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ReligiónHistoriaBiografía

Hasan Ben-Sabah (1056-1124).

Fundador de la secta de los Asesinos o Haschischinos, y primero que llevó el título de Viejo de la montaña; nacido en Persia en 1056 y muerto en Alamout en 1124. Habiendo desagradado al sultán selyúcida Alp-Arslam, en cuya corte desempeñaba un cargo elevado, huyó de ella, se afilió a la secta de los ismaelianos y se dirigió a Siria y a Egipto a predicar sus doctrinas, haciendo gran número de prosélitos. Pero las conquistas espirituales no le bastaban, y quiso adquirir poder temporal; se apoderó de la fortaleza de Alamout, y estableciéndose en ella, se hizo proclamar jefe con el nombre de Viejo de la montaña; dio nueva forma a la secta, y su poder en todos los dominios de esta era tan grande que le bastaba señalar una víctima o determinar nuevas adquisiciones de territorio para ser al punto obedecido. Uno de los medios que empleaba para obtener esta ciega obediencia era mantener a sus adeptos en un estado de exaltación continua, haciéndoles distribuir haschisch, droga compuesta de esencia de cáñamo y manteca, y que produce una especie de delirio. De aquí provino el nombre de haschischinos, y por corrupción asesinos, que tomaron los fieles, quienes por su parte se valían de toda clase de medios para ejecutar sus órdenes; empleaban el puñal lo mismo que el veneno; penetraban en todas partes, en las chozas como en los palacios; se presentaban en las cortes de los príncipes; se sometían a toda suerte de transformaciones, apareciendo ya como sabios, ya como soldados, o bien como médicos o astrólogos, criados de servicio y hasta renegados. Por tales medios se hicieron formidables, en términos que, a favor del espanto que infundían, pudo Hasan someter a su obediencia vastos dominios, y recibir tributos no solo de príncipes mahometanos, sino hasta de algunos monarcas europeos. Respecto a la manera de vivir de Hasan, hay opiniones contrarias, según unos, habitaba en un magnífico palacio rodeado de jardines, con todas las delicias que el profeta destina a los fieles en el paraíso, y con un número infinito de mujeres a su disposición; otros pretenden que vivía austeramente, afectando gran devoción y escribiendo tratados y comentarios de teología. Tuvo dos hijos, a quienes hizo dar muerte, al uno por beber vino, y al otro por complicidad en el asesinato de uno de los grandes misioneros; dejó dos sucesores, confiando al uno el poder espiritual y al otro el temporal, y murió tranquilamente después de fundar un imperio que fue el terror de los califas y de los cruzados, por espacio de ciento setenta años.

Autor

  • TOÑI