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Hernández Franco, Tomás (1904-1952).

Poeta, narrador, ensayista, crítico literario, periodista y diplomático dominicano, nacido en la provincia de Santiago en 1904 y fallecido en Santo Domingo en 1952. Autor de una brillante y original producción literaria en la que sobresale con singulares destellos su poesía, supo vertebrar en sus composiciones líricas unos ritmos tradicionales y una temática neopopular que le aproximan -salvando todas las distancias que establece su poderosa reafirmación de la idiosincrasia caribeña- a la vertiente tradicionalista de los poetas españoles de la Generación del 27.

Nacido en el seno de una familia acomodada, pronto mostró una acusada inclinación hacia el estudio de las disciplinas humanísticas; y así, tras haber completado su formación primaria y secundaria en las escuelas de su pueblo natal, se trasladó a la capital dominicana para cursar allí estudios superiores de Derecho. Desplazado poco después a Francia con el objeto de ampliar su carrera universitaria en La Sorbona, regresó a la República Dominicana sin interés por concluir estos estudios de Leyes, pues ya su innata vocación literaria le impulsaba a buscar otras salidas profesionales relacionadas con la escritura. Así las cosas, comenzó a publicar sus primeras colaboraciones periodísticas en diferentes medios de comunicación de su país, y pronto ganó un merecido renombre que habría de llevarle, andando el tiempo, a ocupar un puesto de redactor-jefe en el rotativo La Información, de Santiago de los Caballeros. Durante buena parte de su vida, alternó esta fecunda dedicación al periodismo con una intensa curiosidad cosmopolita que le permitió recorrer gran parte de Europa e Hispanoamérica, así como los Estados Unidos. Inmerso, además, en la vida política de su nación, desempeñó también diferentes cargos públicos y ejerció funciones diplomáticas en Amberes (Bélgica), a donde fue enviado en calidad de cónsul de la República Dominicana, y en Port-au-Prince (Haití), La Habana (Cuba) y San Salvador (El Salvador), donde ocupó el puesto de Secretario de las respectivas legaciones diplomáticas dominicanas.

En su faceta de escritor, Tomás Hernández Franco se dio a conocer -al margen de los artículos periodísticos a los que se ha hecho referencia en el parágrafo anterior- por medio de la publicación de un volumen de versos titulado Rezos bohemios (Santiago de los Caballeros: Tip. "La Información", 1921), opera prima que le reveló como una de las voces más prometedoras de la lírica dominicana del momento, al tiempo que acusaba todavía un innegable influjo de la anchurosa corriente modernista que aún conservaba cierta vigencia en el ámbito de las Letras españolas e hispanoamericanas (véase Modernismo literario español). Pero también podían advertirse, tanto en este primer cancionero como en su segunda entrega poética, De amor, inquietud, cansancio (París: Les Essais Libres, 1923), algunas características originales que habrían de mantenerse constantes a lo largo de toda su obra, y que quedarían definitivamente consolidadas en su tercer poemario, titulado Canciones del litoral alegre (Ciudad Trujillo [Santo Domingo]: La Nación, 1936). Entre estas señas de identidad inconfundibles en la lírica de Tomás Hernández Franco, cabe destacar, por encima de todo, esa acentuada tendencia a los temas y ritmos neopopulares, enfocados en su obra bajo un prisma caribeño que, desde sus facetas temáticas y léxicas, recuperan todo el sabor colorido y sensual del trópico, la musicalidad tan cara al pueblo antillano, el erotismo exuberante y envolvente de figuras y paisajes y, desde luego, las raíces culturales más remotas de ese crisol de razas que conforma la población del país. Cierto es que, por un lado, el respeto a los materiales y procedimientos formales propios de la cultura tradicional hispánica (como el verso octosílabo y su agrupación en romances) descubre la formación culta de un poeta que, como Hernández Franco, admira el legado intelectual y artístico de sus mayores y asimila en su obra sus mejores logros; pero también es obvio que la irrupción gozosa del humor, el desenfado y la soltura específicas del ámbito caribeño, así como la presencia de los ritmos sensuales, el colorido chispeante y la sonoridad musical, dotan a su obra de un marcado acento voluptuoso que la distancia al mismo tiempo de las primeras influencias modernistas y del poso grave de la cultura española, para conferirle un carácter autóctono tan genuino como atrayente.

Todos estos rasgos característicos de su estilo se concentraron e intensificaron en Yelidá (San Salvador: Ediciones Sargazo, 1942), sin duda alguna su poemario más difundido y leído, en el que no resulta difícil hallar algunos puntos de contacto con la poesía negrista de su compatriota Manuel del Cabral y del cubano Nicolás Guillén. Pero, además de estas colecciones de versos, Tomás Hernández siguió mostrando un vivo interés hacia la idiosincrasia de sus compatriotas en otras obras vertidas en los moldes genéricos más variados, desde el ensayo político y literario hasta la narrativa breve. Entre sus reflexiones ensayísticas centradas en la política y la historia de su entorno geo-cultural, cabe recordar la titulada La más bella revolución de América (Amberes: Imp. M. Frenay & Ch. Jorseen, 1930); de sus estudios literarios, sobresalen sus famosos Apuntes sobre poesía popular y poesía negra (Santo Domingo: Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1978); y, entre sus narraciones cortas, cabe citar el espléndido relato titulado Cibao (Ciudad Trujillo: Ediciones Sargazo, 1951).

Bibliografía

  • ALCÁNTARA ALMANZAR, José: Antología de la literatura dominicana, Santo Domingo: Biblioteca Esencial, 1972, pp. 45-46.

  • BAEZA FLORES, Alberto: "Doce poetas dominicanos", en La poesía dominicana en el siglo XX, Santiago [República Dominicana]: Universidad Católica Madre y Maestra, 1976, pp. 654-656.

  • CONTÍN AYBAR, René: "Tomás Hernández Franco", en Historia de la literatura dominicana, San Pedro de Macorís: Universidad Central del Este, 1986, vol. IV, pp. 52-55.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.