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HistoriaPolíticaBiografía

Huc I, conde de Ampurias (ca. 975-1040).

Conde de Ampurias y Peralada, nacido hacia 975 y muerto en 1040.

Hijo de Gausfredo I, heredó los condados de Ampurias y Peralada a la muerte de éste en 991. En 1010 participó en la expedición de los condes catalanes a Córdoba, organizada por Ramón Borrell de Barcelona, en la que los cristianos fueron derrotados el 21 de junio cerca del río Guadaira y en su retirada saquearon Córdoba. En 1014 murió su hermano Gilabert, conde de Rosellón, y Huc trató de reunificar los condados que habían sido dispersos en el testamento de Gausfredo. Además disputó el condado a su sobrino Gausfredo II, que contaba con la ayuda de Bernat I de Besalú. Finalmente ambos firmaron la paz en 1020, para lo cual debió mediar el obispo Oliba; el Rosellón quedó en manos de Gausfredo II.

En 1017, tras la muerte de Ramón Borrell de Barcelona, Huc de Ampurias aprovechó la minoridad de Berenguer Ramón I, para intentar recuperar el dominio de Ullastret, que Huc había vendido a Ramón Borrell. El conde de Ampurias alegó que el pacto era nulo porque se había suscrito durante su minoría y sobre todo, que el territorio se encontraba dentro de Ampurias y correspondería al conde su soberanía. Doña Ermessenda, regente del conde de Barcelona, propuso someter la cuestión a juicio, pero Huc rechazó la idea y quiso que el asunto lo resolvieran en singular batalla un caballero suyo y uno de la condesa. Ermessenda se negó porque el procedimiento propuesto por Huc no estaba permitido en la ley gótica. El conde invadió entonces Ullastret y Ermessenda pidió ayuda de su vecino Bernat Tallaferro de Besalú. Entre ambos consiguieron contener a Huc y llevar el delicado asunto a juicio. En 1019 los jueces de los condados de Girona, Ausona y Barcelona, bajo la presidencia del prestigioso obispo Oliba de Vic y de Bernat Tafallero dieron la razón a doña Ermessenda. La decisión fue aceptada por Huc que, a finales del mismo año, acompañó a la condesa y a su hijo a la fundación de la vida canónica de la iglesia de Girona y ofreció para su dotación un censo sobre la villa de Castelló.

En 1021 el conde de Ampurias tuvo desavenencias con el abad Pere, del monasterio de Rodes, después de haber participado en actos de pillaje contra sus posesiones, junto con otros nobles de la zona. El abad escribió al papa Benedicto VIII suplicando que amenazase con el anatema a los que no restituyesen los bienes enajenados, pero él mismo pidió al pontífice que no excomulgara a Huc de Ampurias, lo que demuestra que los problemas se solucionaron. Dos años después el obispo Oliba debió intervenir de nuevo para solventar las diferencias entre Huc y los condes de Cerdaña y Besalú.

El historiador Ramón D'Abadal opinaba que la época en la que gobernó Huc de Ampurias se caracterizó por una gran desintegración política en la que los condes pretendieron obtener la superior autoridad de los reyes. En el proceso en el que se enfrentó a Ermessenda, el conde, argumentó que debería tener la misma potestad en su condado que el rey en su reino. D'Abadal interpretó esto como un producto del desorden jurídico y de la falta de una autoridad soberana.

Bibliografía

  • D'ABADAL, R. Els primers comtes catalans. Barcelona, Teide, 1958.

  • D'ABADAL, R. La formació de la Catalunya independent. Barcelona, 1970.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero