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PinturaBiografía

Grünewald, Mathias (1480-1528).

Pintor alemán llamado Mathis Neithardt Gothardt, nacido en Würzburg en 1480 y muerto en Halle en 1528. El seudónimo con que se le conoce no aparece en los documentos de la época, sino que se lo adjudicó erróneamente su biógrafo Sandrant. Existe una falta de noticias documentales sobre su persona lo que hace difícil la reconstrucción de su vida, especialmente su etapa juvenil. En 1510 se encontraba activo en Maguncia como ingeniero hidráulico de la catedral, al mismo tiempo que era pintor de la corte de Urial von Gemmingen, arzobispo de la ciudad, para el que también dirigió la reconstrucción del castillo de Aschaffenburg. Entre 1512 y 1515 estuvo trabajando en la construcción del gran políptico para la iglesia del convento de San Antonio, en Isenhein. En 1516 volvió a Maguncia para trabajar al servicio del nuevo arzobispo Alberto de Brandeburgo. Diez años después tiene que abandonar esta ciudad debido a las sospechas de simpatizar con el movimiento de revuelta campesino y con los luteranos. Los últimos años de su vida los pasa en Frankfurt y La Haya, ocupándose del comercio de pinturas y de trabajos de ingeniería hidráulica.

La primera pintura que con seguridad le pertenece Cristo escarnecido, de Munich, realizado hacia 1504, manifiesta el contacto de su pintura con la de Hans Holbein el Viejo.

Representa al místico cristiano, lleno de sentimiento poético trágico y expresionista. Su lenguaje se aparta totalmente del clasicismo italiano, eligiendo conscientemente la tradición del expresionismo gótico como vehículo de su particular y desgarradora visión religiosa. Sus crucifixiones, en Basilea y Washington, son todo un arrebatado manifiesto sobre los profundos fundamentos de una fe que cree en un Dios hecho hombre, que sufre los dolores de la tortura y los espasmos de la muerte, como un hombre más. Su cuerpo no refleja la perfección de las proporciones sino la angustia suplicante y la deformidad agónica.

El impacto expresivo de las figuras de Grünewald no ha sido igualado hasta la pintura de nuestro siglo.

Hacia 1520 pinta las puertecillas del altar de Heller, con las escenas de Santa Isabel y Santa Lucía y San Lorenzo y San Ciriaco, presenta figuras monocromas, de gran monumentalidad, con paisajes en claroscuro y refinadísimos juegos de ropajes. Todo revela la intención de el artista de equipararla a la tabla central que había sido pintada por Durero.

Al altar de Isenhein, de 1512 a 1515, pertenecen la tablas de la Anunciación, la Resurrección y la Alegoría de la Natividad, además de las grandiosas figuras de San Sebastián y San Antonio Abad, y las inquietantes escenas de Los santos eremitas y Las Tentaciones. En ellas desarrolla una intensa riqueza de efectos lumínicos y una armonía cromática que manifiestan un estado de alegre exaltación, frente al sentido de horror y de angustia de otras representaciones. Toda su obra manifiesta el conflicto entre la conciencia desesperada de pecado y la ilimitada confianza en la gracia que se encuentra en las raíces mismas de la reforma protestante.

Las últimas obras del artista La Virgen con el Niño de Stuppach, la tabla de Karlsruhe, con las escenas de La Crucifixión y La subida al calvario y el Encuentro de los santos Erasmo y Mauricio, muestran una concentración espiritual casi visionaria, de enorme carga emocional, características propias de toda su obra.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal.