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HistoriaPolíticaBiografía

Garrido Tortosa, Fernando (1821-1883).

Activista político español, nacido en Cartagena en 1821 y fallecido en Córdoba en el año 1883. A los dieciocho años se instaló con su familia en Cádiz, ciudad en la que inició estudios de pintura, lo que le serviría para salir adelante en sus peores momentos. Tuvo ocasión de conocer el pensamiento fourierista cuando entabló amistad con Joaquín Andreu.

A los pocos años, en 1846, se trasladó a Madrid y, rápidamente, empezó a llevar a cabo una importante labor propagandística de sus ideas socialistas, escribiendo en periódicos efímeros como La Atracción, La Organización del Trabajo o El Eco de la juventud. Dentro del Partido Demócrata trató de organizar la corriente falansteriana. Garrido pronto dio con sus huesos en la cárcel. Fue condenado durante un año por su participación en la crisis de 1848, su militancia en sociedades secretas y por su actividad propagandística, hasta el extremo de que tuvo que emigrar a Londres ante la persecución a la que fue sometido en 1851. Durante esta etapa fue abandonando el fourierismo ortodoxo que le había caracterizado, ya que en la capital británica pudo entrar en contacto con alguno de los más importantes dirigentes revolucionarios radicales europeos. Aprovechó la coyuntura para, con el apoyo de alguna de estas figuras, crear el Comité Central Democrático Europeo.

Su vuelta a España no sería hasta la rebelión de 1854. Enseguida se opuso a Espartero con publicaciones como el periódico El Eco de las Barricadas, o opúsculos como Espatero y la revolución, textos en los que defendía posiciones antimonárquicas y democráticas, así que, de nuevo, Garrido tuvo que soportar el acoso de la justicia. Un año después de su regreso a España, vio la luz la que posiblemente fue una sus obras más importantes y con mayor repercusión, La república democrática federal universal. Escrita con un claro espíritu utópico, abogaba por la unión de las clases medias y obreras para conseguir una república que acabase con los manejos monárquicos y de las clases potentadas. Para él la república democrática debía ser un modelo que favoreciera a todas las clases sociales.

Cuando Espartero dejó el poder, Garrido tuvo que exiliarse de nuevo, esta vez en Portugal y Gibraltar. Cádiz volvió a acogerle en 1858, aunque aquí también tuvo conflictos con las autoridades judiciales. Su siguiente destino fue Barcelona, donde dio rienda suelta a su obra propagandística. Atacó duramente el presupuesto presentado por el gobierno en 1859, ya que dedicaba mayores partidas a las fuerzas armadas que a otras actividades más productivas. Garrido, seguramente acuciado por la necesidad económica, publicó en este período gran cantidad de obras. En todas ellas, como ocurre en La regeneración de España (1860), mantuvo su espíritu demócrata y advirtió de la necesidad de abrirse a los cambios políticos y sociales que se estaban produciendo en Europa. Ese mismo año apareció La democracia y sus adversarios, obra que supondría el inicio de las controversias, en el ámbito demócrata, entre socialistas e individualistas.

Por enésima vez tuvo Garrido que refugiarse en el extranjero, esta vez en París y Londres. Este exilio le sirvió para entrar en un contacto más directo con otros revolucionarios europeos como los rusos Bakunin y Herzen. Mantuvo en todo momento su labor literaria publicando textos políticos bajo seudónimo, en los cuales daba forma a lo que constituía su concepción del socialismo, basado sobre todo en el cooperativismo y el mutuallismo.

Cuando se inició la revolución de 1868, Garrido regresó a España. Para él, la Revolución de Septiembre tenía tintes espirituales, era la liberación definitiva del alma humana. Iba a ser una de las figuras claves en la introducción de la Primera Internacional, por los contactos que le facilitó en España a Fanelli. A pesar de lo cual, sus mayores esfuerzos se encaminaron a rearmar al Partido Demócrata, en el que se alineó en la corriente del republicanismo federal. Por este partido fue elegido diputado en la Cortes Constituyentes de 1872. Durante este período editó dos de las que serían sus obras más populares, Historia del reinado del último Borbón en España (1868-1869) e Historia de las clases trabajadoras (1870). También tuvo enfrentamientos políticos con los internacionalistas españoles, ya que Garrido defendió a capa y espada la acción política como arma de defensa de la clase trabajadora, motivo por el cual el gobierno de la I República española le destinó a Filipinas para hacerse cargo de la Intendencia de aquella colonia. Garrido no tardó en abandonar el puesto que le habían asignado, por lo que tuvo que volver a exiliarse en la capital francesa.

Regresó por última vez a España en 1879. Los pocos años que restaron hasta su muerte los dedicó a la publicación de más obras. La Restauración y el turno pacífico eran un buen material para sus críticas. Denunció la limitación de la libertad politica, la creciente influencia del clero y la explotación de las masas obreras a manos de la oligarquía económica.

Bibliografía

  • ELORZA, Antonio. El fourierismo en España. (Madrid, 1975).

  • MALUQUER DE MONTES, Jordi. El socialismo en España, 1833-1868. (Barcelona, 1977).

Autor

  • Victoria Horrilllo Ledesma