A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
QuímicaBiologíaBiografía

Hofmann, Albert (1906-2008).

Químico y farmacólogo suizo, nacido en Baden el 11 de enero de 1906 y fallecido en Leimenthal, Burg, cantón de Basilea, el 29 de abril de 2008. Investigador de los procesos circulatorios y respiratorios, descubrió la droga alucinógena conocida como LSD, dietilamida del ácido lisérgico.

Hofmann, a pesar de pertenecer a una familia de origen humilde, -su padre era obrero- declaró que su infancia transcurrió en una situación que él describió como "idílica". El propio Hofmann narra en su autobiografía cómo se vio cautivado por el mundo de las plantas y la naturaleza: de niño recorría las montañas y era poseído por una especie de éxtasis para él imposible de describir al contemplar las plantas y los bosques. Impedido por una necesidad de explicar, comprender y revivir las sensaciones de su infancia, se trazó el camino disciplinado del estudio en diversas ramas de las ciencias naturales, iniciando sus estudios en química farmacológica.

Estudió Química en la Universidad de Zürich, formación que concluyó en 1929. Se especializó en el estudio de la composición de las plantas y consiguió el doctorado en Química y Ciencias naturales. Poco tiempo después, colaboró con el doctor Arthur Stoll en los laboratorios Sandoz de Basilea (Suiza). Su intenso trabajo en estos laboratorios le valió ser nombrado finalmente director del departamento de Investigaciones de Productos Naturales, puesto que ocupó hasta su jubilación.

Aunque ha pasado a la posteridad por el descubrimiento del LSD, su legado es enorme, ya que a él se debe un gran número de medicamentos para el alivio de numerosas dolencias, todos ellos conseguido en los laboratorios Sandoz. Hasta avanzada edad, fue miembro activo u honorífico de numerosos organismos internacionales, como la Academia Mundial de las Ciencias (World Academy of Sciences), la Sociedad Internacional de Investigaciones de las plantas (International Society of Plant Research) y la Sociedad Americana de Farmacognosia (American Society of Pharmacognosy). Participó como miembro del Comité de los Premios Nobel.

En 1935 formó su propio laboratorio con el prestigioso equipo de científicos de la compañía Sandoz en Basilea, del cual era director Stoll, investigador que en ese momento estudiaba los compuestos cardenólidos derivados de la digital y de la ESCILA botánica.

Años atrás, Stoll había estudiado el cornezuelo de centeno y aislado alguno de sus alcaloides activos como la ergotamina (Stoll, 1918). Hofmann pidió permiso para continuar con esas investigaciones marginalmente. Stoll le advirtió de la enorme dificultad de trabajar con elementos inestables, extraordinariamente escurridizos: los tóxicos alcaloides derivados de un hongo parásito del centeno, de nombre botánico Claviceps purpurea, aunque lo inducía a investigar.

El interés de los alcaloides del cornezuelo era porque prometían una interesante aplicación como medicamentos, que desde hacia tiempo se utilizaban en obstetricia para acelerar y facilitar el parto, motivación que interesaba a la compañía Sandoz, que pronto comenzó a dar sus primeros frutos. Uno de los productos patentados por Sandoz fue la hydergina, un preparado clave en el tratamiento de ciertos padecimientos de la senectud, ya que restablecía la circulación periférica del cerebro. Otro medicamento, no menos útil y usado actualmente, era un derivado de las ergotaminas denominado Didergot, un estabilizador de la circulación y de la presión sanguínea.

Años antes W. A. Jacobs y L. C. Craig, del Rockefeller Institute of New York, habían determinado el componente básico de los alcaloides del cornezuelo. Este principio fue denominado ácido lisérgico. Basándose en esta sustancia y en otros alcaloides recién descubiertos como la ergobasina, Hofmann se dio a la tarea de sintetizar sustancias que sistemáticamente eran probadas en cobayas y otros animales. Una de ellas fue un derivado alcohólico idéntico a la ergobasina y cuya propiedad como uterotónico reveló ser una excelente ayuda en el momento del parto.

Descubrimiento del LSD

Otra de las sustancias obtenidas por síntesis fue una dimetil amida del ácido lisérgico. Hofmann esperaba obtener un analéptico y etiquetó esta sustancia con las siglas y el número de la seriación de las pruebas: LSD-25 (abreviatura del nombre inglés Lyserg-saure-diathylamid); a continuación envió la sustancia para ser probada con animales: los resultados de las pruebas en los animales se limitó al registro de una inusual actividad en los mismos. El producto, la fórmula y el estudio fueron archivados sin consecuencias en el año 1938.

