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FilosofíaBiografía

Herbart, Johann Friedrich (1776-1841).

Filósofo y pedagogo alemán, cuya personalidad se ve envuelta en un halo de historia brillante, debido a su posición independiente y a la actitud crítica resuelta contra el idealismo dominante. Con él se inició el camino de acercamiento al realismo. Su doctrina pedagógica influyó notablemente en la organización de la escuela alemana hasta la primera guerra mundial.

Vida y obras.

Nacido en Oldenburgo, Herbart siguió en Jena los cursos de Fichte, de quien recibió gran influencia, si bien no compartió su pensamiento, reivindicando en cambio la necesidad del retorno a Kant. Para sustraerse de la incomprensión de sus padres, suspendió sus estudios y viajó a Suiza, donde entró en contacto con el pedagogo J. H. Pestolazzi, de donde le nacería la vocación pedagógica que no abandonaría nunca. En 1809 se hizo cargo de la cátedra de filosofía y pedagogía en Königsberg y a partir de 1833 enseñaría en Gotinga, ciudad en la que murió. Sus principales obras filosóficas son: Manual de introducción a la filosofía (1813), La psicología como ciencia (1824-25), Metafísica general (1828-29). En el campo de la pedagogía escribió: Pedagogía general derivada del fin de la educación (1806), Esbozo de lecciones de pedagogía (1835).

Metafísica y psicología.

La filosofía, para Herbart, no tiene un objeto particular, sino que consiste en la elaboración de conceptos (Bearbeitung der Begrifen). Esta elaboración es necesaria porque la experiencia es contradictoria, y la contradicción no puede ser principio de conocimiento. Admitiendo la tesis kantiana de que la experiencia es fenómeno, Herbart sostiene que mientras el conocimiento se mantenga a nivel de los fenómenos siempre tendrá por objeto la apariencia del ser y no el ser. De la exigencia de decantar, rectificar e integrar esos conocimientos que nos suministra la experiencia surge la necesidad de la sistematización dentro del saber filosófico. Herbart la realiza distinguiendo en la filosofía tres partes: lógica, metafísica y estética. Cuando la ontología se acerca a la realidad, nos muestra -según Herbart- que ésta se halla conformada por entidades simples (los reales), cualitativamente distintos e inmutables, que recuerdan a las mónadas leibnizianas y que, como aquéllas, se encuentran desvinculadas entre sí, e indeterminables en su esencia última, pues sólo es posible conocerlas en su relación con los demás reales. Así se explica el devenir.

El alma humana también es un real simple, y en sí mismo inmutable, aunque se muestra activo por la relación que establece con los demás reales, entre ellos, los que forman el cuerpo. La vida psíquica será, pues, un conjunto de reacciones que producen en su dinámica, las representaciones (sentimientos, voliciones, conocimientos), las cuales, a su vez, serán o no facultades, según que en la situación de constante movilidad o lucha, se hallen en la consciencia o en la inconsciencia. Conocer y clasificar las relaciones es cometido de la psicología. Para Herbart, las representaciones tienen diferentes intensidades, que son matemáticamente cuantificables. La estética es la ciencia de la estimación y comprende tanto la valoración artística como la ética. Los miembros de las relaciones estéticas pueden ser simultáneos o sucesivos, de ahí las dos categorías de lo bello simultáneo y lo bello sucesivo. La ética está toda entretejida sobre las relaciones simples de la voluntad consigo misma, con las demás voluntades y con las cosas, y se inspira en cinco ideas principales: la libertad, la perfección, la benevolencia, el derecho y la equidad.

La concepción pedagógica.

La parte más fecunda de todo el complejo sistema filosófico de Herbart es la pedagogía. En la base de la misma se halla la gran idea de la instrucción educativa, o sea, la educación mediante la instrucción. La formación moral del hombre (verdadera meta de toda educación), está vinculada al bagaje de conocimientos que el hombre posea. Por tanto la instrucción cumple un importante papel educativo, orientando la voluntad en la elección del bien y rechazo del mal. La condición necesaria para que el ideal educativo de la instrucción se cumpla es que ésta se base en el interés, y que no termine con la escuela, sino que prosiga durante toda la vida. La cultura transmitida en el proceso de instrucción debe ser lo más variada y rica posible. El conocimiento que la instrucción debe promover, marchará al doble ritmo de la concentración y de la reflexión.

Autor

  • CCG.