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HistoriaBiografía

González Dávila, Gil [descubridor] (1480-1526).

Administrador colonial y descubridor español, nacido en 1480 en Ávila y muerto en territorio español hacia 1528, que descubrió Nicaragua y Honduras, territorios que le arrebataron luego Pedro Arias Dávila y Hernán Cortés.

Fue hidalgo, caballero y criado del obispo Fonseca, como señaló Las Casas. Se licenció en Leyes y embarcó para la isla Española el 10 de julio de 1509 en la nao Santa María la Antigua, perteneciente a la flota en la que viajaba a América Diego Colón; estuvo en Indias poco tiempo, pues regresó a España en 1510. Al año siguiente fue nombrado contador de la Española, a donde partió para hacerse cargo del empleo. Aparte de ejercer de contador y regidor de Santo Domingo, Dávila obtuvo un buen repartimiento de indios en 1514: la cacica Catalina de Ayabibix, con 112 personas de servicio y seis viejos; el cacique Vallejo con 20 personas de servicio más un viejo y un niño; y el cacique Antón Galindo, con 26 personas de servicio dos viejos y un niño, así como 42 naborías de casa.

González Dávila regresó a España en 1515 y en 1518 trabó amistad con el piloto Andrés Niño -hijo del piloto del mismo nombre, según Las Casas, o el famoso piloto, según Fernández de Oviedo- que estaba al tanto de lo ocurrido en Panamá tras el ajusticiamiento de Balboa. González Dávila, Niño y el contador Andrés de Cereceda hicieron compañía para explorar la costa de la Mar del Sur, en latitudes septentrionales a las de Chira, donde había llegado Hernán Ponce. Pensaron además utilizar los mismos barcos de Balboa había construido para ello y se los pidieron a Fonseca, que se los concedió. Firmaron una capitulación para dicho descubrimiento en Barcelona, 18 de junio de 1518 en la que González Dávila fue nombrado jefe de la expedición. En 1519 reclutaron 200 hombres y fletaron tres navíos, a bordo de los cuales se embarcaron otros dos por piezas, que debían llevar para armarlos en la costa de la Mar del Sur, después de transportarlos por tierra a través del istmo.

El verdadero objetivo de la expedición es algo dudoso, sin embargo, estuvo muy relacionado con el viaje de Magallanes que entonces se alistaba en España. Aseguraron que tratarían de encontrar un estrecho interoceánico al norte de Panamá, pero el factor portugués de Sevilla denunció a su monarca que pretendían descubrir mil leguas con dirección a Poniente, por la Mar del Sur, para llegar al Catay o China.

La armada de González Dávila y Andrés Niño llegó a Acla en 1520. Presentaron su capitulación a Pedro Arias Dávila, pero éste les puso toda clase de obstáculos, hasta que finalmente, por consejo de Alonso de la Puente y Diego Márquez, hicieron a Pedro Arias Dávila partícipe de la empresa con 300 pesos. Se alistaron cuatro naves en el Pacífico, que estuvieron listas el 21 de enero de 1522, cuando zarparon de la isla de las Perlas (los preparativos habían tardado dos años).

La expedición siguió rumbo norte, pero se estropearon las embarcaciones y los recipientes de agua. Tomó tierra al llegar a la punta Barica, donde González Dávila penetró hacia el interior con cien hombres, mientras que Andrés Niño se quedó allí con las naves esperando un bergantín que debía volver de Panamá con pez para reparar las embarcaciones. Una vez calafateadas las naves, Niño seguiría por la costa al norte unas 80 o 100 leguas, donde buscaría un puerto para reunirse con Dávila. El que primero llegara al golfo de San Vicente esperaría al otro.

Dávila penetró hacia el interior con mucha dificultad y descubrió las tierras del cacique Nicoya en las que obtuvo un buen botín de oro, bautizándose sus súbditos. Pasó luego a tierra del cacique Nicarao (o Nicoraguamia), que se encontraba en la actual Nicaragua, cerca de la actual Rivas, a orillas de un gran lago. González Dávila fue agasajado de nuevo, pero fue atacado cuando quiso abandonar dicho territorio. Descubrió un gran lago situado a tres leguas de la Mar del Sur y decidió explorarlo, pensando que podía ser el paso interoceánico; halló así el lago de Nicaragua y la isla de Ometepe.

Niño, entre tanto, cruzó por el golfo de Nicoya y llegó al puerto de la Posesión (tomó efectivamente posesión), siguiendo hasta el golfo que bautizó como Fonseca. Desde allí navegó hasta el golfo de San Vicente, donde se unió con González Dávila. Juntos regresaron a Panamá, donde llegaron el 25 de junio de 1523 con las naves en mal estado y más de 90.000 pesos de oro que fueron fundidos de inmediato, separando el quinto. En Panamá tuvieron que sufrir las exigencias de Pedro Arias y Dávila decidió huir a Santo Domingo. En la Española envió el oro al emperador y le pidió el gobierno del territorio que había descubierto. Pedro Arias Dávila se apresuró entonces a mandar conquistarlo a Hernández de Córdoba, asegurando que pertenecía a su jurisdicción.

González Dávila obtuvo la autorización solicitada y fue a su conquista al año siguiente, pensando además encontrar el desaguadero del lago de Nicaragua. Para evitar a Pedro Arias, Dávila desembarcó en Honduras acompañado de Niño (1524), pensando alcanzar Nicaragua desde la costa atlántica. Bajó en Puerto Caballos y cerca del cabo Tres Puntas y fundó la población de San Gil de Buena Vista (1524). Preguntó a los naturales donde había oro y éstos le aconsejaron ir al valle de Olancho, hasta donde fue a buscarle Hernández de Córdoba por mandato de Pedro Arias Dávila.

Hernán Cortés supo los descubrimientos de Dávila y consideró también que el territorio le correspondía, por lo que envió a Honduras a Olid y luego a Alvarado. Dávila derrotó sucesivamente a Hernández de Córdoba y luego a Hernando de Soto, quitándoles el botín de oro que habían logrado. Llegó entonces Olid, que cogió prisionero a Dávila, así como también a Francisco de Las Casas, otro enviado de Hernán Cortes para sojuzgar a Olid, que se había alzado contra Cortés. Los prisioneros lograron sobornar a sus vigilantes y una noche agredieron a Olid, quien fue destituido pero logró huir; sería capturado y condenado a muerte en 1524.

Casas se hizo entonces dueño de la situación. Se incautó del mando en nombre de Cortés, capturó a González Dávila y le envió preso a México. El descubridor de Nicaragua fue así a parar a la Nueva España, desde donde logró regresar a España para reivindicar sus derechos. Murió allí en 1528 con la amargura de saber que Pedro Arias Dávila le había arrebatado su descubrimiento de Nicaragua y Hernán Cortés el de Honduras.

Bibliografía

  • BENZO DE FERRER, Vilma. Pasajeros a la Española, 1492-1530. Santo Domingo, 2000.

  • FERNANDEZ DE OVIEDO, Gonzalo. Historia General y natural de las Indias. Madrid, Atlas, 1959 (5 vols).

  • LAS CASAS, Bartolomé. Historia de las Indias. t. I y II de las Obras completas de..., Madrid, Atlas, 1957.

MLS

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