A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
LiteraturaBiografía

Guarini, Battista (1537-1612).

Poeta y humanista italiano, nacido en Ferrara el 10 de diciembre de 1537 y fallecido en Venecia el 7 de octubre de 1612. Recordado tanto por la calidad de su obra literaria -en especial, de su tragicomedia Il pastor Fido (El pastor Fido, 1580)- como por su rivalidad literaria con Torcuato Tasso (1544-1595) -con el que, a pesar de estas discrepancias estéticas, mantuvo buenas relaciones de amistad-, era bisnieto del gran pensador pre-humanista Guarino Guarini de Verona (1374-1360), más conocido como Guarino Veronés o Veronese.

Nacido siete años antes que su antagonista Tasso, vivió desde su niñez rodeado de un exquisito ambiente humanista heredado de su célebre antepasado, lo que le brindó buenas oportunidades para dedicarse al estudio y a la creación literaria. Sus padres, Francesco e Orsina Machiavelli, conscientes de su precocidad intelectual, le enviaron a muy temprana edad a Pisa para que ahondara allí en su formación académica.

A su regreso a Ferrara, las autoridades de su ciudad natal, seducidas por la fama de sabio precoz que ya le adornaba, le hicieron responsable, a pesar de su juventud, de las cátedras de Poética y Retórica de la universidad local. Tras varios años impartiendo lecciones en dicha cátedra -a la que había accedido antes de haber cumplido los veinte de edad-, Battista Guarini, que había heredado una considerable fortuna, mejoró aún más su posición social y económica casándose en 1564 con Taddea di Niccolò Bendidio, dama perteneciente a una de las familias más ilustres de la ciudad.

Su prestigio intelectual se extendió pronto por toda Italia, por lo que la familia Gonzaga le invitó a trasladarse a Padua, ciudad que gozaba, a la sazón, de una animada vida literaria. Allí, el joven Guarini tuvo ocasión de incorporarse a la célebre Accademia degli Eterei, de la que también formaba parte Torcuato Tasso, quien, a partir de entonces, compartió una honda amistad con el humanista de Ferrara.

Hacia 1567, cuando contaba treinta años de edad, Battista Guarini retornó a su cuna y entró al servicio de Alfonso II de Este, duque de Ferrara (1533-1597), con lo que dio inició a una tensa carrera cortesana que, a la postre, habría de proporcionarle más enojos y sinsabores que satisfacciones. Por aquel tiempo, cultivaba la poesía, el estudio y, en general, la creación literaria como pasatiempo; pero, consciente de que con estas actividades no podría ganarse la vida, decidió hacer carrera en la Corte y se convirtió en diplomático, cargo que revela la confianza depositada en él, en un principio, por el duque de Ferrara.

Realizó diferentes misiones diplomáticas en la década de los años setenta, la principal de las cuales le condujo hasta Polonia para negociar allí, entre 1574 y 1575, las aspiraciones sucesorias de su Señor. Pero, en general, en la corte de la Casa de Este tuvo muchos problemas, ya que el carácter déspota y atrabiliario de Alfonso II -que condenó, entre otros, a Tasso a una larga reclusión en el manicomio de Santa Ana- no era propicio para el florecimiento de ese humanismo intelectual que seguía encarnando Guarini. Para colmo, Torcuato Tasso, declarado poeta oficial de la Corte, se llevaba todos los honores literarios; y, cuando el autor de la Jerusalén libertada cayó en desgracia, Battista Guarino, que le sucedió como poeta oficial, ya estaba harto desengañado de las veleidades arbitrarias de Alfonso II y, en general, de las inquinas y mezquindades de la mayor parte de los cortesanos (muchos de los cuales, viéndole próximo al favor del duque, procuraban calumniarlo para que fuera también defenestrado).

