artículo comunicado al Ciudadano por la Constitución", número 718, del 2 de junio de 1813. Autor también de Carta de D.P. J. y C. a los compradores de papeles públicos (Cádiz, José Niel, 1810), escrito con el que entra en la polémica del Imparcial contra el Conciso, a favor de éste.

Colaboraciones en el CPLSa: "Epigrama" (contra Napoleón), número 42, del 4 de octubre de 1808.
En el Diario Mercantil de Cádiz: "Carta remitida", número 234, del 25 de agosto de 1809, "Señor diarista y demás escritores públicos", 25 de abril de 1811, "Sr. diarista", 1 de julio de 1811, "Sr. diarista", 5 de julio de 1811 (plantea el tema de la pérdida de entusiasmo liberal por parte del Conciso), "Libertad de imprenta", 13 de julio de 1811 (artículo de una línea, que dice:"Señores periodistas: ojo alerta, que asan carne"), "Artículo comunicado", 15 de noviembre de 1811, "Aviso remitido", 20 de noviembre de 1811 (pronostica la próxima muerte del Censor general), "Señor diarista", 1 de diciembre de 1811 (sobre las contribuciones que se imponen a los impresos, cuando debieran ser protegidos), "Señor C.B", 7 de diciembre de 1811 (responde a un artículo del Diario a la Aurora). Siguen los epigramas contra el Censor general, del 11, 14, 16 y 17 de diciembre de 1811, y contra el médico Francisco Flores Moreno, 21 de diciembre de 1811. En "Señor diarista", 28 de diciembre de 1811, censura que se haya privado de sus empleos en la guarnición a los hijos de franceses, que son gaditanos como los demás, y pide que se les emplee, así como a los hijos de genoveses, romanos, napolitanos, etc. De nuevo contra el Censor general los epigramas "El editor del Censor general muda desengañado su título", número 17, del 17 de enero de 1812, y "Hablan los alateres del Censor", número 18, del 18 de enero de 1812. Contra el Redactor general: "Sátira que ha merecido/el Redactor general/desde que fue concebido/en pecado original", número 37, del 6 de febrero de 1812, y contra el P. Alvarado: "Al filósofo rancio", número 43, del 12 de febrero de 1812, páginas 179-180. Contra El zelador patriótico y otros periódicos serviles "Señor Diarista", número 52, del 21 de febrero de 1812, páginas 213-214, contra el Censor general: "De la comedia que se está representando, titulada el Diluvio universal", número 54, del 23 de febrero de 1812, página 222 (en nota niega que los versos del 21 de febrero sean suyos), "La disculpa del Redactor general", número 57, del 26 de febrero de 1812, páginas 235-236, "El Contrito", número 58, del 27 de febrero de 1812, página 240 (contra el Diario de la tarde y el Censor), "Del Diluvio Universal", número 60, del 29 de febrero de 1812, página 248, "La confesión del Redactor general", número 69, del 9 de marzo de 1812, páginas 283-284. "Glosa del sic non vobis contra el Redactor general, incansable y fecundo extractador de Cádiz", "Contra el cansado Redactor general", "Al Redactor general con motivo de cesar la publicación del Revisor político", o el titulado simplemente "Epigrama", números 84, 89, 90 y 91, del 24, 29, 30 y 31 de marzo de 1812, páginas 343-344, 364, 367 y 372. "Al Redactor que se llama general y no es ni siquiera voluntario", Diario Mercantil de Cádiz, número 96, del 5 de abril de 1812, página 386; "Al Redactor general", número 98, del 7 de abril de 1812, página 396; "Del incansable estractógrafo, al Redactor general", número 100, del 9 de abril de 1812, página 408; "Epigrama", número 103, del 12 de abril de 1812, página 420; "Al poeta intruso que con mis iniciales puso el epitafio del Semanario patriótico", número 108, del 17 de abril de 1812, página 444; "Al Redactor general", número 114, del 23 de abril de 1812, página 468, en el que alude a la guerra que él y L. hacen al Redactor, por sus "fechorías literarias"; "Epigrama", número 127, del 5 de mayo de 1812, página 520 (contra el Censor), Dos epigramas "Al autor del Diccionario crítico burlesco", números 129 y 133, del 8 y 12 de mayo de 1812, página 532 y 548, en favor de Gallardo. "A un ratón que me ha roído un libro. Epigrama", número 145, del 24 de mayo de 1812, página 588. "Al autor de la representación en que piden el restablecimiento del Santo Oficio varios sujetos que van de casa en casa recogiendo firmas. Epigrama", número 146, del 25 de mayo de 1812, página 592. Epigrama contra El Templo del destino, del duque de Hijar, número 