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PolíticaHistoriaBiografía

Graco, Tiberio Sempronio (tribuno romano, 162-133 a.C.).

Hermano mayor de Cayo Sempronio Graco. Nació en el 162 y murió en el 133 a.C. Se distinguió en la guerra de África a las órdenes de Escipión, siendo el primero que subió a la muralla de Cartago. Elegido cuestor en el año 137, acompañó al cónsul Mancino a la guerra de España, y habiendo sido derrotados los romanos y envueltos por los numantinos, se vieron obligados a parlamentar, no consintiendo los bravos españoles en entenderse sino con Tiberio Graco, cuya honradez y lealtad conocían ya. Al atravesar la Etruria, le llamó la atención el estado de miseria espantosa en que se hallaban los cultivadores, y la creciente despoblación de Italia, por el monopolio que ejercían los patricios en la explotación de las tierras del dominio público. Comprendió la necesidad de dar una ley agraria que arreglase la manera de verificar dicha explotación, poniendo un límite a las tierras que hubiera de cultivar cada propietario, a fin de que los ricos no pudieran apoderarse de todas, y distribuir en lotes a los pobres las que dejaran libres. Con este proyecto se presentó como candidato al tribunado, y fue elegido en el 135; inmediatamente presentó el proyecto de ley, que se llamó ley sempronia, y que encontró una violenta oposición entre los patricios y senadores. A esto se agregó el oponer su veto el tribuno Octavio, que disfrutaba grandes extensiones del dominio público, y se veía solicitado por las halagüeñas promesas del senado, además de la envidia con que miraba la creciente popularidad de su colega. Decidido Tiberio a llevar adelante su pensamiento y contando con la confianza del pueblo, reunió los comicios e hizo destruir a Octavio; en seguida imaginó otras muchas reformas, encaminadas todas a dar mayor influencia al elemento popular, pero advirtiendo que le iba a faltar tiempo, trató de hacer prolongar sus poderes por un año más, lo cual dio consistencia al rumor que esparcían sus enemigos de que aspiraba a la soberanía. El día señalado para la elección se presentaron éstos resueltos a impedirla, y acudieron al cónsul Mucio Escevola, solicitando que declarase la patria en peligro, proclamara la dictadura y proscribiera a Tiberio. Entretanto recibió éste la noticia de que se atentaba contra su vida, y en la imposibilidad de hacerse oír en medio del tumulto, llevó las manos a su cabeza para dar a entender el peligro en que se hallaba. En el momento gritan sus enemigos que pide una corona, y el senador Escipión Nasica, después de instar inútilmente al cónsul para que adopte medidas violentas exclama: «Puesto que el cónsul se niega a salvar la república, síganme los que quieran defender las leyes.» Y seguido de una turba de senadores con sus esclavos, armados todos de palos, y restos de los bancos del foro hechos pedazos, se lanzan sobre la multitud, la dispersan a golpes, y dejan solo a Tiberio, el cual, tratando de huir, tropieza y cae; su colega Publio Satureyo le descarga un golpe en la cabeza, y los demás lo acaban de matar y arrojan su cuerpo al Tiber. Algunos de sus amigos fueron también muertos y la ley quedó sin efecto.

Autor

  • Sagrario Arenas Dorado