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LiteraturaBiografía

Guerra, Alberto (1963-VVVV).

Narrador, ensayista, crítico literario e historiador cubano, nacido en La Habana en 1963. Considerado como una de las voces más prometedoras de la denominada "narrativa independiente" surgida en Cuba en los últimos años del siglo XX, ha producido hasta el momento de redactar este artículo (año 2000) una breve pero interesante obra narrativa que, tomando como "personaje" central de todos sus relatos la realidad cubana de los años noventa, le ha situado en la vanguardia de la tendencia orientada hacia la crítica social.

Volcado desde su temprana juventud hacia el conocimiento de los saberes humanísticos, Alberto Guerra cursó estudios superiores de Historia y Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, para emprender a continuación una fecunda trayectoria profesional como escritor de artículos y ensayos centrados en dichas disciplinas, así como en la crítica literaria. No obstante, pronto se dio a conocer también como autor de unas espléndidas narraciones breves que, recogidas en los volúmenes titulados Disparos en el aula (1992) y Aporías de la feria (1994), le convirtieron en una de las grandes revelaciones de las Letras cubanas contemporáneas. La mayor parte de sus relatos han visto la luz impresos en las páginas de las más importantes publicaciones culturales de su país natal y de otros muchos lugares del extranjero, y una buena parte de ellos han circulado también profusamente de mano en mano, en copias encuadernadas de forma artesana y provisional. Así se comenzó a difundir con sorprendente velocidad una novedosa producción literaria que, en su mayor parte, todavía permanece inédita, a pesar de que son ya muchos los cuentos de Guerra distinguidos con algún premio, o que han pasado a formar parte de las más propagadas antologías de la nueva narrativa cubana.

Entre los numerosos premios y reconocimientos que han venido a subrayar la calidad e importancia de sus relatos, cabe recordar el Premio Luis Rogelio Nogueras, que le fue otorgado en 1992; el Premio de la Ciudad, concedido a uno de sus cuentos en 1994; el Premio Cuentos de Amor, que recayó también en una de sus obras en 1996; y, muy especialmente, el prestigioso premio de La Gaceta de Cuba, que vino a refrendar su validez como narrador en 1997. Este último galardón, otorgado a un relato de Alberto Guerra titulado "Los heraldos negros", vino a marcar el hito definitivo en la consagración literaria del joven narrador cubano, quien se alzó con el anhelado reconocimiento de La Gaceta entre ciento sesenta y dos autores que aspiraban, con sus respectivos relatos, a alzarse con la palma en dicho certamen.

Partiendo, como era de esperar, de los ecos del poemario homónimo del escritor peruano César Vallejo, "Los heraldos negros" -en palabras del propio autor- "trata de un hecho cotidiano, pero a la vez universal, en dependencia del ojo con que se mire. Los temas más transparentes son a veces los más metafísicos, y con esa perspectiva asumí este texto; o sea, ver los relatos de Kafka o Nietzsche, por ejemplo, en el hombre de mi entorno. En otras ocasiones hago parábolas con temática pasada, que es trabajar el presente de alguna manera".

Se trata de una narración breve escrita con un lenguaje llano y directo, pero enfocada desde una sugerente y personalísima perspectiva narrativa que, a la postre, fue lo que inclinó al jurado de La Gaceta a distinguirlo con su prestigioso galardón. No obstante, la originalidad de la anécdota que dio pie a este relato, así como el tortuoso camino que recorrió hasta convertirse en la materia básica del cuento premiado, estuvieron a punto de privar a Alberto Guerra de la victoria en el certamen. Las dudas del jurado quedan perfectamente reflejadas en las declaraciones de Leonardo Padura, uno de sus miembros: "No resultó fácil tomar la decisión que otorga el premio a "Los heraldos…" sobre el relato "No hay regreso para Johnny", de David Mitrani, porque ambos relatos tenían la peculiaridad de contar la misma historia, que se resume en esta otra historia (que quizás algún día se convierta en mi historia…): un amigo de Guerra le contó a éste sus increíbles aventuras durante el traslado de un colchón por las calles de La Habana. Y un día Guerra le contó esta historia a Mitrani, quién le pidió permiso para escribirla. Ya escrita… Guerra la leyó y le pidió entonces permiso a Mitrani para escribir la historia de su amigo a partir de la historia escrita por Mitrani y hacer así su propia historia…".

Entre los proyectos inéditos del joven narrador habanero, es ya casi una realidad -por su avanzado estado de redacción- la novela titulada Dulces apariencias, que cuenta la extraña relación de amistad establecida entre el protagonista de la historia, Abelardo Expósito, y un mexicano al que, después de haber conocido casualmente, parece en principio que nunca volverá a ver. Pero un buen día el mexicano se presenta en la casa de Abelardo Expósito y queda deslumbrado por la novia de éste, la joven Yudelkis. Entretanto, un escritor vecino del protagonista anda buscando en su entorno inmediato algunos temas de la realidad que puedan dar forma a su próxima novela; enterado de ello el mexicano, que es también escritor, convoca en casa de dicho vecino de Abelardo una reunión en la que, tras una tensa espera, parece evidente que no van a presentarse ni el mexicano ni Yudelkis. Será entonces cuando el escritor falto de inspiración encuentre el argumento de su próxima historia.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.