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HistoriaPolíticaBiografía

Hurtado de Mendoza, Andrés. Marqués de Cañete (¿-1560).

Político y administrador español, III virrey de Perú (1556-1560), nacido en Cuenca en fecha desconocida y muerto en Lima el 14 de septiembre de 1560.

Hijo de Diego Hurtado de Mendoza, primer marqués de Cañete, y de Isabel de Cabrera y Bobadilla, desde muy joven fue admitido como miembro de la corte del rey. Participó en las campañas militares que Carlos I libró en Alemania y Flandes. Heredó los títulos de segundo marqués de Cañete, guardamayor de Cuenca, Montero Mayor de Felipe II y distinguido como miembro de la Casa de Mendoza, los antiguos condes soberanos de Vizcaya. Fue ungido como virrey, gobernador y capitán general del Perú el 10 de marzo de 1555. Acompañado de sus hijos Felipe y García, zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 15 de octubre y arribó a las costas del Perú en marzo de 1556. Su misión era la de terminar con la rebelión del conquistador Francisco Hernández Girón, sublevado en Cuzco en 1553, pero no fue necesaria su intervención ya que éste había sido derrotado y ejecutado a fines de 1554. El virrey entró en Lima bajo palio el 29 de junio de 1555 y de inmediato procedió a asegurar la pacificación del territorio peruano; uno de sus procedimientos fue la orden de confiscación de armamento para ser depositado en la Sala de Armas de Lima. A continuación, otorgó plenos poderes al oidor Altamirano y al licenciado Bautista Muñoz para restaurar el orden, respectivamente, en los corregimientos de Charcas y Cuzco. Ambos decidieron la ejecución de los principales líderes rebeldes que aún se resistían a obedecer la autoridad virreinal, entre ellos Martín de Robles y Tomás Vásquez. El virrey patrocinó una serie de expediciones exploradoras hacia el este del territorio peruano entre las que destacaron la de Gómez Arias Dávila a la región amazónica de Rupa rupa, la de Juan de Salinas, que descubrió el pongo de Manseriche y luego el río Ucayali, la de Antonio de Oznayo, que penetró en Jaén de Bracamoros, y la de Andrés Manso, que incursionó en territorio chiriguano. El marqués de Cañete confió la expedición a Chile a su hijo García Hurtado de Mendoza, más tarde nombrado gobernador. Entre las medidas de ámbito social de este virrey destaca la visita general que mandó realizar a los indios del Perú para evaluar el grado de explotación que sobre ellos ejercían los encomenderos y las cargas tributarias. Como resultado de esta acción, prohibió que los indios originarios de la sierra fueran trasladados forzosamente a la costa y viceversa. A continuación, dictó una serie de ordenanzas que reglamentaban entre los indios el sembrado, cultivo y comercio de la coca, al tiempo que pretendió desterrar la embriaguez imponiendo una serie de castigos corporales. Bajo el gobierno de Hurtado de Mendoza fueron fundadas las ciudades de Santa María de la Parrilla (1555), Cañete (1556), Camaná (1557), Cuenca (1557), Baeza (1559), Valladolid (1557) y Santiago de las Montañas (1558). En Chile se fundaron las villas de Concepción, Osorno y Angol de los Infantes. En lo que respecta a la edificación en Lima concluyó las obras de la catedral, mandó construir un puente de piedra sobre el río Rimac, levantó la Casa de la Alhóndiga para almacenar los granos y creó un juzgado privativo de aguas para fomentar el riego de los valles que circundaban la capital. Fundó un colegio de instrucción en Lima y otro en Trujillo y mandó edificar la casa de Recogimiento de San Juan de la Penitencia, para educación de las huérfanas de los conquistadores leales al rey. En lo que se refiere al regio patronato, inauguró el hospital de San Andrés para hombres y el de la Caridad para mujeres, creó el beaterio de Nuestra Señora de los Remedios y apoyó la edificación del convento de San Francisco en Lima. Durante su gestión fueron descubiertas las minas de azogue en Huancavelica cuya consecuencia fue que la mita minera quedara repartida entre esta región y las minas de plata de Potosí, con la consiguiente ampliación del número de poblados indígenas afectos a los trabajos forzados. Los descubrimientos mineros permitieron que la Real Hacienda experimentara un crecimiento sostenido: se remitió a la Corona un total de 684.287 ducados en metales preciosos. La agricultura de la costa peruana experimentó una importante innovación al introducirse con éxito en 1560 los cultivos del olivo, de la vid y del trigo. La gestión autoritaria del marqués de Cañete, uno de cuyos ejemplos fue la orden de aplicar el garrote al oidor Altamirano, fue constantemente cuestionada ante el Consejo de Indias por los ministros de la Audiencia de Lima y los conquistadores desterrados a Castilla. Por eso el Consejo decidió sustituirlo al nombrar nuevo virrey a Diego de Acevedo y Fonseca, al que se ordenó revocar todo lo hecho por su antecesor sin licencia ni facultad, pero el marqués de Cañete murió en su cargo de una repentina enfermedad el 14 de septiembre de 1560. Sus restos, tras ser sepultados en la iglesia de San Francisco en Lima, fueron trasladados por sus hijos a Cuenca.

Bibliografía

  • TAURO, Alberto (ed.): Enciclopedia Ilustrada del Perú, t. 4, Lima, 1987.

  • HANKE, Lewis: Los virreyes españoles en América durante el gobierno de la casa de Austria, vol. 1, Madrid, 1978.

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