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HistoriaBiografíaPolítica

Jáuregui y Aldecoa, Agustín de (1711-1784)

Político y administrador colonial español, nacido en 1711 en Lecároz (Navarra) y fallecido en Lima el 29 de abril de 1784. Fue trigésimo tercer virrey del Perú (1780-1784).

Fueron sus padres Matías de Jáuregui, señor del Palacio de Cabo de Armería de Jáuregui, y Juana María de Aldecoa y Datue. Hizo desde joven la carrera militar y desempeñó los cargos de caballerizo de campo de Felipe V y capitán de dragones del Regimiento de Almansa. Participó en las expediciones militares de Mazalquivir y Orán al norte de África. Fue enviado por vez primera a América en febrero de 1741 a defender el puerto de La Habana del ataque de los ingleses, y en esta ciudad contrajo matrimonio con María Luisa de Aróstegui en 1747. En 1749 retornó a España con el grado de coronel del Regimiento de Dragones de Sagunto y por su participación en la rendición de Almeida en 1762 fue ascendido a mariscal de campo. El 25 de junio de 1772 Carlos III le nombró gobernador y capitán general del reino de Chile. Tomó posesión del cargo en Santiago el 5 de marzo de 1773. Sus obras principales fueron la reorganización del ejército, la pacificación de los indios pehuenches, el empadronamiento del Obispado de Santiago y la realización de una expedición militar a la ciudad de los Césares.

El 10 de enero de 1780 la Corona le nombró virrey del Perú en sustitución de Manuel de Guirior. Se embarcó en Valparaíso el 6 de julio e hizo su ingreso oficial en Lima el 20 de julio de 1780, siendo objeto de una recepción pública el 5 de noviembre. Nombró como asesores al abogado Francisco López y al fiscal de la Audiencia Ambrosio Cerdán de Landa y Pontero, mientras que dejó en su cargo de Superintendente General de la Real Hacienda al polémico visitador José Antonio de Areche hasta 1782, año en que iba a ser relevado por Jorge de Escobedo y Alarcón por decisión de la Corona.

No hubo novedades en materia económica, sólo se remitieron a España 350.000 pesos, ya que el resto de ingresos hubieron de gastarse en la represión de las rebeliones y en el desarrollo del sistema de intendencias. El 10 de noviembre de 1780 estalló en el poblado de Tinta, en Cuzco, la rebelión del cacique indígena José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II, contra el mal gobierno y los excesos en los impuestos. Ésta se iba a extender por gran parte del sur andino peruano y al norte de la Audiencia de Charcas. Tupac Amaru II ordenó ejecutar al corregidor Antonio Arriaga por abusar de la población indígena, lo que le reportó el apoyo de este sector social y de los mestizos en el ejército que iba a conformar. En la batalla de Sangarará del 18 de noviembre, el ejercito tupamarista derrotó a las tropas españolas comandadas por el corregidor de Quispicanchis. El virrey decidió enviar un ejército de mil hombres al mando del coronel José del Valle con la misión de sofocar la rebelión. A la misma expedición militar se sumó el visitador Areche. El 6 de enero de 1781, Tupac Amaru II fracasó en su propósito de tomar la capital cuzqueña pero en marzo su aliado, el líder aymara Julián Apaza Tupac Katari, iniciaba el cerco de la ciudad de La Paz en Charcas. Tupac Amaru II fue finalmente derrotado y hecho prisionero en Tinta el 5 de abril de 1781, siendo ejecutado con sus familiares en el Cuzco el 18 de mayo. La rebelión de Tupac Katari en La Paz prosiguió, pero fue finalmente vencida en noviembre de 1781. También estallaron bajo este gobierno sublevaciones indígenas de menor importancia en Huarochiri, Huallanca, Huamalíes y Jauja.

El virrey Jáuregui aceleró el inicio de la mayor reforma administrativa emprendida por la era borbónica al abolir el cargo del corregidor e introducir la figura de los intendentes mediante la Ordenanza del 28 de enero de 1782. También prohibió la lectura de Los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, suspendió las milicias de indígenas y extinguió el cargo de los caciques indígenas. Asimismo se prohibió el reparto de mercancías y la mita por deudas. En Chiloé se suprimieron las últimas encomiendas de indios.

En materia de defensa, el temor a un ataque de los ingleses obligó a aumentar las tropas, extender el emplazamiento de la artillería a las playas de Ancón, Chorrillos y la Chira y remodelar el cuartel de Santa Catalina y el fuerte del Real Felipe en El Callao. En cuanto al Patronato Real, se construyó con el producto de los bienes confiscados a los jesuitas un colegio y hospicio para pobres en Arequipa, un colegio seminario para clérigos en Trujillo, un seminario real en Huamanga, un noviciado regentado por agustinos en Huancavelica y un noviciado para mercedarios en Ica. En Arequipa, la iglesia de la Compañía de Jesús fue anexada a la Catedral. En Lima, se dio protección económica a los hospitales de San Bartolomé para negros, de San Andrés para criollos y de la Caridad para criollas. En lo referente a instrucción, a consecuencia de la rebelión tupamarista se suprimió la cátedra de quechua que se impartía en la Universidad de San Marcos y se confiscó el Elogio al virrey Jáuregui del abogado criollo José Baquijano y Carrillo pronunciado en la ceremonia de recepción al virrey del 27 de agosto de 1781.

Tras diez años de gobierno, Jáuregui fue relevado por la Corona en 1784 y, tras entregar el mando a su sucesor, el teniente general Teodoro de Croix, el 6 de abril de 1784, falleció repentinamente en Lima diecinueve días después. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de Santo Domingo. La relación de gobierno de este virrey fue concluida y entregada por su hijo el coronel Tomás de Jáuregui y Aróstegui el 6 de mayo de 1785.

Bibliografía

  • TAURO, Alberto (ed.). Enciclopedia ilustrada del Perú. (Lima: 1987).

  • MILLA BATRES, Carlos (ed.). Compendio Histórico del Perú. Historia del siglo XVIII. (Lima: 1993).

  • CONTRERAS, Remedios (ed.). Agustín de Jáuregui. Relación de Gobierno, Perú (1780-1784). (Madrid: 1982).

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