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HistoriaPolíticaBiografía

González, Valentín o "El Campesino" (1909-1983).

Jefe de milicias comunista durante la Guerra Civil de España nacido en Malcocinado (Badajoz) el 9 de noviembre de 1909 y fallecido en Madrid el 20 de octubre de 1983. De extracción social baja, su padre era un obrero anarquista que tuvo graves problemas con la justicia y que en 1937 fue ajusticiado, junto a su hija, por el procedimiento del garrote vil. Por su situación, comenzó a trabajar como minero en Peñarroya con tan sólo ocho años; según la leyenda (pues no hay datos seguros que confirmen este hecho), mató a cuatro miembros de la Benemérita en 1927; tras este hecho, hubo de esconderse. Poco antes de la proclamación de la República, volvemos a tener noticias de este revolucionario español, convertido ahora en un modesto contratista de obras; por esa época, según sus propias declaraciones, ingresó en el PCE (en opinión de otros, esto sólo ocurrió al estallar la guerra).

Tras el alzamiento del 18 de julio, ingresó en el mítico Quinto Regimiento, donde pronto se hizo famoso; poco después, al mando de una unidad en el frente de la sierra de Madrid, su prestigió fue en aumento y llegó a ostentar la divisa de teniente coronel. Participó en las principales batallas de la Guerra Civil, como las de Jarama, Guadalajara, Brunete, Belchite o Teruel (en la que la división 46, a su mando, fue directamente responsable de la pérdida de la ciudad, con lo que se ponía punto final a un mito). Héroe para unos, anarquista encubierto, un torpe estratega (opinión de Antonio Cordón) y hasta un cobarde fanfarrón para otros (ese es el calificativo que le dedica el republicano Juan Modesto, en Soy del Quinto Regimiento, y también Ramón Salas, en Historia del Ejército Popular de la República), su figura es una de las más polémicas entre los mandos del Ejército de la República Española.

Julián Zugazagoitia, en su fundamental Guerra y vicisitudes de los españoles, da de él un penetrante retrato: “En aquellos combates [se refiere a las escaramuzas en Guadarrama en 1936] asoma por primera vez como guerrillero intuitivo y valiente, que no como soldado, el Campesino. Bravo como el que más de sus hombres, se preparaba, sin saberlo, para una popularidad que sería la causa de su anulación posterior. En la sierra, sin otro cometido que el de ser constante y tenaz, estaba en su elemento. Lo suyo era la guerrilla, y quien le metió en otros dibujos, que no iban con su mentalidad, lo invalidó como fuerza de provecho”.

Cuando se acercaba el final de la contienda, escapó a Orán desde el puerto de Málaga; desde allí, marchó a la URSS e ingresó en la Academia Militar Frunze de Moscú, de la que fue expulsado y enviado a un campo de concentración en los Urales. Logró escapar y pasó a Irán, desde donde fue devuelto por las tropas británicas a la Unión Soviética para ser encerrado de nuevo en el campo de concentración de Verkuta; evadido una vez más, llegó a Moscú, fue recibido por Kalinin, jefe del Soviet Supremo, y consiguió su ayuda para marchar de nuevo a Irán. Poco después, Valentín González se instaló en París, desde donde amenazaba con pasar a España con un poderoso grupo de guerrilleros, aunque nunca llevó a cabo este proyecto.

Aunque algunos lo dieron por muerto en Siberia en 1943, continuó viviendo en Francia, en la ciudad de Metz, y logró introducirse en España en numerosas ocasiones; en su retiro de la región de Lorena, El Campesino pudo vivir gracias a la ayuda de una sociedad benéfica, pues no contaba con ninguna otra fuente de ingresos. Todavía hay en su biografía otras páginas con anécdotas rocambolescas, como su presencia -con la lógica sorpresa de los asistentes- en un juicio por su supuesto asesinato, o bien su estancia en Cuba justo antes de que Fulgencio Batista se hiciese con el poder. Nunca dejó de sorprender con sus escritos, como un artículo de Gaceta Ilustrada de 1976 en que afirmaba ser el padre de la astronauta rusa Terechkova.

Desde que logró fugarse de la URSS, su anticomunismo fue haciéndose cada vez más claro y rotundo; llegada la democracia a España en 1975, publicó una carta en un afamado semanario español, Cambio 16, donde renegaba de su pasado, ponía en jaque al comunismo y el fascismo, apostaba por un modelo de convivencia en democracia y, en último término, recomendaba votar al PSOE. Poco después, regresaba a España para morir en ella, sin abandonar su ideal de una Tercera República Española basada en el honor, la patria y la libertad. La evolución ideológica de El Campesino se plasma en tres de sus libros: Vida y muerte en la URSS (1951), Comunista en España y antiestalinista en la URSS (1952) y Yo escogí la esclavitud (s. a.).

Bibliografía

  • M. RUBIO CABEZA, Diccionario de la Guerra Civil Española, Barcelona, 1987.

  • C. ZARAGOZA, Ejército Popular y militares de la República (1936-1939), Barcelona, 1983.

Autor

  • agm