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FilologíaLingüísticaBiografía

Jakobson, Roman Ossipovich (1896-1982).

Filólogo y lingüista ruso nacionalizado estadounidense, nacido en Moscú en 1896 y fallecido en Boston (Massachusetts) el 18 de julio de 1982. Autor de una lúcida y brillante obra teórica en la que predominan la investigación y la reflexión acerca del hecho lingüístico a partir del nivel fónico del lenguaje, está considerado -junto al también moscovita Nikolai Trubetzkoy- como uno de los miembros más destacados de la Escuela de Praga, de la que parten necesariamente todos los estudios de la fonología contemporánea. Asimismo, destacó por sus reveladoras aportaciones a la teoría de las funciones del lenguaje, y, de forma muy señalada, al estudio de la función poética, que abrieron una nueva etapa dentro de la crítica literaria de la segunda mitad del siglo XX.

Impulsado desde su temprana juventud por una acusada inquietud humanística, cursó estudios superiores de Letras en la Universidad de Moscú, de donde egresó con un título de doctor que le permitió empezar a impartir clases de lingüística en la ya entonces famosa "Escuela de Moscú", fundada por el filólogo Fortunatov (1848-1914). Aunque tradicionalmente se le ha venido considerando como uno de los fundadores del Círculo Lingüístico de Moscú, lo cierto es que, en 1926, no pertenecía aún a ese grupo de jóvenes lingüistas que, integrado por V. Mathesius, B. Havránek, J. Mukarovsky, Bohumil Trnka, J. Vachek y -entre otros- M. Weingart, comenzó a mostrar su interés por el lenguaje y sus manifestaciones estéticas -principalmente, la creación poética- a la luz de las nuevas propuestas vanguardistas del cubismo y el futurismo, e influido muy señaladamente por las teorías del gran poeta georgiano Vladimir Mayakovsky (1893-1930). Al socaire de las ideas post-revolucionarias de éste, los jóvenes teóricos del Círculo de Moscú mostraron un rechazo frontal a la "decadencia" cultural de la clase burguesa y, al mismo tiempo, una cautelosa aceptación de las indagaciones sobre el ser del artista en la obra creada, de donde surgieron algunos axiomas fundacionales del denominado "formalismo ruso" (entre ellos, el del rechazo a la concepción de la poesía como un dominio de conocimiento absoluto, para pasar a ser considerada como una más entre las posibles manifestaciones materialistas del espíritu creador como fenómeno histórico y como producto social; de ahí se desprendía también la noción de artista como "proletario de objetos de arte", en una clara muestra de la asunción teórica de los postulados ideológicos vigentes en Rusia desde la Revolución de 1917).

Si bien es cierto que, en los primeros compases de su fundación, Roman Jakobson no figuraba entre los pioneros de ese Círculo Lingüístico de Moscú, no lo es menos que muy pronto se incorporó a él en compañía de otros dos relevantes teóricos del lenguaje como Sergei Karcevsky y el ya citado Nikolai S. Trubetzkoy. Entre los tres elaboraron unas sugerentes tesis que, presentadas inicialmente en el Congreso de Lingüística celebrado en La Haya en 1928, habrían de desempeñar, al año siguiente, un papel crucial en el primer Congreso de Filología Eslava convocado en Praga, donde dieron pie a la creación del Círculo praguense (son conocidas como "las tesis de 1929" o "las nueves tesis del Círculo de Praga"). Dentro de los postulados más novedosos y radicales de la revolucionaria teoría fonológica presentada por los formalistas del Círculo de Praga -entre cuyos fundadores sí cabe ubicar, ahora, al propio Jakobson, al lado de su colega y colaborador Trubetzkoy-, destaca la afirmación de la existencia de quince a veinte rasgos distintivos comunes a todas las lenguas del mundo.

Al reclamo del éxito obtenido por sus propuestas en la capital checa, Jakobson -que, hasta entonces, había impartido clases en la Escuela de Artes Dramáticas de Moscú- fue contratado en calidad de profesor por una de las instituciones más prestigiosas de la república centroeuropea, la Universidad de Masarykova (Brno), en cuyas aulas ejerció la docencia entre 1933 y 1939. A comienzos de la década de los cuarenta, en plena conflagración bélica internacional, pasó a los Estados Unidos de América y dio a la imprenta una de las obras fundamentales de sus estudios lingüísticos, Kindersprache, Aphasie und allgemeine Lautgetze (1942), en la que expuso su teoría definitiva acerca de las propiedades universales de la estructura fónica, ahora después de haber realizado un extenso y minucioso estudio del lenguaje infantil, el habla de los afásicos y las numerosas variedades de sistemas fonéticos existentes. Basándose en la observación de una serie de oposiciones binarias que ponen de manifiesto los rasgos distintivos de cada uno de los sonidos utilizados en el lenguaje, Jakobson formuló uno de sus principios más sugerentes y arriesgados de su teoría lingüística: "las distinciones fonéticas extremas primarias se manifiestan en todos los lenguajes existentes [y] son las primeras que el niño aprende a usar y las últimas perdidas por el paciente afásico. Las distinciones más sutiles, más especiales, están peor representadas en los lenguajes existentes, las adquiere el niño en una etapa posterior de su desarrollo lingüístico y las pierde el afásico con mayor facilidad" (Bertil Malmberg, Los nuevos caminos de la lingüística [1967]).