En los siguientes años, Hofmann aisló dos alcaloides más de la lista de los ya conocidos derivados del cornezuelo del centeno. Estas sustancias activas fueron denominadas ergocristina y ergocriptina en dos formas isómeras. De la hidrogenación sintética de estas sustancias nacieron varios medicamentos, entre ellos la mencionada hydergina: la droga útil para mejorar el riego sanguíneo en los problemas de senectud, una de las más importantes patentada por Sandoz.

No fue hasta cinco años después, en 1943, cuando la fórmula volvió a ver la luz. Lleno de presentimientos y saltándose las normas del laboratorio, Hofmann comenzó a preparar un tartrato estable de dimetil amida del ácido lisérgico, y obtuvo apenas unos centígramos de unos cristales de esta sustancia, que pudo manipular. En la tarde del 16 de abril de 1943 Hofmann se sintió mal: "con los ojos cerrados percibía la luz del día y mi visión se veía inundada por un flujo incesante de fantásticas imágenes extraordinariamente definidas y de colores caleidoscópicos".

Tales fueron las primeras frases que Hofmann escribió acerca de una toma, accidental tal vez, de alguna partícula de cristal absorbida a través de la piel. Estas fueron las primeras sensaciones provocadas por el LSD y experimentada por el hombre, en este caso, por su propio creador; y enseguida llegó a la conclusión de que el estado de percepción alterada sólo podía deberse a una intoxicación de algún derivado del ácido lisérgico. Todo ello apuntaba hacia el preparado de LSD. A partir de este momento Hofmann preparó cuidadosamente un experimento con esta sustancia por él sintetizada.

Tres días después, a las 16 horas del 19 de abril, armado de papel y lápiz y auxiliado por su médico, probó lo que consideraba una dosis ínfima de 0,25 mg de tartrato de LSD. Tomó su dosis y marchó en bicicleta a su casa acompañado de su ayudante. Hofmann describió detalladamente desde sus primeras sensaciones hasta las últimas, escritas obviamente a posteriori, ya que en pleno estado alucinatorio le resultó imposible coordinar o escribir un pensamiento de manera lógica.

El relato del paseo en bicicleta resultó ser la primera experiencia controlada con LSD, y se volvió famosa en la literatura, tanto médica, periodística y psicodélica de la posteridad. La realidad temporal y física eran percibidas como ondas y el camino estaba lleno de colores y sensaciones ondulantes. La experiencia psicotrópica fue ascendiendo a un punto alto de visiones intensas que se sucedían a gran velocidad para después descender a un estado de pánico, por desconocer las características del desenlace. Hofmann llamó a su médico, que registró sus parámetros vitales y señaló que no existían síntomas anormales que justificaran una actuación médica para contrarrestar los efectos del LSD. Los detalles de la experiencia son relatados de manera atractiva por Hofmann en su libro LSD, my Problem Child. Allí relata que sintió "angustia, vértigo y visiones sobrenaturales, al mismo tiempo que un profundo sentimiento de paz y libertad".

Hofmann comunicó su experiencia a los directores y responsables de los laboratorios de investigación de Sandoz. La primera reacción de los directores fue de incredulidad acerca de la dosis que Hofmann había tomado, pensaron que una cantidad tan pequeña, como la que decía haber ingerido, no podía producir efectos tan poderosos. De acuerdo con las experiencias posteriores, la dosis de 0,25 mg resultó ser incluso excesiva, ya que una dosificación normal no supera 0,1 mg. Así el LSD se mostró como el principio psicotrópico de mayor potencia entre las sustancias naturales o artificiales conocidas hasta ese momento.

El equipo de Sandoz intentó determinar la dosis letal en varias especies animales, y encontró que la más pequeña de las dosis para los animales más sensibles era muy superior a la dosis que permitía una acción alucinógena en el hombre, presuntamente mejor dotado para asimilar, elaborar y resistir sustancias de tipo psicotrópicas. Este bajo nivel de toxicidad animó a Hofmann a seguir experimentando la droga, primero en sus colegas y luego en una larga lista de personas que, poco a poco, se acercaron interesadas, al darse a conocer su descubrimiento en el mundo científico.

