Heym, Georg (1887-1912).
Escritor alemán nacido en Hirschberg (Silesia) en 1887 y fallecido en Berlín en 1912, al ahogarse en el río Havel cuando patinaba con su amigo Ernst Balcke.
Nacido en el seno de una familia conservadora, se vio obligado a cambiar varias veces de instituto, debido a los traslados de su padre, abogado militar y civil de profesión. En 1907 comenzó estudios de Derecho en Würzburg, que continuó posteriormente en Jena y Berlín, ciudad en la que trabó estrechos contactos con el círculo de artistas expresionistas que se había formado en torno a Kurt Hiller. Tras concluir sus estudios en 1911, dejó a medias las oposiciones de Judicatura que estaba preparando para estudiar Traducción e Interpretación.
Junto con Trakl, Heym es uno de los poetas más significativos del Expresionismo alemán. Igual que muchos de los escritores de su generación, deja ver tras de sí la huella de una férrea educación guillermina, que refleja el anquilosamiento de esta sociedad. El tema dominante en su lírica, que a excepción de Der ewige Tag (El día eterno, 1911) fue publicada póstumamente, es el de la gran ciudad. En el que es seguramente su poema más famoso, Der Gott der Stadt (El dios de la ciudad, 1910), Heym conjura al dios pagano Baal, que destruye la ciudad anónima como lugar del progreso de civilización industrial, a través de visiones apocalípticas y de destrucción, que se complementan en las descripciones de otros muchos poemas, seguramente una premonición de la guerra que ya se avecinaba. Para el desarrollo de esta temática, Heym prefirió siempre las formas tradicionales, sobre todo la cuarteta y el soneto. Su obra lírica tuvo una gran repercusión en escritores expresionistas y de épocas posteriores; no ha ocurrido lo mismo con su escasa producción teatral, representada en contadas ocasiones (Atalanta oder die Angst, Atalanta o el miedo, se representó por primera vez en 1981; Grifone, compuesta en 1911, se representó en 1993).
Casi un siglo después de que Georg Heym escribiera y publicara sus versos, su obra puede leerse como el fruto de un esclarecido poeta visionario, capaz de anticiparse a una de las corrientes estéticas más importantes del siglo XX (el expresionismo), y capaz asimismo de anticipar una visión premonitoria de los desastres que habrían de asolar el continente europeo durante dicha centuria. Inmersa en una opacidad espiritual que sólo ve presagios de destrucción por cualquier parte, la obra poética de Heym avanza una primera visión negativa de esos progresos técnicos que sólo habían de traer la negación de la dimensión humana del hombre.