A pesar de su audacia y novedad, la teoría de Jakobson gozó de inmediato de un pleno consenso en la comunidad lingüística internacional, y, aunque se le pusieron en un principio algunas tímidas objeciones (como la de que era muy arriesgado sostener que sólo existían ciertos sistemas fonéticos, cuando había aún en el mundo demasiados lenguajes no analizados fonéticamente), lo cierto es que los estudios posteriores realizados por otros fonetistas (como el danés Henrik Abrahams, que investigó en profundidad los respectivos lenguajes de los niños daneses, ingleses y franceses) vinieron a confirmar plenamente la validez del principio sostenido por el lingüista moscovita. Posteriormente, el propio Jakobson desarrolló sus trabajos sobre este campo en su obra Preliminaries to Speech Analysis (1951), escrita en colaboración con Morris Halle y Gunnar Fant, en la que amplió ventajosamente, dentro de las coordenadas de la gramática estructural, el sistema fonológico establecido por Trubetzkoy. Fijó, entre otros principios, la existencia de doce oposiciones binarias aplicables a los rasgos fonéticos de los sonidos, que posteriormente fueron matizadas y desdobladas por otros estudiosos:

Rasgos de sonoridad

1) vocálico / no vocálico
2) consonántico / no consonántico
3) nasal / oral
4) denso / difuso
5) continuo / oclusivo
6) estridente / mate
7) eyectivo / no eyectivo
8) sonoro / sordo
9) tenso / flojo

Rasgos de tonalidad

10) grave / agudo
11) redondeado / no redondeado
12) sostenido / no sostenido

Entretanto, se había convertido en una de las figuras cimeras de la docencia universitaria norteamericana: asentado primero en Nueva York, impartió clases en la Columbia University, para pasar a continuación a Cambridge (Massachusetts), donde enseñó en Harvard University (1950-1967); y se jubiló en el Massachusetts Institute of Technology (1957-1967), después de que sus enseñanzas fueran universalmente admitidas como uno de los grandes impulsos revitalizadores de la moderna lingüística generativa estadounidense. En 1976 fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad de Harvard.

Si sus estudios sobre fonología habían revolucionado la teoría lingüística del siglo XX, sus aproximaciones al hecho literario fueron, al mismo tiempo, decisivas para orientar las nuevas tendencias de la crítica contemporánea. En 1958, por medio de una celebérrima ponencia titulada "Poética y Lingüística", sostuvo que la función poética formaba parte consustancial de la teoría lingüística, ya que las estructuras verbales en las que reside esta cualidad específicamente literaria que se conoce como "función poética" pertenecen al conjunto más extenso de estructuras verbales en general, que son objeto del estudio de la ciencia lingüística. Nació, a partir de estas ideas de Jakobson, una nueva corriente crítica conocida como Poética Lingüística, encargada de aislar y analizar el principio que transforma el lenguaje común hasta convertirlo en literatura. Según Jakobson, la función poética es un procedimiento por medio del cual, cuando se escribe con voluntad artística (es decir, con la intención de "hacer literatura"), se atiende no sólo a la selección de una palabra determinada entre varias posibles (como se hace en cualquier acto comunicativo), sino que, además, se tiene bien en cuenta el resto de las voces que constituyen la frase, con el propósito de conseguir un determinado efecto (como la rima), una construcción sintáctica concreta o una precisa asociación de ideas. Sin duda el mejor ejemplo para ilustrar este proceder de la función poética ante un lector ajeno al complejo lenguaje de la lingüística contemporánea sea el de la rima, donde resulta bien patente que el poeta, a la hora de conseguir el efecto sonoro que persiguen sus versos, no sólo ha de tener en cuenta lo que quiere decir, sino que se ve además forzado a seleccionar unos determinados vocablos en función de otras palabras de la frase (es decir, de aquéllas con las que han de rimar).

Entre los artículos y libros más significativos de Roman Jakobson no citados en parágrafos anteriores, cabe recordar los titulados "Fragments de «La nouvelle poésie russe» [1921]", en Questions de poétique, coord. de T. Todorov, París, 1973, pp. 11-24.; Essais de Linguistique Générale (París: 1963); Studies on Child Language and Aphasia (1971); y “Contribución a la teoría general de los casos”, en Ensayos de Lingüística General (Barcelona: Seix Barral, 1975). En colaboración con Linda R. Waugh, publicó The sound and shape of the language (La forma sonora de la lengua). Sus escritos más importantes se encuentran reunidos en una serie monumental de cuatro volúmenes, titulada Selected Writings.

Para más información sobre las teorías de Jakobson véase Post-formalismo estructuralista.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.