Hofmann inició en el uso del LSD a personalidades como Ernst Jünger, C.G. Jung, Aldous Huxley, y a una lista interminable de científicos, artistas e intelectuales. El LSD fue empleado experimentalmente en psicoterapia y en poco tiempo se expandió por todo el mundo, al principio, entre las élites intelectuales americanas.

En la Universidad de Harvard, el doctor Tymothy Leary tomó contacto con la droga, e investigó el LSD. Su interés en ella le llevó a iniciar una fundación de estudio de sustancias psicotrópicas basado en la experimentación y usos terapéuticos de ésta y otras sustancias. Fue desde allí que el LSD se puso en la mira de las sospechas de la CIA y el ejército norteamericano, considerados como experimentos arriesgados, poco éticos. En paralelo, en esa época, también se desarrollaron técnicas de laboratorio para la producción a gran escala de la dimetilamida del ácido lisérgico, que podrían pasar a formar parte del arsenal químico armamentístico del ejército americano. Como muchas drogas ensayadas en los laboratorios, el LSD salió de los mismos en dosis comerciales que se multiplicaron por millares, y afectaron enormemente a la sociedad americana, entre otras.

El "problem child", (hijo problemático), como el Dr. Hofmann comenzó a llamar a su propia invención, salió a las calles e inundó el ambiente de las universidades primero, y después pasó a ser una droga de ocio y escape en el mundo, fueran sus consumidores ejecutivos o marginales. Comenzaron a aparecer los primeros accidentes mortales, no relacionados con la toxicidad del LSD, sino con la situación de riesgo personal, psicológica y social de las personas que la consumían. La supuesta peligrosidad para la estructura de la vida en sociedad movió a las autoridades a prohibir su producción, comercio y consumo. Tymothy Leary fue marginado de la Universidad de Harvard, detenido y condenado a varios años de cárcel. El LSD y su cultura pasó a la ilegalidad.

Los peculiares efectos alucinógenos de esta sustancia llamadapopularmente LSD o "ácido lisérgico", hizo que su uso se generalizara entre varias generaciones de artistas, pintores, músicos y escritores principalmente, quienes adoptaron el uso de la droga como fuente de inspiración. Asimismo, su uso llegó al resto de la población, dando lugar a la expansión de su consumo, difundido como un rito de iniciación, común en los años 60. Muy difundida fue la canción de Los Beatles que alude a las visiones producidas por el LSD, Lucy in the Sky with Diamonds, de 1967.

Hofmann se alarmó por las consecuencias de la expansión incontrolada del LSD que, a la par, propició la revolución social americana del movimiento beat, beatnik, o hippy. Sin embargo, el efecto liberador del LSD en la mente individual y sus consecuencias en las personas inteligentes y creativas tuvo su corolario en la revolución liberadora y anticonvencional de las décadas de los 60 y 70, influyendo en la música, el diseño, la indumentaria y las costumbres sociales.

La ofensiva de los gobiernos fue de tono agresivo, y se resolvió por prohibir la mayoría de las sustancias con estas propiedades, al menos las distribuidas y conocidas por las poblaciones americanas y europeas. En el otro extremo, paradójicamente, el ejército de los Estados Unidos pidió asesoría a los laboratorios para fabricar en gran escala el LSD. En 1965 los responsables de los laboratorios Sandoz declararon públicamente en un documento que no fabricarían más LSD o cualquier otro alucinógeno.

Hofmann, investigador y explorador nato, no se arredró ante las múltiples presiones ejercidas. Advirtió de lo positivo de esta sustancia en sus aplicaciones médicas y psicoterapéuticas, campos para los que ésta y otras sustancias estudiadas por él habían sido destinadas. Lejos de amilanarse, continuó con sus estudios de las sustancias psicoactivas. Hofmann siempre defendió su uso con fines de exploración psiquiátrica, sobretodo en los aspectos espirituales del alma humana, "los psiquiatras son nuestros nuevos chamanes, y deberían tener el derecho a usar LSD. Mi mayor deseo es que la ciencia vuelva a experimentar con él", declaró en ocasión de los "100 años de LSD", que se festejaron en un homenaje de la comunidad científica en Basilea, a propósito de los 100 años del nacimiento del científico.

La psilocibina

Roger Heim, botánico francés, director del Departamento de Criptógamas del Museo de Ciencias Naturales de París, pidió a Hofmann que estudiara los componentes de unos hongos alucinógenos, considerados sagrados para los indígenas de México, utilizados como curativos. El doctor Heim había viajado a México con su colega Wasson, y determinó más de diez especies del género botánico Psilocybe, hongos agáricos de la familia Strophariaceae.

