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Guzmán, Augusto (1903-1994)

Narrador, ensayista, periodista, historiador, biógrafo, crítico literario y político boliviano, nacido en Totora, departamento de Cochabamba, en 1903, y fallecido en Cochabamba en 1994. Autor de una amplia y variada producción impresa en la que sobresale, por encima de cualquier otra característica, su voluntad de apego a la fidelidad del dato histórico, a lo largo de su dilatada existencia dio muestras de un constante deseo de ampliar sus campos de trabajo hasta convertirse en uno de los intelectuales y artistas más destacados de Bolivia durante el siglo XX.

Alentado desde su temprana juventud por una acusada vocación humanística, Augusto Guzmán no se distinguió, empero, por su precocidad a la hora de darse a conocer como escritor, habida cuenta de que su primera entrega narrativa, titulada La sima fecunda (Cochabamba: Imprenta E. Barrios, 1933) vio la luz cuando su autor ya había alcanzado los treinta años de edad. Por aquel entonces, el escritor de Cochabamba ya había frecuentado, en calidad de periodista, las páginas de diferentes medios de comunicación impresa; pero habría de ser su participación activa en la Guerra del Chaco (1932-1935) lo que marcaría definitivamente el rumbo profesional del resto de su vida.

En efecto, este conflicto armado entre Bolivia y Paraguay (originado por las pretensiones bolivianas de poseer libre acceso al río Paraguay, con el fin de mantener una salida al litoral marítimo) concluyó con una onerosa derrota de Bolivia que no sólo tuvo graves repercusiones en las esferas políticas, sociales, militares y económicas del país, sino también en la producción literaria de todos sus naturales, hasta el extremo de dar lugar a una amplia corriente temática conocida después con el nombre de literatura chaqueña. Augusto Guzmán, presente en uno de los acontecimientos bélicos más importantes en la historia de su nación, no se sustrajo a los ecos de la Guerra del Chaco y dio a la imprenta, dos años después del fin de la contienda, su famosa novela titulada Prisionero de guerra (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1937), obra que de inmediato se convirtió en uno de los mejores exponentes de la citada literatura chaqueña.

Surge en esta obra de Guzmán, para convertirse a la postre en la seña autorial que mejor caracterizará el conjunto de su producción escrita, una clara tendencia a dar prioridad al testimonio personal como fuente de inexcusable valor documental histórico. Pero este enfoque, ciertamente cercano a los planteamientos lógicos de cualquier labor historiográfica (como queda patente en los numerosos trabajos históricos y biográficos que dejó estampados Augusto Guzmán), cobra, en la producción literaria del escritor de Cochabamba, un peculiar aliento creativo que se hace manifiesto en las declaraciones del propio autor, quien opinaba que "la historia no es sólo memoria, sino también reconstrucción imaginativa". De esta amena simbiosis entre el dato fidedigno -a poder ser, procedente de fuentes presenciales del suceso narrado- y la reelaboración ficticia, nace un poderoso hálito creativo que justifica, por un lado, que las mejores novelas de Guzmán puedan ser descritas como narraciones históricas o testimoniales; y, por otro lado, que sus trabajos de reconstrucción histórica puedan ser apreciados por quienes gustan de la literatura de ficción (como ocurre, v. gr., en el caso de sus famosas biografías noveladas).

Extraordinaria fue también, en otro campo genérico y temático, la siguiente entrega impresa de Augusto Guzmán, un minucioso estudio de crítica literaria publicado bajo el título de Historia de la novela boliviana (La Paz: Ed. Universo, 1937). El éxito alcanzado por este trabajo ensayístico animó a su autor a ofrecer, al cabo de diecisiete años de su primera aparición, una versión muy corregida y ampliada que, desde el momento de su salida a la calle, fue considerada como una de las obras cumbres de la crítica literaria boliviana. Se trata del libro titulado La novela en Bolivia (1947-1954) (La Paz: Juventud, 1955), obra de obligada consulta en todas las facultades de Letras del país, en la que Augusto Guzmán presentaba una interesante periodización del corpus novelesco boliviano, formada por tres épocas que, a su vez, se corresponden con tres movimientos literarios bien diferenciados. La primera de estas tres etapas, descrita bajo el epígrafe de "Los Románticos (1847-1905)", se caracteriza -desde el lúcido punto de vista de Guzmán- por la abundancia de novelas moralistas, sentimentales y evocativas; la segunda, englobada bajo el título de "Los Realistas (1905-1932)", comprende narraciones costumbristas, sociales y pintorescas; finalmente, la tercera y última, etiquetada con el marbete de "Los Naturalistas (1932-1954)", muestra la predilección de los jóvenes narradores bolivianos por las novela guerrera, la minera, la tropical y la campesina.