156, del 4 de junio de 1812, página 630. Artículo con epitafio sobre el cese del Censor general, número 160, del 8 de junio de 1812, páginas 643-644. "Con motivo de haber rehusado su firma el Sr. Cardenal de Borbón a la representación inquisicionaria. Epigrama", número 167, del 16 de junio de 1812, páginas 677-678. "Carta a D. Martín Avispa", número 171, del 20 de junio de 1812, páginas 691-692; y en el mismo número, "De la Inquisición", poema, 694. "A los Señores individuos de la comisión de constitución, encargados de informar acerca del restablecimiento del santo Oficio. Epigrama", número 172 (sic., por 181), del 30 de junio de 1812, 734, "Al médico que visita en su enfermedad al Sr. Freire Castrillon, autor del papel servil y artero El liberal Padilla, y otros de la misma estofa que suelen venir de Galicia. Epigrama", número 48, del 17 de agosto 1812, 188 (sic, por 192). "Diálogo. D. Servilio. D. Patricio", número 54, del 23 de agosto de 1812, 213-215. "Diálogo. Fray Patricio y Fray Servilio", número 59, del 28 de agosto de 1812, 233-235. "Diálogo 2º Entre fray Patricio y fray Servilio", número 64, del 3 de septiembre de 1812, 257-260. "Diálogo 3º Entre fray Patricio y fray Servilio", número 67, del 6 de septiembre e 1812, 271-273. "Con motivo de no haber podido encontrar en Cádiz los Ingleses cien borricos para la conducción de sus bagajes. Epigrama", número 72, del 11 de septiembre de 1812, 294. "Al Corzo que se queja en sus Boletines del calor que hace en la Rusia. Epigrama", número 73, del 12 de septiembre de 1812, 296. "Diálogo 4º Entre Fr. Patricio y Fr. Servilio", número 77, del 16 de septiembre de 1812, 309-312. Epigrama, número 81, del 20 de septiembre de 1812, 328 (confianza en el pueblo soberano). "Diálogo 5º Entre Fr. Patricio y Fr. Servilio", nº 87, 26 septiembre 1812, 313-316. "Apólogo. El burro periodista", "Epigrama. Un impresor a los francmasones (si los hay) recomendando al marqués de Panés", número 98 (sic, por 97), del 7 de octubre de 1812, 399-400 (la firma en el epigrama viene después de un Aviso, por simple errata). "Del flamante periódico El procurador general de la nación y del rey. Epigrama", número 1, del 11 de octubre de 1812, 4 (firma J.P. y C., por errata). "Diálogo 6º Entre Fr. Patricio y Fr. Servilio", número 6, del 16 de octubre de 1812, 21-23. "Apólogo. La tela de Araña", número 7, del 17 de octubre de 1812, 27. "Señor Procurador general de la Nación y del Rey", número 8, del 18 de octubre de 1812, 29-31. "Apólogo. El tío Juan Rana y su Asno", número 15, del 25 de octubre de 1812, 60. "A San José. Epigrama", 26 de octubre de 1812, 82. "Apólogo. El Cisne y los Cuervos", número 25, del 5 de noviembre de 1812, 125. "Sr. Diarista", número 35, del 15 de noviembre de 1812, 163-165 (sobre unas Coplas en alabanza de María Santísima). "Al gacetero de la Mancha", número 41, del 21 de noviembre de 1812, 195-197. Epigrama, número 58, del 8 de diciembre de 1812, 270. "Descubrimiento para conocer a los Francmasones. Letrilla", número 62, del 12 de diciembre de 1812, 285-286. "Sr. Diarista", número 67, del 17 de diciembre de 1812, 305 (la Junta provincial de Censura ha declarado libre de todo cargo al artículo del Malagueño del 29 noviembre)."Lamentaciones del Procurador. Letrilla", 18 de diciembre de 1812, 309-310. Anacreóntica, número 80, del 31 de diciembre de 1812, 362 (firma J.P. y C. por errata). "Apólogo a los serviles", número 45, del 14 de febrero de 1814, 180.

Bibliografía

  • CUETO, Leopoldo Augusto de: Poetas líricos del siglo XVIII. Madrid, 1952-1953. 3 vols.

  • Diario Mercantil de Cádiz, n. 234, 25 de agosto de 1809, n. 96, 5 de abril de 1812.

  • PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero hispanoamericano. 2ª ed. Barcelona, 1948-1977.

  • Redactor General de España, n. 183, 14 de diciembre de 1811; n. 37, 6 de febrero de 1812, n. 43, 12 de febrero de 1812, y n. 57, 26 de febrero de 1812; n. 69, 9 de marzo de 1812, ns. 84, 89, 90 y 91, de 24, 29, 30 y 31 marzo 1812; n. 98, 7 de abril de 1812, n. 114, 23 de abril de 1812; n 127, 5 de mayo de 1812, n. 129 y 133, 8 y 12 de mayo de 1812; n. 482, 8 de octubre de 1812, n. 485, 11 de octubre de 1812, n. 486, 12 de octubre de 1812, n. 491, 17 de octubre de 1812, n. 498, 24 de octubre de 1812; n. 576, 10 de enero de 1813; n. 718, 2 de junio de 1813.

A. GIL NOVALES.

Autor

  • MFE.