Gerson, Jean (1363-1429).
Teólogo y filósofo francés, nacido en Gerson (Champagne) en 1363 y muerto en Lyón en 1429. Su nombre fue Jean Le Charlier, pero es más conocido con el nombre de su pueblo natal (latinizado: Joannes Arnaudi de Gersonio); también fue conocido como Doctor christianissimus y doctor consolatorius. A los catorce años entró a estudiar en el Colegio de Navarra de París, bajo el magisterio del gran sabio, teólogo y cosmógrafo, Pierre d'Ailly; a él, más adelante, le dedicaría el tratado De vita spirituali animae.
En 1395, Gerson sustituyó a su maestro como canciller de la Universidad de París. Ya a tan joven edad, era conocido por su capacidad intelectual y buen talante, que le llevó a defender a los procesados por problemas de fe, como Jean de Montenson. Pronto se dio a atajar los males del Cisma de Occidente, para lo que escribió el tratado Sententia de modo se habendi tempore schismatis, lo que le valió el apoyo de los papas de Aviñón y de Roma al mismo tiempo. Más adelante, desarrolló un papel importante en el Concilio de Constanza, donde se mostró partidario abierto de la doctrina del conciliarismo (superioridad del Concilio sobre el Papa).
Criticó la legitimidad del tiranicidio, frente a Jean Petit, y así se granjeó la enemistad de Juan Sin Miedo, duque de Borgoña, quien había ordenado el asesinato de Luis de Orléans; por ello, tuvo que exiliarse al monasterio de San Benito en Moelck, donde escribió De Consolatione theologiae. Regresado a Francia, se instaló en Lyón, donde murió. Allí hizo una gran labor científica en todos los órdenes, con tratados pedagógicos, obras místicas, artes predicatorias, comentarios y hasta algunos poemas latinos. En el terreno filosófico se esforzó por superar los contrastes entre formalistas (defensores de la necesidad de conciliar Filosofía y Teología), y terministas, que negaban la posibilidad de conocer a Dios naturalmente.
Convencido de la superioridad de la Mística con respecto a la Filosofía y a la Teología, se dedicó a profundizar en el neoplatonismo cristiano y en los grandes temas de la escolástica francesa. Sus principales obras filosóficas son Centiloquium de conceptibus, Centiloquium de causa finali y De concordia metaphysicae cum logica y De modis significandi; no obstante, la talla intelectual de Gerson fue el motivo por el que se le adjudicaron muchos títulos más, entre ellos la gran Imitatio Christi, durante largo tiempo atribuida a Thomas a Kempis. La paternidad de este importante título, en el que se transmiten los principios de la denominada devotio moderna, es aún dudosa.