La utilidad de este valioso trabajo de recopilación y catalogación se mantuvo vigente durante muchos años, hasta el extremo de forzar a su autor a redactar una nueva ampliación de sus indagaciones acerca del género narrativo en Bolivia, que salió de la imprenta con el título de Panorama de la novela en Bolivia (La Paz: Los Amigos del Libro, 1973).

Al tiempo que revisaba y enriquecía estos trabajos de crítica e historia literaria, Augusto Guzmán siguió cultivando el ensayo y la creación, con algunos títulos tan destacados como El kolla mitrado (La Paz: [s.p.i.], 1942), Tupaj Katari (México: Fondo de Cultura Económica, 1944), Baptista (La Paz: Juventud, 1949), Gesta valluna (Cochabamba: Imprenta Tunari, 1953) y Cuentos del Pueblo Chico (Cochabamba: Imprenta Atlantic, 1954). A mediados de los años sesenta dio a la imprenta la que habría de ser su última novela, una excepcional narración que, publicada bajo el título de Bellacos y paladines (La Paz: Universo, 1964), venía a poner un broche de oro a su fecunda trayectoria literaria en el género de la ficción novelesca.

Inserta de lleno en la corriente del realismo social que, por aquellos años, dominaba en casi todas las literaturas del mundo, Bellacos y paladines se presenta como la biografía del hijo de un latifundista que se encuentra con los problemas generalizados entre la masa campesina quechua: la imposibilidad de que los indios accedan a la tenencia de las tierras que cultivan y la exigencia de una inminente reforma agraria que nunca llega. Desde su tan querida revisión de un proceso histórico tan largo como conflictivo, Augusto Guzmán plantea en esta novela una radical propuesta que, por la originalidad de su planteamiento inicial, convierte a Bellacos y paladines en una pieza singular dentro del corpus general de la novela campesina centrada en el tema de la reforma agraria: si hasta entonces las narraciones referidas a dicho aspecto de la historia boliviana habían presentado las reformas derivadas de la Guerra del Chaco y de la Revolución del 52 como una consecuencia inmediata de dichos acontecimientos históricos, Augusto Guzmán describe unas tentativas de reforma agraria anteriores a ambos episodios -fundamentalmente, a la Guerra del Chaco-, y sitúa después la contienda bélica en el epicentro de los factores que contribuyeron decisivamente al fracaso de esos tibios intentos de reforma. En cualquier caso, la impresión final que le queda al lector coincide con el velado pesimismo del propio autor, quien parece admitir, a la conclusión de su relato, la imposibilidad de llevar adelante una auténtica reforma desde instancias gubernamentales.

Todo el interés histórico, político, social y cultural que arrastra esta novela se enriquece notablemente, desde un punto de vista estrictamente literario, por la elegante sencillez de la prosa de que hace gala Augusto Guzmán, así como por el gusto del escritor de Cochabamba por el detenimiento moroso en las descripciones de paisajes y figuras propios de las zonas rurales de su país.

El resto de la obra impresa de Augusto Guzmán se completa con varios trabajos ensayísticos que, como sus anteriores incursiones en el corpus novelístico de Bolivia, contribuyeron decisivamente a un mejor conocimiento de la Historia y las Letras de su patria. Entre estos ensayos, cabe destacar los titulados Antología colonial de Bolivia (1950), Biografías de la literatura boliviana (Cochabamba: Los Amigos del Libro, 1982), El ensayo en Bolivia (Cochabamba: Los Amigos del Libro, 1983), y el artículo "Actuales tendencias en la literatura boliviana", publicado en la revista estadounidense RIB (Wasinghton), XXI, 2 (1966).

Bibliografía

- ALCÁZAR, Reinaldo. Paisaje y novela en Bolivia. La Paz: Difusión, 1977.

- ECHEVARRÍA, Evelio. La novela social en Bolivia. La Paz: Difusión, 1977.

- SILES SALINAS, Jorge. La literatura boliviana de la Guerra del Chaco. La Paz: Universidad Católica Boliviana, 1969.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano