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PinturaBiografía

Gutiérrez, Felipe Santiago (1824-1904).

Pintor mexicano nacido en el barrio de San Pablo en el pueblo de Texcoco, en el Estado de México, el 20 de mayo de 1824, y muerto en ciudad de México en 1904. Está considerado como uno de los más altos exponentes de las artes plásticas en el Estado de México y en la pintura mexicana del siglo XIX.

Realizó sus primeros estudios en Texcoco, donde tuvo como maestro de pintura a Don José de la Luz García. Más tarde, en 1844, se trasladó a la ciudad de México donde estudió en la Academia de San Carlos, como alumno de Miguel Mata y Reyes. Pronto destacó entre el resto de los estudiantes debido a sus magníficas cualidades, y con la llegada del pintor catalán Pelegrín Clavé a la Academia se interesó por la panorámica artística europea. En 1850, por invitación del Licenciado Felipe Sánchez Solís, director del Instituto Literario del Estado de México, se trasladó a Toluca para impartir la cátedra de dibujo y pintura en la Academia de Artes del Estado. No obstante, su inquietud natural le hizo abandonar Toluca y durante un tiempo se dedicó a viajar por diversas poblaciones del país en busca de sus raíces. Pasó un tiempo en Morelia, y decidió regresar nuevamente a la Academia de San Carlos, para recibir durante tres años más, las enseñanzas de Pelegrín Clavé. Esta segunda estancia en la Academia fue sin duda la que le formó definitivamente como artista y la que le concedió la madurez que exhibió a lo largo de toda su carrera artística.

Fue una época en la que obtuvo grandes éxitos en todas sus exposiciones. En 1862 inició unos viajes a lo largo de su propio país, donde pintaba intensamente. Pasó luego un tiempo en Estados Unidos, concretamente en San Francisco, California, donde permaneció durante año y medio. En esta ciudad, cosechó grandes éxitos y sus trabajos fueron intensamente admirados. En la prensa local se le consideró como: ...El mejor retratista que haya venido a San Francisco.. Tras esta experiencia partió hacia Nueva York, ciudad en la que no permaneció mucho tiempo, y continuó su viaje por Europa.

En Europa residió en primer lugar en París, donde visitó museos y galerías, y se convirtió en el primer mexicano que obtuvo la Medalla de Oro de la Exposición Mundial de 1889. Sin embargo, la meta definitiva en su carrera como pintor fue Roma. Allí fijó su estudio y se enfrentó por primera vez al desnudo femenino, impresión que culminaría años después al pintar su cuadro La Cazadora de los Andes. Esta obra causó un gran escándalo en México cuando se presentó en la Exposición Anual de la Academia de San Carlos. Para poder exhibirla como primer desnudo femenino integral de la pintura mexicana del siglo XIX, tuvo que ser expuesta en un salón dedicado a la pintura europea y a los pintores europeos. Su relación en Roma con el crítico francés de arte Castagnary lo hizo retornar a París donde residió seis meses, conviviendo con los grandes artistas de la época, entre ellos, Gustavo Courbet. Su estancia en París, constituyó un éxito, pero su eterna inquietud lo llevó a Barcelona y Madrid, donde trabajó con Federico de Madrazo, por recomendación del propio Pelegrín Clavé y el pintor Mariano Fortuny.

Gutiérrez Cortés fue, probablemente, el pintor mexicano de esa época que tuvo oportunidad de tener una mayor visión sobre el panorama de las artes plásticas internacionales, ya que durante estos años convivió con artistas de importantes escuelas europeas y americanas.

En 1872 decidió regresar a América aunque no directamente a México. En primer lugar residió durante un año en Nueva York, ciudad donde se convirtió en uno de los pintores de moda y donde obtuvo un gran éxito económico, ya que su estudio fue un centro de arte muy visitado por los coleccionistas norteamericanos y sus cuadros fueron un tema recurrente en las críticas de los especialistas neoyorquinos. También fue de gran trascendencia para su vida, ya que allí conoció al poeta colombiano Rafael Pombo, quien se convirtió en su mejor amigo y apologista, induciéndolo a trasladarse a Colombia.

Durante su larga estancia en Bogotá recibió honores y satisfacciones, entre ellas, que la Escuela de Pintura fuera puesta nada más inaugurarse bajo su dirección. En ella Gutiérrez, con sensibilidad artística y su liberalismo, propuso nuevos senderos educativos. En homenaje a su capacidad artística y como agradecimiento a su docencia actualmente la Escuela lleva su nombre. Sus triunfos en Bogotá fueron refrendados también en Buenos Aires, Lima, Río de Janeiro, Montevideo, Caracas y Santiago de Chile. Por fin regresó a México donde participó en grandes exposiciones internacionales como la de Nueva Orleáns, Filadelfia y la de París en 1869. En 1894, con 70 años de edad, retorna a su patria chica, primeramente a Toluca y por último a su humilde Texcoco, donde muere el 4 de abril de 1904. Además de sus cuadros realizó críticas de arte y publicó sus diarios de viajes, que son sobre todo una obra teórica y de historia del arte.

Sus obras más conocidas son La amazona de los Andes, el primer desnudo de la pintura mejicana; los retratos de la Señora Sánchez Solís y Doña Teresa Pliego; y las obras más intimistas de El Adiós o Retrato de una Dama.

Bibliografía

  • BAYON, D. El arte de México de la colonia a nuestros días. Akal, 1991.

  • RAMÍREZ R., F. Arte del siglo XIX en la Ciudad de México. Madrid, 1984.

BAC

Autor

  • Beatriz Alegre Carvajal.