Haim envió a Hofmann diez ejemplares desecados de Psilocybe para su análisis. Éste aisló dos alcaloides como principales sustancias con propiedades psicotrópicas, los denominados psilocibina y psilocina, que resultaron ser dos compuestos del índole similares, en este sentido, a las ergotoxinas del cornezuelo de centeno y, por tanto, del ácido lisérgico y de sus derivados. Los resultados fueron publicados en la revista Journal Experientia el año 1958; el trabajo estaba firmado por Hofmann, Heim y los colaboradores de Hofmann en este proyecto: los doctores A. Brack y H. Kobel. La psilocibina resultó ser 100 veces menos potente que el LSD, ya que la dosis efectiva para los humanos era de unos 10 mg.

Más adelante Hofmann y sus colaboradores lograron establecer un proceso mediante el cual el componente indólico-fosforado, constituyente principal del Psilocybe, fue obtenido en su laboratorio como psilocibina sintética, basándose en el mismo proceso de síntesis que le llevó al LSD. Los ensayos posteriores realizados con este producto demostraron la exactitud del análisis y la síntesis de los compuestos de dicho hongo.

Hofmann se reunió con el doctor Wasson, otro gran estudioso de las plantas psicoactivas, con quien viajó a México para conocer directamente los hongos mágicos. En la sierra de Oaxaca conoció a una india mazateca que no hablaba más que su lengua nativa, llamada María Sabina, la cual realizó el ceremonial de ingestión de hongos que indujo a Hofmann al estado de conciencia alterada que produce el Psilocybe. Hofmann, a su vez, entregó a María Sabina pastillas con psilocibina para que las probara. El mensaje de la curandera y visionaria fue positivo: las cápsulas que el doctor Hofmann había sintetizado en su laboratorio producían un estado extático similar al de los hongos con los cuales la indígena estaba familiarizada.

El ololiuqui

El doctor Wasson ya había viajado a México en varias ocasiones y tenía noticias de una planta que fue conocida y descrita en 1941 por el botánico americano Richard Evans Schultes, director del Harvard Botanical Museum de Cambridge. La planta era conocida con los sinónimos científicos de Turbina corymbosa, (L) Ralf. o Rivea corymbosa, Hall. Se trataba de una enredadera muy similar a la Ipomoea violacea de la flora europea, conocida con el nombre castellano de campanilla morada, y por su denominación inglesa de morning glory, (gloria matinal).

El 6 de agosto de 1959 Wasson envió a los laboratorios de Suiza unos ejemplares de semillas de ololiuqui. De nuevo Hofmann se dio a la tarea de dilucidar los componentes activos de esta planta; se sorprendió enormemente al comprobar, una y otra vez, en repetidos análisis, que se trataba de los mismos derivados que componían las ergotaminas: se trataba de aminas del ácido lisérgico. Cuando Hofmann presentó a la comunidad científica su descubrimiento, nuevamente fue objetado; se comentó que el LSD de su propia fabricación había contaminando las pruebas, aunque esa coincidencia resultaba ser imposible.

Posteriores análisis de la planta llevados a cabo en laboratorios de los Estados Unidos reafirmaron la realidad: el compuesto creado por Hofmann en su laboratorio de Basilea tenía un compuesto idéntico en la naturaleza, el alcaloide activo de la Rivea corymbosa, aunque su potencia fuera diez veces menor a la del LSD.

La Salvia divinorum

En el año 1962, Wasson invitó a Hofmann a viajar a México para investigar otra planta sagrada de algunos grupos indígenas que era prácticamente desconocida para el mundo científico, la conocida como Hojas de María Pastora. El 26 de septiembre de ese mismo año viajaron a la sierra mazateca Wasson y Hofmann, éste acompañado de su esposa. La planta fue dada a conocer a Wasson por una mujer llamada Consuela. Pero Hofmann se encontraba indispuesto, por lo que su contacto y conocimiento de la planta vino pocos días después a través de la propia María Sabina. La mujer sabia molió en un molcajete o mortero mexicano, las hojas de la salvia y después de una minuciosa preparación en la que el zumo era filtrado y lavado con agua limpia, el brebaje le fue ofrecido a Hofmann por unas manos inocentes, siguiendo el ritual tradicional que implicaba limpieza y pureza, representada por una virgen, una niña de diez años.

