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HistoriaPolíticaBiografía

Huang Di, Emperador de China (ca. 3000 a.C.).

Emperador de China, primero de los Cinco Emperadores Míticos, que vivió hacia mediados del tercer milenio a.C., cuyo nombre significa Emperador Amarillo.

No aparece en los primeros anales de la historia china, que sólo mencionan a los dos últimos emperadores, Yao y Shun. Huang Di y los dos emperadores siguientes, Zhuanxu y Ku, fueron añadidos más tarde a la lista de los primeros soberanos, para que ésta coincidiera con los cinco elementos de la cosmología china (agua, madera, tierra, fuego y metal). La antigua mitología, reconstituida por los letrados, se convirtió así en una historia cuyo orden cronológico correspondía a la necesidad de encontrar fundamento a las ideas que tenían sobre el origen del mundo y el papel de la civilización.

Vida

Huang Di era hijo de Shaodian, tenía por apellido Gongsun y por nombre Xuanyuan. Según la leyenda, poseía poderes más propios de una divinidad que de un ser humano. Cuentan que al poco tiempo de nacer fue capaz de hablar, y que más tarde, en la época en que los reinos vasallos luchaban entre sí, inventó las armas para poder someterles. Tuvo primero que luchar contra Yandi, identificado con Shennong, el último de los tres Emperadores Augustos o bien con un hermanastro del propio Huang Di, según diferentes fuentes de la tradición. Después de su derrota, Yandi se unió a Huang Di para defenderse de los ataques de Chiyou, un poderoso jefe guerrero que atemorizaba entonces al país, cuyo carácter despiadado y astucia en el arte de la guerra dieron origen a toda una serie de leyendas en las cuales aparece bajo el aspecto de un ser temible y fabuloso, con alas o cuernos, cuatro ojos y seis u ocho manos. Se le considera como un vasallo o un rival de Huang Di, y a ambos se les atribuye tanto el origen de la fundición del metal como la invención de las armas.

Cuenta una leyenda cómo en la batalla decisiva, que tuvo lugar en la región de Zhuolu, Chiyou hizo que se levantara una espesa bruma para confundir a las tropas de Huang Di, y que éste respondió colocando bajo sus carros de combate una pequeña estatua que, gracias a un mecanismo de engranaje, apuntaba siempre en la misma dirección. Chiyou provocó entonces una tormenta y Huang Di, valiéndose de la ayuda de su hija Ba, convertida luego en la Diosa de la Sequía, consiguió que cesara la lluvia. Después de vencer a Chiyou, Huang Di le hizo decapitar. Todos los vasallos reconocieron la supremacía de Huang Di y le proclamaron sucesor del emperador Shennong. Al presentar de este modo la lucha entre dos jefes rivales como un enfrentamiento entre dos fuerzas míticas, la Lluvia y la Sequía, la leyenda presenta la transmisión del poder en forma de un combate ritual entre virtudes opuestas y complementarias. De hecho, la memoria de Chiyou, convertido tras su muerte en un dios local, quedó asociada para siempre a la de su vencedor en las danzas que conmemoraban la batalla, así como en los sacrificios que se les dedicaban conjuntamente.

Huang Di, al igual que otros emperadores míticos, fue venerado por sus notables contribuciones a la civilización china. Se le atribuye la invención del carro, del barco y del espejo. Su mujer, Leizu, enseñó a los hombres la cría del gusano de seda, y su ministro Cang Jie inventó la escritura, aunque otras fuentes prefieren ver su origen en los hexagramas. Cuentan que Cang Jie era un adivino con cuatro ojos, dos de los cuales le servían para observar el cielo y otros dos para observar la tierra; estudió la forma de las constelaciones, los trazos del caparazón de la tortuga y las huellas de los pájaros; finalmente, los combinó todos para crear los signos gráficos.

Huang Di pasa también por haber sido el primer herrero de la historia china, hecho relevante, ya que la fundición de los metales, que permitía la fabricación de las armas y de las calderas dedicadas a usos religiosos, sería considerada como una de las más importantes funciones de los antiguos soberanos. Después de fundir un trípode de bronce, símbolo de su soberanía, Huang Di habría sido llevado al cielo por un dragón.

Desde la dinastía Han, Huang Di fue considerado como el patrón de los taoístas. Sima Qian (nacido en el año 145 a.C.) fue criticado por los confucianistas ortodoxos por haber puesto a Huang Di -asociado al elemento Tierra, al color Amarillo y al Centro- en primer lugar, cuando, según el orden tradicional de los elementos, debería ocupar el último puesto. Tal elección fue vista como una clara concesión a los taoístas. De hecho, los confucianistas interpretaban la Antigüedad según esquemas morales, mientras que los taoístas recalcaban en las leyendas todo lo que se refería a las artes mágicas. La sabiduría y las artes prácticas, tan unidas en las creencias chinas como lo han estado en la filosofía el confucianismo y el taoísmo, entraban en rivalidad, en su lucha por la supremacía.

Los taoístas atribuyen a Huang Di el primer tratado de medicina (Huangdi Neijing) y un tratado de prácticas eróticas que aseguraban la prolongación de la vida. También le reconocen como maestro en el arte de la fundición, origen de la alquimia. Esta disciplina, que tenía por materia prima la tierra, era muy apreciada por los taoístas en su búsqueda de la vida eterna: afirmaban que ésta se podía conseguir absorbiendo el cinabrio, y que entonces “el cuerpo ya no moría sino que subía al cielo en plena luz del día”. Esa afirmación podría dar un sentido especial al final apoteósico del Emperador Amarillo.

C. Marco Martínez / C. F. Brugidou

Autor

  • Dra. Consuelo Marco Martínez ; Dª Catherine François Brugidou