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PolíticaBiografía

Grey, Charles Grey, Conde de (1764-1845).

Político británico, nacido el 13 de marzo de 1764 en Falloden, dentro de la comarca inglesa de Northumberland, y muerto el 1 de julio de 1845 en Howick, también perteneciente a Northumberland. Fue conocido además, a partir de 1807, con los títulos de Vizconde de Howick y de segundo Conde de Grey. Como miembro del partido liberal (Whig), destaca como hecho más importante dentro de su amplia carrera política la ostentación del cargo de Primer Ministro desde 1830 hasta 1834; su gabinete hizo historia por conseguir la aprobación de la ley de reforma electoral británica, Reform Act, en 1832.

Grey consiguió introducirse en el mundo político inmediatamente después de finalizar su convencional carrera académica en Eton y Cambridge. En 1876, con veintidós años de edad, fue elegido miembro de la Cámara de los Comunes por el distrito electoral de Northumberland. Desde el primer momento entró dentro del círculo de jóvenes aristócratas de la ciudad de Londres, donde tomó contacto con personalidades tan señaladas como el político Charles James Fox, el dramaturgo Richard Sheridan y el Príncipe de Gales (modelos a seguir para él). Dotado de un atractivo personal arrollador, Grey se convirtió enseguida en el principal portavoz y el líder de las críticas que, desde este círculo, se lanzaron al partido conservador, que estaba en el gobierno durante estos años. Su actividad se dirigió desde el principio hacia la consecución de una reforma electoral que permitiera la posibilidad de una representación más equitativa de las clases medias y medias-bajas. Para lograr este objetivo, creó en 1792 la Sociedad de Amigos del Pueblo, que trató de involucrar en su lucha a estos grupos sociales. Por todo ello, fue considerado uno de los miembros más radicales dentro del grupo liberal, calificación que se corroboró tras su toma de posiciones en los acontecimientos de la Revolución Francesa y de la Revolución Americana, hasta el punto de provocar fuertes disidencias dentro del Partido. Dentro del parlamento, la acción gubernamental también se vio afectada por el conflicto francés. Fox, por aquel entonces en el gobierno, nunca trató de disimular sus simpatías por la nueva Francia; este hecho, unido a otras medidas un tanto extremistas y represivas que adoptó, terminaron por obstruir la labor gubernamental al quedarse el gabinete sin una mayoría que le respaldara. Así fue como fracasó el primer intento de Grey para reformar el parlamento. Este contratiempo motivó un ligero abandono de la actividad política y una aparente mitigación de sus críticas por la continuación de la guerra contra Francia. Durante este paréntesis, contrajo matrimonio con Elizabeth Ponsoby, hija de un importante liberal irlandés, lo que provocó en su nueva actitud una sensibilidad especial por la causa católica, que también le proporcionó numerosos conflictos.

Con la muerte de Pitt en 1806, William Wyndham Grenville le sucedió como Primer Ministro en el nuevo gobierno de coalición, en el que reapareció Grey como Lord del almirantazgo. Al morir Charles James Fox, Grey le sucedió en el ministerio de Asuntos Exteriores, aunque, debido a las controversias mantenidas con el rey sobre su postura frente a la religión católica, sólo ostentó el cargo durante un año, y sin poder actuar con libertad política y capacidad de ejecución. Al hacerse pública su condición de simpatizante del catolicismo, perdió su asiento en la Cámara de los Comunes, y después en la de los Lores. Solamente cuando el Príncipe de Gales, Guillermo IV, ocupó el trono y Robert Banks Jenkinson, segundo conde de Liverpool, ocupaba el puesto de Primer Ministro, Grey se reintegró plenamente a la vida pública, coincidiendo con el final de la guerra contra los franceses. Más que liderar, se convirtió en guía del destruido y desvanecido partido liberal, entre 1815 y 1830, retrasando cualquier intentona de activar la reforma parlamentaria, que en esas condiciones estaría condenada al más absoluto de los fracasos. Fue a partir de 1830, con la transformación de la situación política tras la caída del gabinete de Liverpool y del Duque de Wellington del poder, cuando a Grey se le presentó su oportunidad. La Bill Reform de Grey intentó desarrollar medidas amplias de reforma, para satisfacer a la opinión pública sin alterar los principios básicos de la constitución aristocrática, es decir, sin irritar a los conservadores. En 1831, por tanto, presentó su proyecto de reforma parlamentaria y del sistema representativo. La subsiguiente tormenta política que se desató quedó reflejada en la dureza de los debates parlamentarios y provocó una crisis gubernamental. Grey consiguió mantener su proyecto gracias al apoyo que la mayoría de los votantes de la alta burguesía le otorgó. El principal problema al que se enfrentó fue el rechazo constante de la Cámara de los Lores, cuyos miembros mantuvieron hasta finales del siglo XIX el derecho a ejercer un voto suspensivo para cualquier proyecto de reforma de ese calibre. Grey solicitó entonces la ayuda del rey, que amenazó con realizar nuevos nombramientos para dicha Cámara, que permitirían equilibrar las posturas si los existentes se negaban a colaborar. Con esta acción, Grey consiguió su propósito y, tras una grave crisis, fue aprobada en 1832 la Reform Bill.

A pesar de la controversia que provocó su implantación, la reforma no fue tan revolucionaria como se pensó en un primer momento, y no consiguió satisfacer ni a los radicales, ni a los trabajadores, ni a los conservadores. Por una parte, sirvió para reestructurar las circunscripciones electorales, lo que hizo posible repartir ciento cincuenta y cuatro escaños entre importantes ciudades que hasta entonces carecían de representación. Igualmente, desaparecieron, como cabía esperar, más de media centena de pequeños burgos. Sin embargo, la legislación no tuvo en cuenta ni la proporción entre el nivel de población y la representación, ni la proporcionalidad entre las distintas partes de Gran Bretaña, por lo que todavía se mantenían diferencias importantes entre los burgos y los condados. En líneas generales, con la reforma se dio el primer paso para que el parlamento fuera una representación real de una sociedad cada vez menos aristócrata y terrateniente, mientras crecía una burguesía que comenzó de esta forma su actividad política. El volumen de votantes aumento ligeramente de un 11% en 1831 hasta un 18% en 1833. La reforma tampoco evitó la corrupción electoral, pues el voto siguió siendo público hasta 1872; se votaba bien a mano alzada, bien por escrito, incluyendo, además del nombre del candidato, el del votante. Prueba de las grandes irregularidades que se cometían es el hecho de que existieron personalidades que votaban por el lugar de nacimiento, por la universidad donde habían estudiado y por el lugar donde trabajaban.

A pesar de todo lo señalado, no se puede olvidar la importancia de este acontecimiento, por el camino sin retorno que abrió. La principal clase social beneficiada fue la burguesía: si ya ostentaba por aquellos años el poder económico, a partir de 1832 adquirió la posibilidad de conseguir el poder político.

En las elecciones de 1833, el resultado coronó el éxito sin paliativos del partido Whig y de su protagonista Charles Grey. Sin embargo, el tema religioso siguió abriendo fisuras en su propio partido. Los católicos habían conseguido su emancipación en 1830, y en 1833 Grey fue acusado de utilizar el apoyo recibido por la puesta en marcha de la reforma para hacer extensivas las reformas a las relaciones entre Iglesia y Estado. Estos nuevos enfrentamientos provocaron la retirada de Grey, que se jubiló de la vida política en 1834, para dedicarse por completo a su extensa familia, formada por quince hijos de su único matrimonio con Elizabeth.

Autor

  • Eva Mª De Miguel Ceballos