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PolíticaBiografía

Gutiérrez Borbúa, Lucio (1957-VVVV).

Militar y político ecuatoriano nacido en Tena el 23 de marzo de 1957; lideró la revuelta cívico-militar incruenta que el 21 de enero de 2000 derrocó al presidente Jamil Mahuad y, dos años más tarde, logró en las urnas el respaldo popular para asumir la presidencia de la República. No logró, sin embargo, concluir su mandato, pues el 20 de abril de 2005 fue destituido por el Congreso.

Criado en la selva oriental ecuatoriana en el seno de una familia con larga tradición castrense, Gutiérrez ingresó en la carrera militar donde siguió su formación académica para graduarse en Ingeniería Civil por la Escuela Superior Politécnica del Ejército. También cursó las licenciaturas de Administración y Educación Física, y ascendió en la jerarquía militar hasta obtener el grado de coronel. Durante su etapa en los cuarteles, destacó por sus posicionamientos críticos contra la oligarquía del país y la corrupción política de muchos de sus dirigentes.

Declarado opositor del Gobierno de Jamil Mahuad, durante los primeros días de 2000 se puso al frente de la oleada de manifestaciones y protestas que pedían la dimisión del presidente por su responsabilidad en la degradación de la situación económica del país. Mahuad decretó el estado de emergencia, en un intento de frenar las revueltas, pero el 21 de enero un grupo de militares, secundado por miles de indígenas, tomó el Parlamento y la sede de Tribunal Supremo y proclamó una Junta de Salvación Nacional bajo la presidencia de un triunvirato constituido por el coronel Lucio Gutiérrez, el líder indígena Antonio Vargas y el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Carlos Solórzano.

Horas después del triunfo de la asonada cívico-militar que logró deponer a Mahuad, el general Carlos Mendoza, ex jefe del comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, asumió el liderazgo de la dirección del país y, en una hábil maniobra política, se declaró partidario de facilitar la sucesión constitucional, lo que permitiría superar la crisis, abortar el golpe militar y entregar la jefatura del Estado al vicepresidente Gustavo Noboa. El 22 de enero de 2000, el nuevo presidente juró el cargo.

Lucio Gutiérrez fue juzgado por insubordinación y condenado a seis meses de prisión. En los primeros días de junio fue amnistiado por el Congreso de la nación, firmó su baja en el Ejército y comenzó a preparar su candidatura política de cara a los comicios presidenciales de 2002. Al frente del Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero, presentó un programa electoral de corte progresista y populista con iniciativas como la lucha frontal contra la pobreza, la renegociación de la deuda externa de Ecuador con el FMI, la promulgación de leyes anticorrupción o la descentralización del país. Durante la campaña sus propuestas contaron con un variopinto abanico de apoyos que incluían desde un amplio sector de las Fuerzas Armadas, hasta los movimientos indigenistas organizados en Pachakutik (brazo político de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador -CONAIE-), pasando por la agrupación marxista-leninista del Movimiento Popular Democrático.

En un clima de incertidumbre, escepticismo y rechazo mayoritario hacia la clase política, los ecuatorianos acudieron a las urnas el 20 de octubre de 2002 para elegir nuevo presidente y representantes en el Parlamento. Once candidatos pugnaron por los votos en la primera vuelta y, a pesar de que los sondeos colocaban al ex presidente Rodrigo Borja y al ex vicepresidente León Roldós entre los favoritos del electorado, las urnas arrojaron un resultado sorprendente. La fragmentación de fuerzas y el descrédito de los políticos de los partidos tradicionales favoreció el ascenso de dos candidatos que, en principio, no contaban en los pronósticos. Los más votados y, por tanto, los únicos con opciones para disputarse la presidencia en la segunda vuelta fueron el ex militar golpista Lucio Gutiérrez, con el 20,64% de los sufragios, y el multimillonario Álvaro Noboa, empresario bananero que tras su frustrado intento de alcanzar la presidencia en 1998 lideraba nuevamente una propuesta de Gobierno neoliberal, como candidato del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN).

Tras el éxito de la primera vuelta, Gutiérrez moderó en parte su discurso inicial. Las inevitables comparaciones de su trayectoria militar y política con la línea de acción del presidente venezolano Hugo Chávez y el apoyo de los sectores izquierdistas a su candidatura habían inquietado en gran medida a los mercados y a la oligarquía ecuatoriana y el ex coronel trató de poner freno a estas reticencias con el inicio de una ronda de acercamiento hacia el sector empresarial, la banca, la Iglesia y el Ejército. Este giro fue severamente criticado por sus aliados de Pachakutik pero lo cierto es que el 24 de noviembre de 2002, Gutiérrez logró una clara victoria en la segunda vuelta de las presidenciales con el 54,3% de los votos frente al 45,6% acumulado por su rival.

