Federico II de Hohenstaufen (1090-1147): El Duque de Suabia que desafió el poder imperial
Federico II de Hohenstaufen, nacido en 1090 y conocido por el sobrenombre de el Tuerto, fue una de las figuras más significativas en la historia medieval del Sacro Imperio Romano Germánico. Como duque de Suabia, Federico no solo luchó por consolidar su poder y la de su familia, sino que también desafió a los emperadores de su tiempo en un contexto de compleja lucha por el control territorial y político. A lo largo de su vida, Federico dejó una marca indeleble en la historia de Europa, no solo por sus habilidades militares y políticas, sino también por su participación activa en los eventos decisivos que definieron el destino del imperio.
Orígenes y contexto histórico
Federico II nació en una época de grandes tensiones dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Era hijo de Federico I de Hohenstaufen y de Inés, hija del emperador Enrique IV. Su ascendencia, vinculada tanto a la poderosa familia de los Hohenstaufen como a la casa imperial de los Salios, le otorgaba una posición destacada en la nobleza alemana. A la muerte de su padre en 1105, Federico heredó el título de duque de Suabia, aunque su carrera política y militar estuvo marcada por la constante lucha por la estabilidad del imperio.
Desde joven, Federico y su hermano Conrado mostraron una lealtad inquebrantable hacia el emperador Enrique V, su tío. Esta lealtad les permitió jugar un papel crucial en los eventos políticos de la época, especialmente durante la ausencia de Enrique V, quien entre 1116 y 1118 se dedicó a su segunda expedición a Italia. Durante este periodo, Federico asumió la regencia del imperio, compartiendo responsabilidades con el conde-palatino del Rin, Godofredo.
Aunque los duques de Sajonia y otros territorios intentaban ganar independencia del emperador, los Hohenstaufen lograron mantener una posición más moderada, buscando expandir sus dominios sin perder el favor imperial. Federico consolidó su poder mediante la construcción de fortalezas, lo que aumentó su influencia y le dio una gran fama.
Logros y contribuciones
La lucha por la sucesión imperial
A la muerte de Enrique V en 1125, Federico fue nombrado su sucesor en el lecho de muerte del emperador. Sin embargo, el arzobispo Adalberto de Maguncia, principal enemigo de Enrique V, utilizó su influencia para impedir que Federico tomara el trono, apelando al principio electivo que regía el Imperio. De esta manera, la corona imperial fue otorgada a Lotario II, quien ascendió al trono como emperador.
A pesar de ser un reconocido líder militar y político, la ascensión de Lotario II representó una seria amenaza para los intereses de Federico. Además de ser el legítimo heredero de Enrique V, Federico controlaba el ducado de Suabia y la Franconia oriental, lo que lo convertía en un rival formidable para el nuevo emperador. Los Hohenstaufen, bajo el liderazgo de Federico, resistieron con firmeza los intentos de Lotario de consolidar su poder sobre los territorios de Suabia y otras regiones.
En la dieta de Ratisbona de noviembre de 1125, el emperador Lotario II instó a Federico a devolver los feudos que había adquirido durante el reinado de los emperadores salios, pero Federico se negó rotundamente, lo que llevó a una serie de enfrentamientos y acusaciones de traición. En diciembre de 1125, Federico fue acusado de alta traición en Estrasburgo, y en enero de 1126, se le impuso un interdicto imperial.
Conflictos y resistencia
A lo largo de los años siguientes, Federico resistió las constantes campañas de castigo lanzadas por el emperador Lotario II. En 1127, Lotario II atacó la ciudad gibelina de Nuremberg, pero fue derrotado por las fuerzas de Conrado de Hohenstaufen, quien rescató la ciudad, lo que representó una victoria significativa para los seguidores de los Hohenstaufen.
Federico, aunque ya comprometido con sus aspiraciones soberanas, traspasó en ese momento sus derechos a su hermano Conrado, quien fue elegido emperador en 1127. Sin embargo, los conflictos entre los Hohenstaufen y el nuevo emperador no se detuvieron, ya que Conrado III y Federico continuaron siendo considerados enemigos por el emperador Lotario II.
La caída de Espira y la rendición
Uno de los episodios más dramáticos de la resistencia de Federico ocurrió en 1127, cuando Enrique el Soberbio, aliado de Lotario II, incendió el monasterio de Zwifalten, donde Federico se encontraba. Afortunadamente, Federico pudo escapar y refugiarse en la torre de la iglesia. No obstante, las fuerzas de Lotario II continuaron su asedio sobre la ciudad de Espira, un bastión clave de los Hohenstaufen. En 1130, después de varios intentos de resistir, Espira cayó, y Ulm se convirtió en el nuevo centro de resistencia de los Hohenstaufen.
Finalmente, en 1134, Federico se vio obligado a rendirse, ya que comprendió que la lucha era inútil. Después de la intervención de la emperatriz Richenza, Federico logró un acuerdo favorable en la dieta de Bamberga de 1135, en la que se comprometió a acompañar a Lotario II en su campaña italiana del año siguiente.
Momentos clave
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1105: Federico se convierte en duque de Suabia tras la muerte de su padre, Federico I de Hohenstaufen.
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1125: Federico es nombrado sucesor de Enrique V, pero la corona es finalmente otorgada a Lotario II.
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1127: Federico es atacado por Enrique el Soberbio y huye al monasterio de Zwifalten.
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1130: Espira cae ante las fuerzas imperiales de Lotario II.
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1135: Federico se rinde y recibe la restauración de sus posesiones y títulos.
Relevancia actual
Federico II de Hohenstaufen jugó un papel crucial en la política del Sacro Imperio Romano Germánico, representando tanto la resistencia como la lealtad dentro de un sistema imperial dividido. Su vida estuvo marcada por la lucha por el poder y la defensa de los intereses de su familia, los Hohenstaufen, cuya influencia perduró incluso después de su muerte. Su legado como líder militar y político sigue siendo una referencia en el estudio de la historia medieval europea.
Con la elección de Conrado III como emperador tras la muerte de Lotario II, la casa de los Hohenstaufen consolidó su poder, lo que eventualmente llevaría a su ascensión al trono imperial en la figura de Federico I Barbarroja, nieto de Federico II. Aunque su propia carrera fue una mezcla de victorias y derrotas, Federico II de Hohenstaufen dejó una huella indeleble en la historia medieval.
Bibliografía
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MCN Biografías, 2025. "Federico II de Hohenstaufen (1090-1147): El Duque de Suabia que desafió el poder imperial". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/hohenstaufen-federico-ii-de-duque-de-suabia [consulta: 1 de octubre de 2025].