Desengañado de estas asechanzas palaciegas, hacia 1580 determinó abandonar la Corte y, con ella, sus labores de diplomático, para retirarse a un lugar tranquilo donde, libre de las envidias e inquinas ajenas, pudiera consagrarse a la creación literaria. Entró, entonces, al servicio de Carlos Manuel I de Saboya (1562-1639), quien, con tan sólo dieciocho años, había sucedido en el ducado a su padre, Manuel Filiberto (1528-1580). Por aquella época, feliz con el nuevo giro que había tomado su vida, comenzó a escribir su obra maestra, Il pastor Fido, a la que habría de dedicar tres años de redacción (1580-1583); pero no logró pasar mucho tiempo al servicio del poderoso señor de Saboya, porque el duque de Este, airado por la marcha de su poeta oficial, le exigió que retornase a la Corte de Ferrara.

Guarini, cargado de hijos en los que había consumido su hacienda y sin otros beneficios que los derivados de su dedicación a las Letras, se vio forzado a regresar al lado de Alfonso II. En la Corte de Ferrara pasó otro largo período hasta que, por discrepancias con otros destacados miembros de la Casa de Este, decidió marcharse de allí, de forma definitiva, en 1588.

Pasó, entonces, a servir a otros poderosos señores, como el duque de Mantua, el de Toscana y, finalmente, el de Urbino. Por aquellos años postreros de su vida, a pesar de que su fama literaria había ido en ascenso, padeció numerosas desgracias que ensombrecieron tenebrosamente su vejez. Primero enviudó, y poco después, lleno de pesar por la pérdida de su esposa, supo que su hija Ana, celebérrima cantante y virtuosa del laúd en la corte de Ferrara, había sido asesinada por su propio esposo (quien la acusaba, injustamente, de un delito de adulterio que, al parecer, la infortunada víctima no había cometido). El uxoricida, Ercole Trotti, había acabado con su desventurada esposa contando con la ayuda de un hermano de ella, de nombre Alessandro, hombre iracundo y pendenciero que ya había ocasionado numerosos disgustos al viejo Guarini, con el que había pleiteado en varias ocasiones.

Asentado, finalmente, en Roma, Giovanni Battista Guarini gozó del reconocimiento de las nuevas generaciones de escritores, que en 1611 le aceptaron como miembro de pleno derecho en la famosa Accademia degli Umoristi. En el otoño del año siguiente, durante una estancia en Venecia, la muerte puso fin a su agitada existencia.

Obra

Battista Guarini se dio a conocer como poeta por medio de numerosas composiciones que, en la estela de las ya antiguas Rimas de Petrarca (1304-1374), delataban su amor por el primer humanismo italiano. Además, destacó como prosista por su excepcional Discorso sulle cose di Polonia (Discurso sobre las cosas de Polonia, 1575), una interesantísima crónica de lo que había observado durante la misión diplomática que le había llevado a tan alejado reino.

Pero fue, sobre todo, un celebrado autor dramático, responsable de una comedia muy aplaudida en su tiempo, L'idropica (La hidrópica, 1584), y de la archifamosa tragicomedia pastoril Il pastor Fido (El pastor Fido, escrita entre 1580 y 1583, aunque no fue impresa hasta 1590). Se trata de una pieza en verso, conformada por un prólogo y cinco actos, que habla de los obstáculos que, en la consumación de su amor, encuentran dos jóvenes parejas de pastores (Mirtillo y Amarilli, y Silvio y Dorinda). La acción desemboca, tras muchas incidencias, en un final feliz para los enamorados, descrito por medio de un poderoso verbo musical y una rica sensualidad colorista.

Con esta bella fábula, testimonio perfecto de la estética barroca, Guarini quiso ofrecer un contrapunto a la Aminta (1579), de Torcuato Tasso, caracterizada por una mayor presencia de elementos dramáticos. Su Fido alcanzó también el éxito popular y generó una encendida controversia entre los teóricos de la literatura, ya que los defensores de la pureza de los géneros teatrales (es decir, los autores y críticos aristotélicos) renegaron de las mezclas e innovaciones introducidas por Guarini. Esta polémica, que el propio humanista de Ferrara resumió en su obra teórica Compendio de la poesía tragicómica (1601), se prolongó en el teatro europeo a lo largo de todo el siglo XVII, hasta alcanzar la centuria siguiente.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.