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PolíticaHistoriaBiografía

Guiscardo, Roberto (1015-1085).

Caudillo de los normandos de Italia, nacido hacia 1015 cerca de Coutance (Normandía) y muerto en 1085 . Hijo de Tancredo de Hauteville, pertenecía a una de las más poderosas familias normandas llegadas a Italia en las primeras décadas del siglo XI. En tierras italianas, los guerreros normandos actuaron en principio como mercenarios al servicio de los príncipes lombardos o de los gobernadores bizantinos de las provincias griegas del sur de la península. Como pago a su labor, algunos linajes, entre ellos el de Hauteville, consiguieron honores y tierras. Roberto Guiscardo se convirtió pronto en jefe de su familia, y se puso al frente de los normandos cuando éstos pasaron a desarrollar una política de conquistas en beneficio propio. Guiscardo supo aprovechar las rivalidades internas entre los ducados lombardos y entre éstos y los estados bizantinos de Nápoles, Amalfi y Gaeta.

La expansión normanda en el siglo XI

En 1042 Guiscardo emprendió la conquista del ducado de Apulia, que no concluiría hasta 1060. El papa León IX, ante la amenaza de su avance sobre Roma, presentó batalla al ejército normando en 1053, fue derrotado y hecho prisionero. Pero tanto el Papa como Guiscardo comprendieron pronto las ventajas de una alianza mutua. El normando liberó al pontífice y le rindió vasallaje, ofreciendo su apoyo militar a los Estados Pontificios. A cambio, León IX reconoció el dominio normando sobre los territorios ya conquistados y ofreció a Guiscardo la posesión de los ducados lombardos y de las provincias bizantinas. Su sucesor en el papado, Nicolás II, enfrentado tanto a la aristocracia romana como al emperador alemán, solicitó el auxilio de los normandos. En 1059, en Melfi, Roberto Guiscardo y el Papa concluyeron una alianza de apoyo mutuo. El normando renovó su fidelidad al Papa. Éste a su vez lo nombró duque de Calabria y Apulia y le confirmó el dominio sobre sus conquistas presentes y futuras. Por su parte, Guiscardo se comprometió a devolver los territorios bizantinos a la obediencia de la Iglesia romana. Estos acuerdos fueron confirmados en los siguientes pontificados por Alejandro II y Gregorio VII. A pesar de que las relaciones entre los papas y Guiscardo fueron a menudo difíciles, dicha alianza nunca llegó a romperse.

A partir de 1059 Guiscardo emprendió una serie de conquistas que pusieron fin al dominio bizantino en el sur de Italia y al musulmán en Sicilia. El proceso de conquista fue lento. En 1059 los normandos conquistaron Reggio. En 1062 tomaron Brindisi y entre 1060 y 1070 completaron la conquista de Calabria y Campania. La ciudad de Bari cayó bajo dominación normanda en 1071. En 1073 Guiscardo conquistó Gaeta y 4 años después Salerno, con lo que las antiguas provincias griegas quedaron definitivamente desgajadas de Bizancio. El dominio normando del sur de Italia quedó completado con el control indirecto sobre Amalfi y Nápoles, que a principios del siglo XII serían anexionadas definitivamente por el normando Roger II.

La conquista de Sicilia y la pugna con Bizancio

Desde sus bases continentales, los normandos se lanzaron a la conquista de Sicilia. La campaña, dirigida por el hermano de Guiscardo, Roger, fue larga y difícil debido a la resistencia de los jefes islamizados de la isla y al escaso número de combatientes normandos e italianos que tomaron parte en la conquista.

Roger conquistó Messina en 1061, Palermo en 1070 y Trápani en 1078. La conquista no concluiría hasta 1091, ya muerto Roberto Guiscardo, y supuso la reintegración de la isla al Occidente cristiano y el inicio del declive del domino musulmán sobre el Mediterráneo occidental. Otro de los frentes de expansión normanda fueron los territorios bizantinos en las costas orientales del Adriático.

En 1071 Guiscardo armó una flota con la que amenazó las costas de Iliria, pero no entró en acción al concertarse un acuerdo matrimonial entre su hija y uno de los hijos del emperador bizantino Miguel IV. Tras la muerte de éste, y aprovechando la inestabilidad que había creado la ascensión de la nueva dinastía de los Comneno al trono de Bizancio, Guiscardo emprendió una nueva ofensiva. En 1081 desembarcó en las costas de Iliria con la bendición de la Santa Sede. Los venecianos, aliados de los bizantinos, derrotaron a la flota normanda, pero la campaña terrestre de Guiscardo avanzó sin dificultades. El ejército normando conquistó Durazzo y desde allí se internó en el Épiro, avanzando hacia Macedonia y Tesalia, donde puso cerco a la ciudad de Larisa (1084). En ese momento se produjo una insurrección contra el dominio normando en el sur de Italia, al tiempo que el papa Gregorio VII solicitaba el auxilio de Guiscardo contra el emperador Enrique IV, que amenazaba Roma. Al frente del ejército en Tesalia quedó su hijo Bohemundo, pero la resistencia local, la presencia del emperador Alejo I en la zona, y la reconquista de Durazzo por los venecianos obligaron a los normandos a regresar a Italia. Guiscardo acudió en ayuda del Papa, que había sido depuesto y hecho prisionero por Enrique IV. El normando saqueó Roma y liberó al pontífice de su prisión en el castillo de Sant’Angelo, conduciéndolo a salvo a sus dominios de Salerno. Desde allí, Guiscardo reanudó la ofensiva contra los bizantinos. Derrotó a una flota de griegos y venecianos en Corfú, pero no pudo continuar su avance hacia Constantinopla, al morir en 1085 víctima de una epidemia que diezmó su ejército.

Bibliografía

  • COHAT, I. Los vikingos, reyes de los mares. Madrid, 1989.

  • MUSSET, L. Las invasiones. El segundo asalto contra la Europa cristiana. Barcelona, 1968.

  • OXENSTIERNA, E. Los vikingos. Barcelona, 1966.

Autor

  • Victoria Horrilllo Ledesma