Pocas horas después de conocer el triunfo en las urnas, el presidente electo anunció su intención de constituir un Gobierno de unidad nacional con representación de todos los sectores del país. Con presencia de varios jefes de Estado y de Gobierno, el 15 de enero de 2003 se celebró en Quito la ceremonia de toma de posesión y Lucio Gutiérrez se enfundó la banda presidencial de la República.

Los indígenas accedieron al gabinete de Gobierno en las carteras de Agricultura y Ganadería, con la designación de Luis Macas, y de Exteriores, con el nombramiento de Nina Pacari, que se convirtió en la primera mujer indígena de la historia, ecuatoriana e hispanoamericana, en ocupar el cargo. Pese a estas actuaciones integradoras, la política económica del Ejecutivo fue objeto continuo de desacuerdos en la coalición gubernamental y en el verano de 2003 quedaron rotas todas las alianzas. Tanto el Movimiento Popular Democrático como el Pachakutik abandonaron a Gutiérrez y acusaron al mandatario de traicionar los intereses de la izquierda ecuatoriana.

En los primeros meses de 2004, el movimiento indígena intensificó sus acciones de protesta y anunció un levantamiento popular contra la política económica del Gobierno. Antes de concluir el año, un heterogéneo grupo de oposición formado por socialdemócratas, socialcristianos, izquierdistas e indigenistas presentó en el Congreso de la República una solicitud de juicio político contra Gutiérrez, bajo los cargos de malversación de fondos públicos, cohecho y delitos contra la seguridad del Estado. La iniciativa, que perseguía la apertura del procedimiento de destitución del presidente, no prosperó pero elevó el clima de desestabilización política del país.

Las acusaciones de autoritarismo contra el primer mandatario del país subieron de tono en el mes de diciembre tras la maniobra de reemplazo de 27 de los 31 jueces de la Corte Suprema ecuatoriana. Gutiérrez había buscado nuevos apoyos parlamentarios en los renovadores del PRIAN y los roldosistas del PRE y muchos sospecharon entonces que, a la sombra de estos pactos, el presidente allanaba el camino para la absolución del ex presidente Bucaram, acusado de corrupción. Las manifestaciones de protesta provocaron la dimisión del ministro del Interior, Jaime Damerval, y acentuaron la inestabilidad en el Ejecutivo de Gutiérrez que, una semana después, perdió también al titular de Infraestructura por presunta corrupción en la adjudicación de obras públicas.

Las críticas de los ecuatorianos contra su Gobierno encontraron una justificación incontestable cuando, tal y como temían las fuerzas de oposición, la nueva Corte Suprema exculpó de los cargos de corrupción a los ex presidentes Abdalá Bucaram, Gustavo Noboa y el ex vicepresidente Alberto Dahik, a comienzos del mes de abril de 2005. La decisión judicial agudizó la crisis política y las airadas protestas populares dejaron cientos de heridos en las calles de Quito. El 15 de abril, Gutiérrez decretó el estado de emergencia para tratar de frenar las manifestaciones que exigían su renuncia pero recibió un aluvión de críticas y, apenas 20 horas después, rectificó y anuló el decreto. No cesaron con ello las protestas multitudinarias contra el Gobierno en las calles de Quito y el Congreso trató de atajar el descontento popular con el anuncio de una reforma del Poder Judicial. Los diputados anularon el nombramiento de la Corte Suprema, instaurada en diciembre, pero la iniciativa del legislativo ecuatoriano no surtió el efecto deseado y miles de manifestantes mantuvieron en la calle sus protestas.

El rechazo popular se extendió a toda la clase política y, finalmente el 20 de abril, el Congreso destituyó al presidente y nombró sucesor en funciones al hasta entonces vicepresidente Alfredo Palacio. Gutiérrez solicitó asilo político en Brasil, donde fijó su domicilio durante apenas unas semanas. El 7 de junio de 2005, el ex presidente anunció su renuncia al asilo brasileño y su intención de regresar a Ecuador para recuperar la jefatura del Estado que, a su juicio, le arrebataron de forma ilegal. Entretanto viajó a Estados Unidos y Perú y se trasladó a Colombia donde, en el mes de octubre, el Gobierno de Uribe le concedió asilo político. En Bogotá presentó su libro El golpe, donde denunciaba la operación orquestada para destituirle, y, días más tarde, informó nuevamente de su renuncia al asilo ofrecido por el país vecino para regresar de forma inminente a Ecuador.

El viaje anunciado se produjo finalmente el 15 de octubre de 2005 y el ex mandatario fue detenido por la policía a su llegada al aeropuerto de la ciudad de Manta. Trasladado en helicóptero militar a Quito, Gutiérrez fue recluido en el penal García Moreno. La justicia ecuatoriana mantenía siete causas abiertas contra el ex presidente. El 3 de marzo de 2006, el ex presidente salió airoso de su primera contienda judicial, toda vez que la Corte Suprema sobreseyó el proceso por sedición. Gutiérrez recuperó la libertad y anunció de inmediato su deseo de concurrir a las elecciones presidenciales.

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  • 0211 ISC.