Wasson y Hofmann recogieron ejemplares de flores y raíces que posteriormente fueron enviados al instituto de botánica de la Universidad de Harvard. Los doctores Carl Epling y Carlos Játiva encontraron que la especie no se encontraba descrita y la clasificaron con el nombre de Salvia divinorum.

Hofmann había previsto analizar en sus laboratorios de Suiza los alcaloides que contenían la planta; para ello, en la sierra mazateca había conservado en alcohol el zumo de la planta. El intento de análisis fue fallido debido a la inestabilidad de estas sustancias. Hofmann no pudo determinar los principios activos de la planta Salvia divinorum pero sí lo investigó lo suficiente para que esta planta fuera descrita y clasificada en la catalogación botánica.

Colaboraciones con Huxley y Jünger

Albert Hofmann se reunió en agosto de 1961 con Aldous Huxley y su esposa para intercambiar sus conocimientos sobre el mundo de las substancias y plantas visionarias. Sobre este tema, Huxley había publicado su libro The Doors of Perception (Las puertas de la percepción), titulo basado en un poema de William Blake. En él y en otros ensayos similares hablaba de sus experiencias con plantas o sustancias con propiedades psicotrópicas. El contacto con Hofmann y el LSD hizo que este gran escritor divulgara sus experiencias (Huxley en el momento cercano a su muerte, pidió una dosis de LSD).

Otro de los autores admirados y amados por Hofmann, fue Ernst Jünger. El contacto entre ellos dos y el LSD se trasluce en varias de sus obras. Hofmann confiesa haber leído una y otra vez la prosa refinada de Das Abenteuerliche Herz (El corazón aventurero), con sus descripciones de bosques, paseos en soledad por las montañas, el lenguaje a través del color y la forma de las flores, y todo ello reverberaba en sus recuerdos como experiencias de su infancia. La correspondencia de Jünger y Hofmann arranca al menos en el año 1947; ambos comentando las obras de Jünger, en especial las fantasías y situaciones de los mundos imaginarios de Heliopolisy las Abejas de Cristal de 1957. Muchos de los textos muestran la patente influencia de plantas y sustancias alucinógenas que fascinaron e inspiraron a este gran escritor alemán.

Ernst Jünger conoció el mundo del LSD en el año 1951, directamente de manos de Hofmann en una reunión de ambos con el médico y farmacólogo Heribert Konzett, en Bottmingen. La dilatada correspondencia sostenida por ambos se prolongó hasta la muerte de Jünger en 1968, cuando contaba con 103 años, un año después de publicar su quinto y último volumen de memorias.

La lista de las personalidades que fueron influidas por la personalidad de Hofmann y por su enfant terrible, el LSD, es interminable. Cabría citar al poeta y médico Walter Vogt, al revolucionario Timothy Leary, al doctor Richard Alpert, a Henry Miller, al psiquiatra alemán Richard P. Hartmann, al doctor Sidney Cohen, quien experimentó el LSD en el campo de la psiquiatría, al actor Cary Grant, tratado con LSD, y Rudolf Gelpke, entre otros muchos. El reconocimiento por parte de la ciencia y de las letras hizo de este hombre, fallecido en Basilea el 29 de abril de 2008, uno de los personajes más influyentes de la cultura de mediados del siglo XX a principios del XXI.

Bibliografía

  • HOFMANN, Albert: LSD: My Problem Child. New York: McGraw-Hill, 1980.

  • HOFMANN, Albert: Ride through the Sierra Mazateca in Search of the Magic Plant Ska Maria Pastora, en Riedlinger, T. J. Edition.

  • HOFMANN, Albert; y F. Troxler. Identifizierung von Psilocybin, en Journal Experientia, nº 15 (1959), pp. 101-102.

  • SCHULTES y A. Hofmann: The Botany and Chemistry of Hallucinogens. Springfield, IL : Charles C. Thomas, 1973.

  • SCHULTES y A. Hofmann. Plants of the Gods: Their Sacred Healing and Hallucinogenic Powers. Vermont: Healing Arts Press, 1992.

  • WASSON, R. Gordon: The Sacred Mushroom Seeker: Essays, en Ethnomycological Studies, nº 11 (1990), pp.115-127.

  • WASSON, R. Gordon; Albert Hofmann y Carl A. P. Ruck: Road to Eleusis. New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1978.

Enlaces en Internet

www.hofmann.org; Fundación Hofmann.

Autor

  • J.Manuel García Villa